No inventaba nada, pero ‘John Wick’ fue un soplo de aire fresco para el cine de acción, al menos para el hecho en Estados Unidos. Y lo fue sin contar con una historia especialmente elaborada, pues fue su estimulante tratamiento de las escenas de acción lo que conquistó a millones de espectadores a lo largo de todo el planeta. Luego llegó una secuela también muy disfrutable y no deberíamos tardar demasiado en ver la tercera.
Ahora es el turno de ‘Atómica’ (‘Atomic Blonde’), salto a la gran pantalla del cómic ‘La ciudad más fría’ que se ha vendido como una especie de versión femenina de la cinta protagonizada por Keanu Reeves. El gran motivo para ello es que la tras las cámaras está David Leitch, uno de los directores de ‘John Wick’, y eso es algo que se nota en el trabajo de puesta en escena. A su vez destaca que Charlize Theron demuestra una gran solvencia en las escenas de acción, pero también es mucho más ambiciosa y no está, ni de lejos, a la altura de sus aspiraciones.
Una fallida trama de espionaje
‘Atómica’ es el resultado de unir la gelidez propia de cierto cine de espías -también está la vertiente puramente sexy, aquí apenas presente a cuentagotas- con la adrenalina del cine de acción más desatado. Hasta ahí suena como un cóctel de lo más apetecible, pero una mala mezcla puede hacer que algo delicioso se te indigeste y ese es el peligro con el que esta película coquetea demasiado a menudo, sobre todo por su tendencia a complicarlo todo más de la cuenta sin que eso traiga nada bueno.
En este caso no es para hablar de ‘Juego de Tronos’, pero sí que el contraste entre el hielo y el fuego, que además encuentra un buen respaldo en la fotografía de Jonathan Sela, funciona bastante bien para describir lo que transmite ‘Atómica’. Por un lado, una trama de espionaje que en todo momento está bastante claro el camino que va a seguir, pero el libreto de Kurt Johnstad se empeña en darle una complejidad que le sienta bastante mal. A veces la sencillez es la opción correcta y esta es una de esas veces.
Ahí lo suyo sería haberlo aligerado respecto al cómic original, siendo así quizá aún más evidente, pero es que la fuerza de la película no reside ahí. De hecho, cuando mejor funciona en ese punto es cuando se deja de complicaciones y recurre a lugares comunes, en algunos casos, como en la relación que se establece entre los personajes de Theron y Sofia Boutella, dándole un giro sin necesidad de cambiar gran cosa, pero son pequeños oasis dentro de una maraña narrativa sin tener los ingredientes necesarios para que luzca realmente.
Además, Leitch potencia esa gelidez propia del juego a varias bandas entre los personajes implicados, resultándonos aún más evidente el embarullamiento narrativo que sufre ‘Atómica’. Puedo entender que eso sea una decisión meditada para que el contraste con las escenas de acción haga que éstas luzcan aún más, cosa que es cierto que consigue, pero el peaje a pagar hace que no merezca la pena.
‘Atómica’ brilla con sus escenas de acción, pero solamente entonces
Centrándonos exclusivamente en esas secuencias más movidas, se nota que Leitch fue uno de los autores de ‘John Wick’ y sería muy fácil dejarse llevar por lo estimulante que resulta ver a Theron repartiendo estopa de tal forma que te hace realmente desear más películas de acción con protagonistas femeninas. Es cierto que todo está muy coreografiada y que hay trucos de edición aquí y allá, pero ’Atómica’ brilla mucho entonces. La pena es que sea solamente entonces.
Aparte hay otros detalles interesantes como ver a James McAvoy volviendo a mostrar su lado más desatado, pero todo sabe a poca cosa por el notorio desequilibrio que sufre la película y que incluso provoca que el impacto de las escenas de acción vaya perdiendo brillo. No es que quisiera una simple versión femenina de ‘John Wick’, pero sí otro gran entretenimiento y ahí ‘Atómica’ no está a la altura.
Quizá sea demasiado ambiciosa o puede que simplemente el bueno sea Chad Stahelski y no Leitch, pero la clave es que ‘Atómica’ está muy desequilibrada. A algunos puede que no les importe tanto por lo bien que luce Theron, mientras que otros puede que ni siquiera disfruten con sus puntos fuertes como resultado de ello. En mi caso, a veces entraba de lleno y me lo pasaba pipa, pero en otras ocasiones desconectaba casi por completo. Una sensación rara e incómoda.
En definitiva, ‘Atómica’ tiene grandes escenas, pero dista mucho de ser una gran película. Su combinación de cine de espías y de acción nunca termina de cuajar, pero al menos sí nos presenta a un personaje con suficientes virtudes como para tener curiosidad por una probable secuela que, obviamente, debería apostar por un tono diferente si no quiere volver a caer en todos los errores de esta primera entrega.
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