Pasa constantemente. El hype con las películas de terror se pega a determinado títulos destinados a ser salvadores del género que quedan dañados por la bola de nieve que se va formando pos sus comentarios exagerados. Algunas llegan y dan la sorpresa, como ‘Smile’, que sigue acumulando millones cada fin de semana, y otras como ‘Barbarian’, que se estrena el 24 de octubre en Disney+, están más sesgadas por la experiencia en festivales, en donde se revelan como anclas a las que aferrarse.
La culpa nunca es de las películas en sí, pero en el caso de ‘Barbarian’ sorprende que haya sido acogida con tanta efusividad, refiriéndose sobre todo a sus sorpresas y los giros que ofrece su argumento, lo que sugería un cambio de géneros destinado a dejar con la boca abierta incluso a los aficionados más experimentados. Dado que es muy difícil hablar de ella sin desvelar sus secretos, el misterio del “no es lo que parece” promete una amplia variedad de películas en la cabeza de cada uno, con lo que es casi imposible que no esté a la altura de las expectativas.
‘Barbarian’ debería haber tenido un estreno cinematográfico, porque la forma idónea de disfrutarla es junto a un público entregado, que haga comunión con su manejo de lo que este pueda llegar a pensar en cada momento. Que sea relegada a plataforma es una desilusión peligrosa, ya que vista en la soledad del streaming de un salón puede multiplicarse la sensación de decepción, porque, sencillamente, no es la gran película de terror que se está vendiendo. Si una divertida, sinvergonzona y definitivamente disfrutable, pero muy lejos de colarse en la zona alta de lo mejor del año.
Una sorpresa, pero ya bastante vista
Puede que la razón por la que el impacto de su estreno la llevara a colarse en el número uno de la taquilla americana es precisamente su capacidad de hablar con el espectador en cuanto a las expectativas que va generando sobre la marcha. Empieza como un thriller y va pasando a otra cosa, pero igual no tan loca, demencial y nunca vista como quieren hacernos creer algunos comentarios (y personajes de la propia película) , siempre con la idea de que hay “algo más” en su lógica elástica de géneros que tiene no pocos lugares comunes.
En ‘Barbarian’ seguimos a una joven que viaja a Detroit para una entrevista de trabajo y se encuentra que, cuando llega tarde en la noche, descubre que la casa fue reservada a dos personas simultáneamente y que ya hay un extraño alojándose allí. En contra de lo que le aconseja su propio sentido común, decide pasar allí la noche, y pronto descubre que hay mucho más que temer que la presencia de un huésped inesperado. Un punto de partida sencillo que rasca en nuevas formas de peligro alentadas por las apps que nos ponen en contacto con extraños.
De hecho, Zach Cregger tuvo la idea de la película tras leer el libro ‘El valor del miedo: señales de alarma que nos protegen de la violencia’ que alienta a las mujeres a confiar en su intuición cuando se enfrentan a hombres con señales de amenaza. Lo usó como ejercicio y comenzó a elaborar un corto de treinta minutos que consistía en una conversación en la que una mujer ignora una serie señales de alerta creciente y comenzó a conceptualizar una historia más amplia, llevando la idea (algo reaccionaria si se le da una vuelta de más) a un terreno de cine de terror relativamente distinto de ese punto de inicio, con lo que esta concepción se traslada a la pantalla como una especie de doble sesión de dos películas distintas que no están necesariamente conectadas.
Muchas promesas y recompensa a medias
Por una parte tenemos una pieza contenida, con detalles de humor perverso y suspense a lo Hitchcock, en la que el juego de peligro con la idea de que Bill Skarsgård sea o no una amenaza es retorcido. Nos pone en falsa situación de saber algo más que la protagonista e ir un paso por delante de ella, o al menos eso nos hace creer, con lo que el juego de gritarle a la pantalla es muy efectivo. Por otra, tenemos una película de terror más intenso, heredera del cine de Wes Craven y Tobe Hooper, que hace saltar por los aires lo visto anteriormente.
Sin embargo, en esa otra parte no hay nada especialmente ingenioso o sorprendente, todo está visto, desde un clásico de culto del cine británico a nuevos títulos recientes del cine francés y español, ya sea por préstamos de diseño o de ideas del desarrollo. Con los mimbres que dispone propone un juego de idas y venidas muy tenso con algunos momentos muy potentes, pero siempre deja una sugerencia de algo que llegará más allá que nunca aparece. Además, su guion tiene muchas conveniencias, trampas y algunos torniquetes que no resisten una mirada atrás respirando.
‘Barbarian’ se ahoga en las propias promesas que hacen, tanto los mismos personajes, como su dinámica de ir guardando una sorpresa mayor cada cierto tiempo, para desinflar de golpe todo su hechizo con un final abrupto y apresurado que carece de un clímax verdaderamente desatado. Entran los créditos y no hay esa vuelta de tuerca que la eleve por encima de ser una broma efectiva con algunos buenos momentos de miedo y algo de gore pasado de vueltas. Una pena que nunca se llegue a volver loca del todo y corra el riesgo de que toda su primera parte se haga irrelevante en sucesivos visionados.
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