El concepto de americanada está muy extendido a la hora de calificar ciertos blockbusters estadounidenses, y la cuestión es que tiene un significado tan negativo que suele costar encontrar otro que resulte más desalentador a la hora de ver una película. Hasta decir que es una mierda suena menos grave, ya que parece que es algo implícito en calificar a algo despectivamente como una americanada. Uno de los rasgos más característicos de estas producciones es que se tiende a incidir mucho en el orgullo de haber nacido en ese país y lo honorable que es dar hasta el último aliento de tu vida para defender los valores de esa nación. Además, suelen abundar los planos en los que se muestra sin rubor la bandera de USA para resaltarlo aún más.
Personalmente no veo que eso sea algo negativo per se, pero puedo entender que haya gente en España a la que poco menos que le provoque alergia. La primera es la escasa simpatía que provoca el gobierno de aquel país, pero la más importante hay que buscarlo dentro de nuestro territorio, y es que en España no mola el sentir cierto patriotismo por haber nacido aquí. Los desastrosos gobiernos que hemos padecido, que ese sentimiento parezca estar demasiado asociado a ciertas exaltaciones franquistas y la fortaleza de ciertos nacionalismos tampoco han ayudado. Además, aquí el término españolada, que debería ser un equivalente al de americanada, esté asociado a comedietas rancias y con poca gracia. ¿A qué ha venido todo este discursillo? Pues a que hoy llega a los cines españoles ‘Battleship’, un ejemplo perfecto de americanada que muchos ya han prejuzgado de antemano como una película que no merece la pena para nada. ¿Es eso cierto?
No creo que exista ni una persona que tenga cierto interés por el cine que no sepa ya que ‘Battleship’ es la supuesta adaptación cinematográfica del juego de mesa ‘Hundir la flota’. Este aspecto es otro de los que ha hecho mucho daño a la percepción a priori de la gente, y nadie puede culparles. Y es que, ¿qué narices tiene que ver una invasión alienígena que en su primer paso para la dominación mundial se enfrenta a la flota de varios países con esas partidas en las que uno decía A4 y te contestaban agua o tocado? Pues nada, discutir ese punto sólo sirve para hacer bromas sobre ‘Battleship’ y desprestigiarla aún más. ¿Cuál es el motivo entonces de haber incidido en el hecho de adaptar el juego de Hasbro? Pues ya os confirmo lo que digo en el titular de la crítica: Para darle a la película cierto aire a ‘Transformers’ en las creaciones robóticas que aparecen en pantalla sin que exista el peligro de recibir una bonita demanda judicial por plagio.
A priori, el único punto que daba cierta confianza de ‘Battleship’ era contar con Peter Berg tras las cámaras, el cual ya había dado muestras de su talento para una producción de este calibre con la apreciable ‘Hancock’, la cual, bajo su corteza de mero entretenimiento, presentaba varios apuntes de interés sobre la (casi) inevitable soledad del superhéroe, al mismo tiempo que se alejaba mucho del retrato ideal habitual de este tipo de personaje. Otro aspecto que había demostrado tanto ahí como en trabajos posteriores es que es un director con buena mano para la puesta en escena. Cierto que no llega a la categoría superior de realizadores de cine comercial (Christopher Nolan, David Fincher, etc.), pero es un director que se preocupa por la historia, ya que una de las máximas que algunos descuidan es que el espectador se entere de lo que se le está contando. Ahí Berg hace un gran trabajo al evitar saturar al espectador con una explosión detrás de otra, y al mismo tiempo se añaden pequeños detalles que resten algo de impacto al hecho de ser una americanada (el momento en el que el asiático asume el mando). Además, todo fluye con cierta naturalidad gracias a él.
