La semana pasada al hablaros de ese peliculón que es ‘Los descendientes’ os comentaba que en la actualidad damos un valor algo distorsionado a las cosas, corriendo así el riesgo de que las relaciones humanas con aquellas personas a las que más queremos no sean todo lo fuerte y estrechas que desearamos. Y eso es algo de lo que sólo nos arrepentiríamos en el momento en el que una tragedia nos priva de la compañía de alguno de ellos. No obstante, hay una posibilidad aún más grave, y es que nosotros mismos acabemos optando voluntariamente por desentendernos de un ser querido cuando se convierte en una carga demasiada pesada. Y es que no es raro que nuestros mayores lleguen a un punto en el que no pueden valerse por sí mismos, pero nosotros tampoco tengamos la capacidad para ocuparnos de ellos convenientemente. ¿Qué surge de todo esto? El abandonar a nuestros mayores en residencias para la tercera edad, donde delegamos en abolutos desconocidos el cuidado de nuestros mayores.
Lo curioso es que este tema no es algo que el cine aborde muy a menudo, ya que se ve que las historias sobre jubilados no deben tener suficiente interés comercial. Más curioso aún es que haya sido una película de animación española la que venga a ofrecer una visión al respecto. ¿Cuál es el motivo de resaltar que sea de animación y española? Pues que, seamos francos, el cine de animación hecho en nuestro país es escaso, tanto en cantidad como interés (de hecho, en televisión se han hecho cosas mucho más interesantes en este campo). Me vienen a la mente casos como ‘El lince perdido’ o ‘Planet 51’, algunas de las producciones con más aspiraciones de los últimos años. La primera se quedaba a mitad de camino de lo que quería y la segunda era una bobada de mucho cuidado. Podría remontarme más en el tiempo, pero lo cierto es que me da la sensación de que los animadores españoles más talentosos tienen que irse al extranjero a buscarse trabajo, algo similar a lo que sucede con varios directores de nuestro cine que apuestan por el cine de género. No obstante, la nominación al Oscar de ‘Chico & Rita’ seguramente sirva de estímulo para revitalizar este tipo de propuestas, pero en esta ocasión vengo a hablaros de ‘Arrugas’, la adaptación cinematográfica del cómic de Paco Roca que se estrena este viernes.
Lo cierto es que ya conocía ‘Arrugas’ por el cómic que tomaba como base. Lo leí con cierto escepticismo por recomendación de mi mejor amigo, y me encontré una obra maravillosa que retrataba la vejez y el alzheimer de una forma sensible (que no sensiblera), cercana y emocionante sin caer en querer ser un gratuito festival lacrimógeno. No, el cómic de Paco Roca es una de esas joyas que surgen ocasionalmente en su medio, pero que muchos jamás descubrirán por creer que todos son cosa de críos. El miedo que tenía era que con su paso al cine no estuvieran a la altura del material del base con el que partían, pero ahora puedo deciros que al de diez minutos de película ya tenía claro que estaba ante algo realmente grande, una cinta que quizá no vaya a ser un sonoro éxito comercial, pero que a buen seguro encantará a la gran mayoría de personas que se decidan a verla. Mis próximas líneas tendrán ese único objetivo.
Seguramente a la gran mayoría de vosotros no os diga nada el nombre de Ignacio Ferreras, y no os culpo, ya que ‘Arrugas’ es su primer largometraje en solitario, pero no por ello hablamos de alguien sin experiencia. Más arriba podéis ver ‘How to cope with death’, una pequeña genialidad en la que la vejez y la proximidad de la muerte ya tienen un papel esencial. Él es también (los otros son Ángel de la Cruz, Rosanna Cecchini y el propio Paco Roca) uno de los responsables del guión, donde se ha conseguido una adaptación que roza la perfección, ya que no sólo se capta a la perfección el tono del cómic, sino que, en un intento de que ‘Arrugas’ no sea una mera traducción cinematográfica, se introducen varios cambios que casan a la perfección con el relato, consiguiendo así una riqueza incluso superior a la de la obra original. Y es que la única pega que uno puede encontrar al guión es la sensación de pegote innecesario que transmite el epílogo. Cierto que es fácil entender lo que se buscaba con él, pero eso no quita para que se cargue la magia que tenía lo que sucedía inmediatamente antes, el auténtico cierre para lo que nos habían estado contando.
