Hay cierta ambición en 'Asalto en la noche', la ambición de hacer una película comercial, que manipule temas y tropos bien conocidos por el espectador, en un género donde se sienta cómodo, pero con una inyección de originalidad. En este caso, esa originalidad viene de las características derivadas de la insólita condición -para estos casos- de la protagonista (es una mujer) y de una ingeniosa inversión de los términos espaciales típicos de las home invasion. Por desgracia, en ninguno de los dos casos las novedades se llevan a sus últimas consecuencias.
'Asalto en la noche' cuenta cómo una mujer, Shaun (Gabrielle Union) acude en compañía de sus dos hijos a la casa donde vivía su padre, recién fallecido en circunstancias extrañas y con quien no se hablaba. Lo que no sabe es que, aparte de encontrarse con poco menos que un búnker tecnológico, hay cuatro ladrones que quieren localizar y abrir la caja fuerte, donde hay una sustanciosa cantidad de dinero en efectivo. Con sus hijos retenidos, Shaun deberá poner sobre la mesa todo su coraje e ingenio para salir con vida de la situación.
Es decir, una historia mil veces contada que hemos visto en clásicos como 'Sola en la oscuridad' o, más recientemente, en 'La habitación del pánico' -claro referente de esta película de James McTeigue-. Pero esta vez, con la diferencia de que la que intenta entrar en la casa para poder rescatar a sus hijos es la víctima del asalto. Es decir, la idea de la mansión como una fortaleza inexpugnable no es esta vez la única ventaja frente a los ladrones -como sucedía en la mencionada pieza de suspense claustrofóbico de David Fincher-, sino un obstáculo más que nuestra heroína debe superar.
Se trata de un giro relativamente novedoso, pero cuyas posibilidades McTeigue (cuya puesta en escena, aún sólida y sin fallas, está lejos de la matemática y obsesiva meticulosidad de Fincher) apenas explota. Y 'Asalto en la noche' se convierte en una película en la que hay cristales antibalas pero también tejados que chirrían cuando alguien los pisa; y sistemas de alarma de última generación, pero que extrañamente no están conectados con ayuda exterior inmediata. Es decir, no hay clamorosos fallos de guión más allá de la suspensión de credibilidad obligatoria, pero las férreas reglas que se marcaba Fincher con su cámara impenetrable no están aquí, y eso hace que haya suspense, pero no tensión.
'Asalto en la noche': ella da el golpe
Relacionado con ese cambio en la perspectiva está el importante protagonismo femenino, desde luego no inédito en el cine de acción o el thriller, pero con matices relativamente valientes aquí: Shaun no es una ex-marine, no es una mujer-policia ni una experta en explosivos. Es simplemente, una persona normal (una madre) a la que se le pilla en un mal día y se convierte en una terminator sencillamente por la presión. Un recurso muy habitual en el cine de acción, pero siempre destinado a hombres, donde ser héroes "está en su naturaleza". Aquí la posibilidad de una heroína sin necesidad de justificación argumental da cierto aire novedoso a la aventura.
La interpretación de Gabrielle Union, que no necesita desprenderse de su fragilidad o su credibilidad para enfrentarse a cuatro matones y presentar batalla, es la gran baza de una película cuya verosimilitud descansa casi íntegramente sobre sus hombros. Union sale airosa del trance, y su extraña vehemencia -que hace pensar (quizás por prejuicios del espectador) que en cualquier momento se nos va a desvelar que, en efecto, sí que es una ex-marine- es lo más memorable de 'Asalto en la noche'
Precisamente en su esquematismo argumental y en el escaso trabajo que hace de construcción de personajes es donde encuentra 'Asalto en la noche' su principal virtud y sus mayores problemas. Por una parte, ese enigma, ese saberse únicamente que Shaun se llevaba mal con su padre y tiene una familia a la que quiere y protege, le da ese carácter icónico a la heroína que tan bien sienta al film.
Pero por otro lado, cuando comienzan las sorpresas, los giros argumentales y las sorpresas más o menos anticipables, el espectador es incapaz de estremecerse. 'Asalto en la noche' funciona como variante fría y desapasionada de un género muy codificado, pero a la hora de plantear una auténtica revolución en el mismo no le habría venido mal algo más de arrojo argumental, dinamita en las bases y una pizca de la consistencia y el perfeccionismo típicos de ese Fincher a quien McTeigue quiere parecerse.
Ver 2 comentarios