‘El bebé’ es una nueva comedia de terror coproducida con SKY, y producida por Sister y Proverbial Pictures, para HBO Max, por donde se está emitiendo capítulo a capítulo. Con ocho episodios de media hora, la serie presenta una mirada oscura y divertida de la maternidad, desde la perspectiva de una mujer que no quiere serlo. Una propuesta a priori sencilla, pero que deja sobre la mesa algunas cuestiones más subversivas de lo que parecen.
Michelle De Swarte interpreta a Natasha, una mujer de 38 años furiosa porque todos sus amigos más cercanos no dejan de tener hijos, mientras que todos sus planes compartidos la van aislando. De pronto un bebé aterriza inesperadamente en sus manos y su vida implosiona dramáticamente. Un milagro sin explicación que tiene como consecuencia la presencia de un pequeño controlador y manipulador, pero increíblemente mono, que tuerce la vida de Natasha en un espectáculo de terror surrealista cuando el churumbel empieza a matar gente.
Cada vez que intenta deshacerse de él, la gente muere a su alrededor, y pronto Natasha buscará intentos cada vez más desesperados por quitárselo de encima sin que afecte a otras personas. Lo último que quiere es ocuparse del niño, pero él solo la quiere a ella. Casi como una variación absurda de ‘It Follows’ (2014) a medida que descubre el verdadero alcance de la naturaleza mortal del bebé conoce que su situación es una maldición que lleva pasando por distintas madres más de lo que tiene constancia.
Amira Ghazalla es la Sra. Eaves, que ha pasado los últimos cincuenta años viviendo en su coche y parece seguir siempre al Bebé. Como comedia de terror no es que ‘El bebé’ sea desternillante ni demasiado espeluznante, sino que busca un tono de humor corrosivo más cercano a lo que podemos encontrar ‘Muñeca rusa’; tanto por su protagonista femenina pasota como por una sensibilidad absurda que toca lo macabro en ocasiones y se mantiene opaca en cuanto a sus reglas tanto para la protagonista desconcertada que se encuentra a merced de fuerzas perturbadoras.
Una vuelta de tuerca al tropo de los niños malévolos de 'La profecía'
El verdadero matiz de la obra es que la protagonista no convertirse en madre, ni ganas de pasar su tiempo con niños, y se ve obligada a cuidar de uno que poco a poco va haciéndole trizas la moral, mientras la gente a su alrededor no ve nada extraño en la situación. Una premisa tan sencilla como rica a la hora de sugerir problemas normalmente ignorados alrededor de la maternidad.
Sin embargo, su propuesta se aleja de la típica mirada a los hijos demoníacos en la cultura popular, desde el de Twilight Zone de ‘It's A Good Life’ al de ‘The Prodigy’, pero sí que se apoya en el conflicto de la madre ante un niño problemático y su hartazgo no asumido que provoca el rechazo dentro de una relación asumida e institucionalizada. El bebé aquí tiene un poder peligroso pero silencioso, a través de miradas muy cuqui, con los ojos muy abiertos que solo son espeluznantes cuando sabemos cuáles son las consecuencias, y poco a poco va causando cierta ansiedad con solo mirarlo.
Natasha es una mujer acostumbrada a ir evadiendo responsabilidades tirando de sarcasmo, pero en su nueva situación es inútil y su reacción ante la desgracia es bastante reconocible y terrenal, manteniéndose como el ancla de la historia cuando se vuelve más extraña y expande su mitología, a veces un poco menos dinámica de lo esperable en una serie de solo ocho episodios. Lo bueno de esta visión es que huye de la típica moralina empalagosa donde el adulto se ablanda y aprende a amar la vida.
¿Un manifiesto oculto sobre el aborto libre?
Por supuesto, Natasha evoluciona a lo largo de la serie, pero no es una visión tan simple como aprender a empatizar con sus amigos con hijos o cambiar de opinión sobre tener los propios. El bebé es una manifestación de una de sus peores pesadillas, pero también funciona como una metáfora corrosiva sobre el mercadeo de los cuerpos de las mujeres y la desalentadora sensación de ser forzados a ser padres por fuerzas completamente fuera de control.
No es difícil encontrar paralelismos con la eliminación de la ley de acceso al aborto por parte de los gobiernos, especialmente ahora en los Estados Unidos, con lo que el subtexto parece más relevante que nunca y se une a películas de horror que tratan el embarazo y la maternidad desde una perspectiva controvertida y fuera de idealizaciones promovidas por defensores de la familia, como ‘Babadook’ (2014), ‘Prevenge’ (2016) o la reciente ‘Oscura verdad’ (False Positive, 2021).
A falta de algunos capítulos falta saber si ‘El bebé’ redondeará su parodia con algo más allá de la excentricidad asociada a su forma de presentar el dilema, pero sí que va dejando sorpresas inteligentes y un personaje atractivo del que queremos saber más, pero si hay algo que destacar en la serie es su inusual, cautivante y atmosférica banda sonora de Lucrecia Dalt, llena de texturas africanas y corales, que dan el verdadero cuerpo de terror al conjunto y hacen dudar si lo que vemos es realmente una comedia.
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