Jason Statham, Clive Owen, Dominic Purcell y Robert de Niro protagonizan ‘Asesinos de elite’ (‘Killer Elite’, 2011), cinta de acción dirigida por Gary McKendry, que nos lleva hasta un agente de operaciones especiales es obligado a renunciar a su retiro porque su antiguo mentor y socio ha sido secuestrado y para liberarlo le piden que cumpla una cuestionable misión en contra de su propia gente.
Adaptada por Matt Sherring, partiendo de ‘The Feather Men’, polémica novela del explorador, ex-soldado y ex-espía británico Ranulph Fiennes; plantea el teórico interés de la duda sobre la autenticidad de lo que cuenta. Que la historia sea o no real es, en mi opinión, lo de menos en este caso, ya que todas las narraciones se basan en una realidad con mayor o menor cercanía. Tendría sentido tratar de dilucidar la certeza de lo expuesto si la película tuviese una intención de denuncia, pero claro resulta que sus propósitos están en otro lado. Lo que sí ofrece este posible origen real es el aliciente de la ambientación de época, para quien disfrute con estos detalles.
En su arranque, ‘Asesinos de elite’ presenta a los personajes, directa e inmediatamente, con una de sus múltiples escenas de acción, prescindiendo de explicaciones verbales y ofreciendo la información de forma visual e impactante. Esta secuencia podría ser solo una demostración de lo que hacen, tirando de un caso anterior, como tradicionalmente sucedía en las cintas de Bond o un previo, como se hace hoy en día en numerosas series, pero lo que ocurre en ese ataque marcará al personaje de Statham y lo motivará durante el resto de la película. El debutante McKendry rueda con un buen estilo el resto del metraje y, gracias a una sabia elección de las localizaciones, dota al conjunto, realizado con una inversión modesta, de una apariencia de producción costosa.
Ni buenos ni malos
Si bien muchos o casi todos sus componentes se pueden considerar tópicos, el film cuenta con un elemento original y valioso, que consiste en enfrentar a dos personajes con un posicionamiento moral semejante: no hay bueno y malo, sino dos medio buenos, medio malos. La película no toma un único punto de vista, y en su lugar se reparte entre dos. Nos presenta a dos personas que habitualmente no tendrían que ir la una contra la otra y que aquí se ven obligadas a oponerse por culpa de ideales u obediencia. ‘Asesinos de elite’ se aleja del maniqueísmo gracias a esta ausencia de tonos negros y blancos y presencia única grises.
Esta dualidad en el protagonismo, que es el punto más fuerte de la película, se traslada al protagonismo ya no de personajes, sino actoral, para llegar a lo que supone el aliciente comercial del film: enfrentar a Jason Statham contra Clive Owen en una misma película. Actores que interpretan papeles equivalentes en propuestas diferentes peleando el uno contra el otro, como si se hubiese hecho el cruce entre dos películas –y lo que ya ocurrió con otro de los intérpretes de la cinta, Robert de Niro, en ‘Heat‘–. Si se quiere tener a los dos, ¿para qué elegir? Y si no hay corazón de ponerte en contra de ninguno de ellos, pues no hace falta. Este choque de fuerzas, de actores dotados para la acción y llenos de carisma vale el precio de la entrada. Como dice el siguiente tráiler latinoamericano: “¿Quién es más macho?“, forma muy buena de resumir la película:
El género de espionaje me gusta, pero no neguemos que con frecuencia da pie a películas pausadas a las que hay que exigirles grandes retratos de personajes y mucho calado psicológico para que presenten interés. Sin embargo, la acción, que es otro género que me encanta, no digo que sea menos exigente, pero puede satisfacer con otros mecanismos y apelando a otras disfrutes. La combinación de ambos, que no tendría por qué estar reñida y a pesar de ello no es habitual, puede dar buenos resultados. No es que nos encontremos ante el idóneo, pero como punto de partida resulta muy atractivo.
Se agradece la presencia del personaje de Yvonne Strahovski porque sirve de alivio en cuanto al tono. La forma en la que se informa de la relación, recurriendo a flashbacks, puede no resultar fluida, pero casi parece la única posible en una situación como esa y, además, los recuerdos quedan en su justa medida.
(Quien no haya visto aún la película es mejor que se salte este párrafo y pase al siguiente): Parece que el espectador que, a esas alturas, ya se ha hecho fan de cualquiera de los dos personajes y quiere una serie con ellos, podría estar pidiendo que ninguno de los dos acabe con el otro. Por ello, cuando al final se perdonan mutuamente la vida porque se admiran, la escena se debate entre lo poco creíble y lo gay. No obstante, el final que interesa no es si ellos dos se van juntos o separados, ya que eso es más bien un epílogo. La verdadera conclusión es la que se refiere a la historia que les ha puesto en marcha. La certeza de haber matado y arriesgado la vida para nada supone una interesante crítica política al sinsentido de muchos de los movimientos secretos durante las guerra fría.
Resumiendo, ‘Asesinos de elite’ no es una película que vaya a quedar grabada en la memoria, pero su ritmo dinámico y la cantidad de escenas de acción la convierten en un perfecto entretenimiento que se completa con el estímulo de contar con semejante plantel actoral.
Otra crítica en Blogdecine | Asesinos de élite en horas bajas, de Míkel Zorrilla.
Mi puntuación: