Louis Garrell hace su mejor trabajo como director con un fabuloso descaro en el tono y el montaje
A estas alturas está más que claro el meme que supone leer la frase "La comedia francesa del año" en la promoción de una película que viene con el mismo tráiler plagado de gracietas, el mismo póster con gente abrumada y con la misma soterrada promesa de que Santiago Segura hará su remake. Claramente se ha devaluado, aunque la comedia francesa realmente da para mucho.
Hay una vertiente muy rica que explora la belleza y las desgracias en el amor con ligereza, pero también con disección fina a través de escalpelo. Una vertiente a la que Woody Allen parecía querer conectar con su 'Golpe de suerte', aunque volvió a mostrar las mismas tendencias pobres y autoparódicas que la acercan más a "La comedia francesa del año". Resulta especialmente hiriente cuando este mismo año hemos tenido un mejor intento en esas artes de explorar relaciones desde un terreno ligero aunque marcado por el thriller: 'El inocente'.
Un golpe al corazón
En modo autor total con rol protagonista, escritor de guión (con crédito compartido) y dirección, Louis Garrel firma una divertida y descarada escaramuza que tiene comedia, romance y también cine de atracos. Acompañado de una Noémie Merlant que cada vez más se asienta como la actriz francesa del momento, la obra más entretenida del actor y cineasta acaba de llegar al streaming a través de Movistar+.
Garrel interpreta a un retraído y receloso hijo que ve cómo su madre se lanza a los brazos de un preso al que da lecciones de actuación. Cuando estos se casan y él sale de la cárcel, comienza a desatarse una paranoia personal que le lleva a seguirle en compañía de su mejor amiga. Esta persecución tomará un giro inesperado con la propuesta que este ex-convicto tiene para su nuevo hijastro.
La evolución de la película es sorprendentemente explosiva para lo íntima que parece. La coctelera de Garrell tiene espacio para la comedia romántica clásica a lo Ernst Lubitsch y para el thriller de atracos concienzudo pero ligero de Steven Soderbergh. Todo con una personalidad visual y un montaje que descoloca, pero también atrapa, manteniendo siempre al espectador vigilante porque nunca sabe cuando va a venir la siguiente pirueta de tono.
'El inocente': fabulosa falta de vergüenza
Debería salir mal, porque tampoco tiene remilgos a la hora de abrazar el absurdo. Sin embargo, con mucha caradura es capaz de estudiar a esta serie de personajes para luego introducirte segmentos de puro slapstick hilarante como la escena en el bar de carretera. Su progresión hacia la comedia criminal lleva también una fabulosa desvergüenza meta a través del personaje de la madre, o esa manera de confundir realidad y ficción dentro de la ficción cuando va a realizarse el golpe.
De nuevo, nada de esto debería funcionar, debería ser tan ridículo como pedir una Coca Cola Zero con azúcar. Pero Garrell realiza un fino encaje de bolillos que consigue un entretenimiento redondo, que no pierde el pulso en sus 90 minutos de metraje, y que resulta tan sofisticado como deliciosamente chabacano. Sin duda, ha conseguido hacer su mejor película como director. Y también la mejor película de Woody Allen del año.
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