Que Robert De Niro y Al Pacino han formado parte de alguna de las mejores películas de los últimos 30 ó 40 años es algo innegable. Juntos en el mismo film han dejado dos de las mejores muestras de la década de los 70 y de los 90, ‘El padrino, parte II’ y ‘Heat’, obras monumentales y capitales en el desarrollo del cine norteamericano. Sin embargo, su tercera reunión ante las cámaras no consiguió despertar demasiado interés entre el público, porque las carreras de ambos actores han caído en un adocenamiento a cualquier nivel.
Si a eso sumamos que el realizador es el impersonal Jon Avnet, cuya carrera empezó dando alguna maravilla como ‘Tomates verdes fritos’ o ‘The War’, pero después fue incapaz de alcanzar el nivel de ambos films llegando a convertirse en un director totalmente distinto, pues la cosa no pintaba nada bien. Su anterior film, '88 minutos', es una prueba irrefutable que vale para corroborar lo dicho sobre él, y también sobre Pacino. Con esto, no me extraña que todos tuviéramos miedo de ‘Asesinato justo’.
La película narra la investigación de una serie de asesinatos por parte de dos policías veteranos cuya fe en la ley no es muy alentadora. Una premisa vista multitud de veces con anterioridad, sobre todo en el típico telefilm de sobremesa, y es precisamente esto lo que por momentos parece la película de Avnet. Un telefilm lujoso cuyo principal interés reside en la presencia de Robert De Niro y Al Pacino, metidos en la piel de los dos policías, esforzándose por darles algo más de entidad de la que desprenden a través del guión, lleno de lugares comunes y giros forzados. ‘Asesinato justo’ es una de esas películas que constan del típico final sorpresa, tan manido y estropeado a lo largo de la historia, que en este caso no resulta tanta sorpresa, por no poseer el guión las herramientas necesarias como para captar la atención del espectador y éste se sorprenda cuando el mencionado momento llega. Es el caso del film bastante facilón, por así decirlo, con alguna que otra trampa bien visible para intentar despistar al público, demasiado experimentado en estos terrenos, y que por supuesto no se deja engañar por tal artimaña. A esto contribuye una innecesaria estructura a base de un largo flashback, a partir de una supuesta confesión ante una cámara de vídeo de uno de los personajes. Demasiado evidente el truco.
Con todo, Avnet logra no caer en el fango como en su anterior film, y al menos consigue una película entretenida, entre otras cosas por poseer un buen ritmo e ir directa al grano sin alargamientos gratuitos e innecesarios. Una puesta en escena de cierta sobriedad y clasicismo, aunque no pueda renunciar al mencionado estilo televisivo, sobre todo en el abuso de planos cercanos. Existe la sensación de que la acción avance aunque sea mínimamente, y si el espectador se siente decepcionado por la contra no se siente insultado o menospreciado. Eso es por lo menos lo que un servidor experimentó durante el visionado de ‘Asesinato justo’, film que debió caer en manos de otro director que nos hiciese recuperar la emoción que suponía ver a sus principales actores protagonizando una película, dirigiéndolos como antaño eran dirigidos y contaban con algo más que su presencia, ésa que les ha permitido llegar al punto en el que tanto De Niro como Pacino están: viviendo de rentas, de la memoria colectiva de un público que aún los admira por sus trabajos pasados. Y eso que no llegan a los niveles vergonzosos de algunas de sus últimas películas. Los personajes llegan a caer bien, y la filosofía que desprende alguno de ellos es de las que hacen entrar en debates al espectador, recorriendo algún punto espinoso. Nunca se llega a profundizar de verdad, como en el tratamiento de la justicia a espaldas de una ley lenta e ineficaz. Esto hace que ‘Asesinato justo’ pueda emparejarse con films como ‘Harry el fuerte’ o ‘Los jueces de la ley’, que en cierto modo hablan de lo mismo.
Los secundarios parece que estén de adorno, entre otras cosas porque los personajes no tienen tanto juego como los principales. Carla Gugino parece estar simplemente para ser el desahogo sexual del personaje de De Niro, por mucho que aparezca por los lugares del crimen haciendo investigaciones y poniendo cara de interesante. 50 Cent pone la nota de color, el típico traficante negro al que nunca han podido pillar por falta de pruebas. John Legizamo y Donnie Wahlberg han sido puestos para crear la típica discordancia. Y Brian Dennehy, en un papel que en un principio se rumoreó que haría Martin Scorsese, es el único que parece estar totalmente entregado, dando vida al jefe de ambos policías, también acariciado sin más en el guión, pero que gracias al buen hacer de Dennehy queremos verlo más en pantalla.
‘Asesinato justo’ puede pasar como un entretenimiento justo, una de esas películas que decepcionan por desprender la sensación de que podían haber estado muchísimo mejor, pero que no molesta tanto como otras muestras del género. Eso sí, demuestra que cualquier tiempo pasado fue mejor, al menos en la vida cinematográfica de dos estrellas que se están apagando irremediablemente.
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