Los biopics forman parte del mundo del cine desde hasta donde alcanza la memoria de cualquiera. En algunos casos no son más que vehículos para el lucimiento de su protagonista, algo fomentado por la Academia de Hollywood al premiar tanto con el Oscar actuaciones basadas en personas que realmente existieron, pero tampoco escasean los títulos que van más allá de eso, aunque los resultados no estén siempre a la altura de la ambición de sus responsables.
En el caso de ‘Barbara’ creo que nadie se atreverá a decir que se trate de un biopic al uso en el que únicamente se busque que Jeanne Balibar dando vida al personaje principal, pero donde sí tengo más dudas es en la mayoritariamente positiva recepción que ha tenido. El motivo es que encontré en ella una propuesta hermética y cansina que propone algunos apuntes jugosos para luego no hacer nada de interés con ellos.
Diferente no equivale a bueno
‘Barbara’ es un biopic sobre las dificultades que tiene un director para hacer uno, hasta el punto de que Balibar se mete en la peil piel de una actriz que está dando vida a Barbara, una popular cantante francesa que falleció hace ya más de 20 años. Ese elemento meta resulta bastante estimulante sobre el papel y lleva a Mathieu Amalric a plantear ideas curiosas sobre la obsesión por reproducir de forma intachable la vida de Barbara.
Eso es algo que se traslada a la forma de abordar el personaje por parte de Balibar y lleva a la película a intentar fusionar realidad y ficción en determinados momentos a través del uso de imágenes de la verdadera Barbara para disolver por completo la frontera entre realidad y recreación. A todo eso le unimos planteamientos llamativos como que Amalric, director de la película y también uno de sus guionistas, de vida al realizador dentro de la película y tenemos lo que parecía el caldo de cultivo ideal para una gran película.
Por desgracia, ‘Barbara’ no lleva a ninguna parte sus detalles más interesantes y se dedica a dar vueltas sobre sí misma, jugando así con la paciencia de un espectador que va perdiendo progresivamente el interés hacia lo que sucede en pantalla hasta llegar a plantearse que ojalá no hubiese empezado a verla. Y es que poco importa lo efectiva que pueda estar Balibar como Barbara si luego optas por la redundancia en una cinta que busca la belleza visual, consiguiéndolo de forma ocasional, a costa de una alarmante atrofia narrativa.
‘Barbara’, frustrante
Una conveniente aclaración al respecto es que ‘Barbara’ se llevó un premio especial a la mejor narrativa poética en el pasado Festival de Cannes, lo cual en este caso equivale a una propuesta más abstracta que prefiere recrearse en momentos concretos en lugar de molestarse en adquirir una verdadera entidad como un todo. De ahí su tendencia a plantear cosas interesantes que luego no llevan a nada, provocando así la frustración de aquellos espectadores que no conecten con la apuesta general de Amalric.
Además, Amalric propone un enfoque más cerebral buscando al mismo tiempo la respuesta emocional, aunque no pocas veces da la sensación de que la mayoría de las veces depende de la fascinación previa del espectador hacia la figura de su protagonista. Más allá de eso hay una apuesta artística que brilla puntualmente, pero de forma insuficiente como para que su visionado no acabe resultando pesado y hasta algo desagradable pese a la entrega de Balibar.
En definitiva, ‘Barbara’ se desvía de lo que uno esperaría de un biopic convencional y su propuesta incluye varios puntos estimulantes con los que, por desgracia, Amalric nunca llega a hacer nada que merezca la pena. Ya no es tanto que sea entretenida o aburrida, porque no juega en esa liga, simplemente que o logra fascinarte con su enfoque o es muy probable que acabes desesperado y deseando que acabe lo antes posible.
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