Hace tiempo que tenía ganas de hablar de Barcelona (un mapa) de Ventura Pons, aunque ahora que la película sólo se encuentra disponible en una sala de los Cines Alexandra de Barcelona quizá sea ya un poco tarde, pero tampoco creo que se estrenara en muchos más sitios, el pasado mes de octubre.
Un pena, que espero que el DVD remedie, ya que nos encontramos con uno de los pocos filmes interesantes que nos ha dado este año nuestro cine, y sin duda (a mi parecer, por supuesto), con uno de los mejores de la trayectoria de Ventura Pons, que no por nada fue elegido para formar parte de la Sección Oficial en los festivales de Toronto y Roma.
Barcelona (un mapa) nos muestra el encuentro de seis personajes en un típico piso del Ensanche barcelonés. Un matrimonio de ancianos, el hermano de ella y tres realquilados a los que intentan desalojar, formados por una señora que da clases de francés, un ex futbolista convertido a guarda jurado y una cocinera argentina embarazada.
Como habíamos comentado la película se basa en una obra teatral de Lluïsa Cunillé, y eso se nota ya que en su mayor parte está rodada en las habitaciones de los protagonistas. Pero como ya ha pasado en otras (buenas) ocasiones, esto en lugar de aburrir, consigue crear una atmósfera tan intimista y cautivadora, que hace muy difícil no introducirse en la historia y dejarse llevar por ella.
Una historia compuesta de pequeñas cotidianidades unidas por un eje en común, la soledad.
Sumergidos en una ciudad donde nadie conoce a nadie, cada personaje tiene su pequeño mundo no compartido, que Pons sabe reflejar muy bien utilizando unos difuminados flashbacks, que nos muestran la parte de los demás que no solemos ver.
El film nos habla de incesto, de homosexualidad, de travestismo (sobre este tema tiene un giro divertido y genial), de adulterio, de la falta de amor, pero sobretodo de la frialdad en las relaciones, de esa extraña y absurda formalidad que impide mostrarnos abiertamente como somos, e interesarnos a la vez por como son realmente los demás.
En este aspecto (¡y sin generalizar!) el director hace un retrato fiel del carácter catalán, tan auténtico que quizá fuera de Cataluña no consiga reconocerse con toda su intención, pero aún así seguro que podrá entenderse por lo universal de los sentimientos que relata.
Para finalizar, destacar la gran habilidad de Ventura Pons para dirigir a los actores, que en esta ocasión están todos, sin excepción en estado de gracia.
Las interpretaciones de Núria Espert y Josep Maria Pou son (sin exagerar) absolutamente magistrales. Otra cosa será que en algunos premios de cuyo nombre no quiero acordarme, tenga un poquito de valor, y las reconozcan.
Pero volviendo a Barcelona (un mapa), si tenéis ocasión de verla, ahora o más adelante, darle una oportunidad a este telaraña condal de soledades, seguro que consigue rasparos un poco, por dentro.
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