‘Serpientes en el avión’, ¿pero esto iba en serio o en broma?

Samuel L. Jackson ya no es que no sepa elegir los guiones en lo que va a participar, a mí me da la sensación de que simplemente no los elige. Constantemente oímos sobre sus apariciones y futuros proyectos y no siempre son para buenas películas. ‘Serpientes en el avión’, aunque es de las malas, probablemente hará taquilla. En EE. UU. fue uno de esos estrenos tontos del verano. Aquí, con lo de que sale Elsa Pataky, este estreno que se produce esta tarde, atraerá a bastante público. En este enlace se puede ver el trailer y obtener otra información.

‘Serpientes en el avión’ es una de esas películas con las que te estás riendo durante todo el metraje, pero sin saber muy bien si la comicidad era o no intención de su director, en este caso David R. Ellis. Hay escenas, que son las mejores que, evidentemente sí que están rodadas con la pretensión de hacer reír, como ese momento de intimidad en el baño que aprovechan las serpientes para morder en donde más duele. Pero hay otras cosas que no sé si son a propósito, como lo evidente que es el 3D con el que están creados los ofidios.

Sean es el único testigo del brutal asesinato de un destacado fiscal de Los Ángeles a manos de un conocido gánster llamado Eddie Kim. Lo primero que tiene que hacer el agente del FBI Neville Flynn (Samuel L. Jackson), experto en situaciones peligrosas, es convencer a Sean para que testifique ante el Gran Jurado y después sacarle de la isla antes de que los secuaces de Kim le maten. Y no será fácil porque Kim sabe que Sean será la clave de la acusación del fiscal y la única forma de destrozar su imperio del crimen. Flynn salvará a Sean del primer intento de asesinato de Eddie Kim pocas horas después de la muerte del fiscal. Y se preparará para enfrentarse al reto de llevar a Sean a Los Ángeles y así encarcelar a uno de los criminales más buscados de Estados Unidos. Su plan consiste en utilizar un avión privado como señuelo y a la vez ocupar el piso superior de un avión comercial para llevar a Sean al juicio. Sin embargo, un informador de Kim en el aeropuerto le pasa los detalles del plan y ahora lo único que tiene que hacer Kim es asegurarse de que el avión no llegue a su destino o que Sean no baje vivo del mismo.

La broma final, una mezcla de ‘Aterriza como puedas’ y product placement (publicidad incluida en películas y series de televisión que consiste en que los productos sean utilizados en pantalla por los personajes) de lo más descarado de una marca de consolas de videojuegos es tan delirante que una ya no sabe qué pensar. Otro momento absolutamente cómico es la intervención de Elsa Pataky, la actriz de origen rumano, que, portando en sus brazos a su hijo de raza completamente distinta a la suya, explica cómo aprendió en su tercer mundo natal a combatir las mordeduras de serpientes con… atención: aceite de oliva. Bien, después de esto viene una frase de otro personaje que es un claro chiste. Pero lo de Pataky me temo que podría ir hasta en serio.

Tanta risa y tanta imagen ridícula consigue que no se pase un mal rato con ‘Snakes on a plane’, pero al mismo tiempo hace que no se pueda ni por asomo entrar en otra lectura de la película y pasar terror, tensión, intriga ni ninguna otra cosa. Las serpientes no dan miedo, casi se podría decir que esto es una película que mezcla imagen real con animación, como ‘Pérez, el ratoncito de tus sueños’ y el guión hace aguas por todas partes, pues no tiene sentido que nadie detecte ese cargamento hoy en día con la de controles que hay. Tampoco es lógico que una parte del avión no resulte infestada y así con muchos más detalles. En fin, que no se tiene en pie. Y, para ser una comedia nada más, pues no tiene tantos chistes.

Por algo David R. Ellis es director de ‘Cellular’, cinta a la que yo habría puesto el subtítulo o frase para vender de: “El móvil del crimen”. ‘Cellular’ era muy divertida, pero la parte de acción estaba mejor integrada y la película funcionaba en los dos niveles. Podías verla como un film policiaco muy entretenido y al mismo tiempo podías reírte con algunas de las tonterías y con todo el ambiente playero y hortera. ‘Serpientes en el avión’ parte de la misma ambientación de playa y consigue la parte de hacer reír. Pero nunca logrará nada más.

Los personajes y, por lo tanto, los actores, son todos patéticos y ridículos —con premio especial para Nathan Phillips—, incluido el de Samuel L. Jackson. Una irreconocible Julianna Margulies (de ‘Urgencias’) le ayuda un poco en su misión, pero tanto los giros de guión como las decisiones que toman los viajeros y miembros del FBI son absurdas. La frase del trailer lo resume todo: “Estoy hasta los cojones de las putas serpientes y del puto avión”. Sustitúyanlo por ovarios y ahí está mi crítica de la película.

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