Quiero aclarar un par de aspectos sobre la historia que seguramente causen suspicacia en algunos espectadores. No, el Alzheimer no es el único elemento que vertebra (o canibaliza) la historia, sino que la inevitabilidad de su progreso es lo que sirve para recordarnos que los elementos cómicos van a ir virando de forma progresiva. Porque sí, ‘Arrugas’ cuenta una historia dramática, pero no desaprovecha las muchas posibilidades que tiene para hacer reír al espectador. Y es que con las risas atrapas el corazón del espectador, pero es con los apuntes dramáticos con los que te los ganas para siempre. Imagino que la realidad y ficción se entrecruzan, ya que siempre recordamos con más cariño los momentos en los que lo hemos pasado realmente bien, pero son las tragedias las que realmente marcan nuestro carácter. El drama de la comedia que lo llamo yo.
Un punto que puede echar para atrás a muchos es el tipo de animación empleada, ya que actualmente estamos acostumbrados a una tridimensionalidad hiperrealista en la que hasta casi podemos sentir el movimiento del pelo de los personajes, pero eso no es algo que afecte al resultado final de ‘Arrugas’. Es cierto que estamos antes una película que apuesta por una sencillez que puede llegar a preguntarse a algunos si no hubiese sido más conveniente rodarla en imagen real, pero la respuesta es un no tajante. Ferreras logra transmitir una naturalidad sin igual a través de las imágenes, y uno pronto se olvida de que está viendo dibujitos para centrarse en las vivencias de unos personajes que se ganan con rapidez un huequecito en nuestros corazones.
He de reconocer que mi gran miedo al ver el tráiler de la película era que el acento de uno de los protagonistas no casaba demasiado con la idea que tenía en mi cabeza sobre dicho personaje, pero la extrañeza inicial es algo que se desvanece con rapidez. Más allá de esa pequeña puntualización, me parece que la amistad entre Emilio y Miguel está recreada de forma maravillosa, siendo cada uno el perfecto complemento del otro, más formal y ligeramente arisco (consecuencia del Alzheimer) el primero en oposición a la actitud más libertina del segundo. Los vaivenes de la amistad entre ambos son el otro motor de la historia junto al Alzheimer que pacede Emilio. No obstante, eso no quiere decir que ‘Arrugas’ descuide al resto de habitantes de la residencia, ya que nunca fue mejor utilizada la palabra entrañable que para describirlos, siendo además un flashback que atañe a los orígenes de la relación sentimental de un matrimonio que habita allí el mejor momento de toda la función, y también una secuencia formidable que por si sola ya justificaría el ver ‘Arrugas’. Ojo, la película también muestra no pocos apuntes de la amargura asociada a esa edad, algunos de forma más clara y otros de forma más solapada (la anciana que guarda cosas de la comida que dan a los habitantes del lugar), pero sin caer en tremendismos. Sí, el Alzheimer es una cosa muy grave que aún no tiene cura, pero no por ello hay que restregárselo por la cara a unos espectadores que ya son conscientes de ello. El buen gusto es primordial.
En definitiva, ‘Arrugas’ es una grandísima película sobre un tema tan poco explorado en el mundo de la animación como el Alzheimer, siendo además una estupenda adaptación del maravilloso cómic de Paco Roca. Todo funciona a las mil maravillas con la salvedad de un epílogo (ideado inicialmente para acompañar a los créditos finales, algo que es lo máximo que debiera haber sido) que resta algo de fuerza al, por otro lado, estupendo desenlace. Más allá de eso, no se me ocurre ninguna pega relevante que poner a esa maravilla que es ‘Arrugas’. Desde ya seria candidata a ser la mejor película de 2012 (aunque técnicamente sea del 2011) y, casi sobra decirlo, de obligado visionado para todos los amantes del cine.
PD: Aprovecho para deciros que leyendo esta humilde crítica de ‘Arrugas’ estáis combatiendo la posibilidad de padecer Alzheimer.
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