El problema es que el guión de ‘Battleship’ presenta una gran cantidad de deficiencias que imposibilitan por completo el que pueda llegar a ser una buena película. El más grave de todos es lo mal perfilados que están la mayor parte de los personajes (algo clave para implicarnos mínimamente en lo que pueda pasarles), donde únicamente el protagonista tiene unas motivaciones más o menos definidas. El resto oscila entre ser una especie de complemento (su hermano, la novia, el rival asiático) o meros (aunque agradecidos) añadidos por lo general con una función cómica (una Rihanna intrascendente, pero que no desentona). La historia tampoco es que sea nada del otro mundo, y su progresión recuerda bastante a la de ‘Independence Day’ (ejemplo de americanada cumplidora para pasar el rato), sobre todo por el hecho de la invasión de extraterrestres aparentemente invencibles, y que luego surja alguna idea un poco porque sí para encontrar algún punto débil en los invasores.
Era de esperar que el despliegue de efectos especiales fuese atronador, ya que Universal ha invertido mucho dinero en la película, siendo ‘Battleship’ la que da inicio a su campaña de producir más superproducciones para intentar conseguir taquillas algo más abultadas para sus producciones. Esto puede parecer una tontería, pero apenas aparecen dos cintas de Universal entre las 50 películas más taquilleras de la historia, y encima la más reciente es ‘Parque Jurásico’, de la cual hace ya mucho de su estreno. En esta ocasión hay que reconocer que el dinero luce en pantalla, pero sin apabullar innecesariamente al espectador, ni abusar de criaturas inútiles (uno de los grandes errores de las secuelas de ‘Transformers’). Aquí las creaciones oscilan entre las naves alienígenas, los propios extraterrestres (y sus trajes) y una especie de bolas mortíferas que tienen la capacidad para acabar con cualquier cosa que se cruce en su camino. Añadir más sólo hubiera servido para que nos costase más creernos una posible victoria de los humanos, aunque no dudo que la cosa pueda ir a más en una hipotética secuela (la escena tras los créditos finales va en ese camino).
Ya he señalado que los personajes no es que sean gran cosa, siendo el de Taylor Kitsch la única salvedad. Kitsch ya había colaborado con Berg en la serie de televisión ‘Friday night lights’, y ese rol de chico rebelde, desorientado pero con potencial de Tim Riggins es el mismo que caracteriza a Alex Hopper. De hecho, en los primeros minutos hasta puede haber cierta dificultad para diferenciar a ambos personajes. Luego, al contrario de lo que sucedía en ‘John Carter’, Kitsch demuestra cierto carisma para estar al mando de una producción de estas características y su héroe improbable funciona con corrección como timón dramático. El resto del reparto está orientado a su alrededor, desde el exceso de honorabilidad de su hermano (aceptable Alexander Skarsgård), su novia tetona (anodina Brooklyn Decker) o el temible padre de ésta (un Liam Neeson cumplidor, pero con una presencia física en el relato mucho menor a la esperada). El resto pulula por ahí para añadir algo de humor, en lo que supone uno de los grandes aciertos de ‘Battleship’, ya que podría hacerse insoportable si se tomará 100% en serio a sí misma, error habitual de las americanadas malas. Además, no falta el momentazo con los veteranos, ni tampoco una historia de superación personal que busca cierta implicación por parte del espectador, pero sin conseguirlo.
En definitiva, ‘Battleship’ es una americanada entretenida. Sé que habrá a quienes tal concepto les parecerá un disparate y que opinarán que todos los blockbusters norteamericanos que enarbolan el patriotismo son una tomadura de pelo en la que no merece perder el tiempo. Es mejor que no veáis ‘Battleship’ si compartís esa opinión, pero si no tenéis problemas en distinguir los que sirven para pasar un rato entretenido de los que son una basura propagandística, quizá no sea mala idea que os acerquéis a ver esta película. Un buen entretenimiento al que se le pueden sacar muchas pegas si uno se empeña en pedir que sea algo que nunca jamás pretende, porque, guste o no, ‘Battleship’ cumple sus objetivos.
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