El británico Terence Davies pasará a la historia como un director exquisito, directo heredero de la tradición del austriaco Josef von Sternberg y el alemán Max Ophüls, con los que comparte su querencia por el melodrama más o menos desmelenado, de un refinamiento estético tan minucioso como obsesivo y un cuidado por la imagen inusual y exigente, señas de un estilo reconocible cincelado a lo largo de los años pero ya presente desde sus primeros cortometrajes a mediados de los años setenta.
No quiere decir esto que en su filmografía no se aprecien temas recurrentes: así, de los rasgos autobiográficos de ´Voces distantes´ (1988) y ´El largo día acaba` (1992), pasamos al desafío de la adaptación de obras literarias afines, como ocurre en ´La Biblia de neón´ (1995), basada en el clásico de John Kennedy Toole. A partir de entonces lo autobiográfico de la obra de Davies se difumina, sin dejar de estar de estar presente, para reconocerse en personajes literarios y, más adelante, en las vidas de artistas, en una declinación muy peculiar y personal del arquetípico biopic, en la orilla opuesta a la grandilocuencia y el reduccionismo del cine norteamericano.
En 1994 se inspira en la novela de Edith Warthon, autora de ´La edad de la inocencia´ para realizar el primer acercamiento importante a un personaje femenino de enjundia, el interpretado por Gillian Anderson en ´La casa de la alegría´ (2000). Ocho años separan esta y su siguiente película, el documental, ´Of time and the city´ (2008) centrado en su Liverpool natal, que ya había sido silencioso pero omnipresente protagonista de sus dos primeros largometrajes.
En 2011 realiza una de sus obras más importantes y aclamadas, ´The Deep Blue Sea´, basada en la novela de Terence Rattigan, en donde se aprecia una revisión de los mitos y tropos del cine clásico muy similar a la del director Todd Haynes. Los primeros años de la Gran Guerra serán el punto de partida de su siguiente película, ´Sunset Song´ (2018), esta vez basada en la novela del autor escocés Lewis Grassic Gibbon y nuevamente con un personaje femenino al frente. Una característica que se repetirá en su primer biopic y, de paso, una de sus mejores películas: ´Historia de una pasión´ ('A Quiet Passion', 2016), una intensa y devastadora aproximación a la vida de la poeta Emily Dickinson magistralmente interpretada por Cynthia Nixon.
Dos veces yo
Con todo lo escrito arriba no es de extrañar que Davies se interesara por adaptar a la gran pantalla la vida del poeta Siegfried Sasson, a partir de un guion, como suele ser habitual, firmado por él mismo. Primero, porque el escaso éxito de la obra del artista le permitía desarrollar su idea del "antibiopic" británico, centrado en un fracaso tanto artístico como existencial, y en el desgarro y la melancolía que conlleva.
En segundo lugar, porque la singular trayectoria de Sasson le permitía hablar a cara descubierta de algunas de las obsesiones que habían puntuado su obra hasta ahora: la homosexualidad (Davies es gay, como también lo fue Sasson), el pacifismo (en un acercamiento a un periodo histórico que ya había abordado en ´Sunset song´), la idea del arte y la religión.
Sasson, con todo, no fue ni mucho menos un fracasado, por mucho que su nombre se haya difuminado en el curso de la historia: sus poemas antibelicistas se hicieron muy famosos en su momento, tras servir para el Ejército Británico en la I Guerra Mundial, pero su mayor reconocimiento lo obtendría con su obra autobiográfica Trilogía de Sherston. Por sus méritos militares fue nombrado comendador de la Orden del Imperio Británico y recibió la Cruz Militar. Educado en el judaísmo, fue desheredado al casarse con una mujer católica y abrazar su religión.
Davies, por su parte, fue criado como católico por una madre profundamente religiosa, pero más tarde rechazó la religión, convirtiéndose al ateísmo. No sabemos hasta qué punto esta decisión estuvo relacionada con su reconocida homosexualidad. A pesar de ser padre de tres hijos, Sasson comenzó a vivir más abiertamente su condición sexual en el periodo de postguerra, iniciando una relación amorosa con el artista Gabriel Atkin.
En suma, Sasson es un personaje atormentado por numerosos flancos y acercándose a ´Benediction´ es complicado diferenciar cuando Davies está hablando de sí mismo y cuando está dedicándose a ilustrar las dudas, desencuentros, obsesiones y conflictos del propio Sasson. No importa, pues todo forma parte de la visión personalísima que el autor tiene del biopic y su relación particular y emocional con el protagonista, y ello es lo que hace del resultado un ejercicio más cercano, apasionado, epidérmico y fascinante.
La película ocupa un tiempo considerable a desarrollar las ideas del pacifismo del narrador y poeta, que en la historia tienen incluso más peso que su homosexualidad, sus simpatías socialistas o la religión, aunque todos estos factores formen parte de las contradicciones y dudas internas del protagonista. Llegado un momento en el que la guerra se estiraba en demasía, Sasson se negó a volver al servicio pese a las condecoraciones recibidas. Aquí tienen especial peso las ideas pacifistas de Bertrand Russell y Lady Ottoline Morell, a las que Davies recurre constantemente.
Fueron famosas las palabras de Sasson que ilustran este periodo de confrontación: "Creo que la guerra que una vez entré como una guerra de defensa y liberación, se ha convertido en una guerra de agresión y de conquista". Todo esto tiene en la película un reflejo fiel, cargado de la justa emoción.
'Benediction': amor y poesía en tiempos de guerra
Pero ´Benediction´ no solo habla de pacifismo, sexualidad y religión. También resulta importante la concepción que Sasson tenía del arte y la poesía, muy influida por el pensamiento del poeta Wilfred Owen, que fuera su camarada de guerra. Tras la guerra, Sasson se emplearía a fondo en dar a conocer ampliamente el trabajo de su amigo a un público más amplio, siendo su mentor a la hora de llevar a cabo una poesía en un primer momento muy deudora de Keats o Shelley.
Hoy en día, mientras Sasson está prácticamente olvidado, Owen es considerado como el poeta más importante de la I Guerra Mundial y esta paradoja constituye también uno de los motores centrales de la película, que intensifica su poso amargo y su carácter de antítesis a la biografía triunfalista al uso.
Con estos complejos y variados mimbres Davies reconstruye la vida del escritor en una película densa y compleja, preñada de desazón y amargura, formalmente algo abrumadora en su composición pictórica de cada secuencia, y tan hechizante por momentos como finalmente abigarrada y, lo que es peor, incluso fría. Resulta paradójico, y en gran medida frustrante, que una obra en la que su autor ha puesto tanto de sí resulte a fin de cuentas tan excesivamente calculada y solo se deje llevar por la emoción en ocasiones puntuales.
Tal vez el excesivo respeto por lo narrado, así como la evidente cercanía del autor al personaje retratado, ha sido lo que ha menguado la fuerza final del resultado. Vuela a gran altura el trabajo de todos los intérpretes, especialmente el del protagonista Jack Lowden. Como destaca ese conmovedor, brutal plano de cierre que habría sido el broche perfecto para la obra maestra que ´Benediction´, por diversos motivos, no consigue llegar a ser.