'El asesino sin rostro' ('I'll be gone in the dark'), el nuevo documental de crímenes de HBO, presenta algo inusual de partida: pone en su centro a la reportera investigadora del caso a la hora de hacer la crónica de este Asesino del Golden State, también conocido como East Area Rapist (el violador de la zona este).
Esta decisión no es caprichosa ya que la fallecida Michelle McNamara (esposa de Patton Oswalt, para más señas) es autora del libro en el que se basa este documental de seis episodios y que se publicó de manera póstuma en 2018. Sus textos, ya sea del libro, de los artículos de su blog o del reportaje de LA Magazine, inundan el metraje convirtiéndose en la narradora del documental (con la voz de Amy Ryan).
Sin embargo, también es la protagonista. No hablo del modo de narrar tan personal y con una perspectiva tan interna e íntima de las diferentes violaciones y asesinatos cometidos. Es porque Liz Garbus, la directora del documental, dedica en el primer episodio más tiempo a presentar a Michelle que a hablar del caso que la obsesionó.
Algo que ya se equilibra (y justifica) en los siguientes episodios, pero McNamara está presente siempre ya sea con entrevistas en vídeo y diversas piezas de audio o con testimonios de familia y amigos.
Un criminal, una obsesión
Por otro lado, el documental se preocupa por hacernos una panorámica de la época de actividad de este asesino, sobre todo en sus comienzos en Sacramento, California. Son los años 70 y la violación es prácticamente un delito menor con una condena risible y domina la culpabilización de la víctima (y la vergüenza de sufrir una violación).
Tesis que busca, por una parte, razonar la aparentemente poca acción de la policía y de la sociedad. Esto unido al miedo con el que el depredador sexual atenazaba a sus víctimas, convirtió el caso en uno sin resolver y carne de obsesión.
Nos recuerda que por muy objetivo que sea un documental siembre va a tener una línea editorial. El cómo se presentan los hechos, los personajes y todo el entramado depende de una visión que siempre será subjetiva por definición y difícilmente completa y total.
Un documental triste apoyado en la evocadora prosa de Michelle McNamara
En realidad, 'El asesino sin rostro' no habla solo de un violador y asesino con decenas de víctimas a sus espaldas, sino también de la fijación de McNamara por este caso. Algo que vino en detrimento de su salud mental, de la vida familiar y que terminaría saldándose en una muerte por sobredosis accidental en 2016.
La evocadora prosa de Michelle, apoyada en la reconstrucción y una realización ejemplar hace que la parte "criminal" sea notoriamente más fascinante que el retrato puro de la reportera, dando lugar a una serie de altibajos constantes.
'El asesino sin rostro' es decididamente triste y oscura. Una historia de tragedia y caída a los infiernos que transforma el caso al que hemos venido en mero macguffin. Esto lo hace con cierto desequilibrio en la ejecución de un documental que, por otro lado, es fascinante.
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