El 31 de julio se estrenó ‘Arrástrame al infierno’ (‘Drag me to Hell’), de Sam Raimi, film que nos cuenta que una joven empleada de un banco, con la intención de medrar en su carrera, deniega la extensión de un crédito a una gitana desarrapada y ésta le echa una maldición. Cuando Christine intenta entrar en su coche, aparece la señora, con la que mantiene una pelea. En el altercado, la gitana le arranca un botón y se lo devuelve maldito. Más adelante, un médium le dirá a Christine que, si quiere librarse de la maldición, tendrá que regalarle el botón a alguien y traspasarle así ese destino.
Además de porque estaba de vacaciones y no había tenido tiempo de ponerme manos a la obra, estaba tardando en de escribir esta reseña porque me costaba entender las intenciones de Raimi con este film. Comprendo que el estilo de sus inicios era crear un terror que hiciese reír, para así lograr una mezcla de géneros que le ha valido un gran número de fans incondicionales. ‘Arrástrame al infierno’ podría parecer que va por ahí, pero no es ‘Posesión infernal’.
La película se vende como film de terror y no como comedia, ya que en el trailer no aparece ninguno de los momentos de humor. Dentro ya de lo que es el metraje, los momentos cómicos son contados y todos ellos se corresponden con las escenas de teórico terror, pero el resto de la narración es seria y nunca aparecen gags. Por ello, me cuesta trabajo estar segura de que se trate de una vuelta a ese género a caballo entre dos, especialmente porque me parece muy difícil que espectadores que no sean seguidores de Raimi sepan cómo reaccionar ante esta película, pues es muy probable que acudan a verla con la idea de que va a ser un film de terror.
Con esto, es complicado argumentar como punto negativo que la trama es tópica, políticamente incorrecta y algo tonta, si se piensa que se ha hecho así a propósito. Pero es que lo es. Como cierto es que la parte que podríamos decir que sí funciona como terror consigue dar sustos gracias a la consabida estrategia facilona de elevar el volumen del sonido y la música repentinamente.
‘Arrástrame al infierno’ está protagonizada por Alison Lohman (‘Los impostores’), Justin Long y, si bien este último ha participado en numerosas comedias, su interpretación no corresponde a ese género, sino que está comedida y contenida como requeriría un film serio, es decir, no es Bruce Campbell. Es posible que los trabajos de ambos intérpretes, a diferencia de la exagerada creación de quien interpreta a la gitana, sean lo que nos permite engancharnos a la historia y sentir empatía con la protagonista y su situación.
Igualmente menciono en el lado positivo que podría plantearse la duda de si lo que le está ocurriendo a la empleada de banca es real o si forma sólo parte de su imaginación. Como las consecuencias de las apariciones no son claras y nadie ve nunca a ninguno de los seres que la atormentan, podríamos pensar que se trata de una paranoia suya. Es meritorio mantener siempre esta opción abierta, sin romperla nunca con otro punto de vista o con alguna certeza.
El momento en el que Christine está decidiendo a quién le entrega el botón tiene su miga y, además, se disfruta porque te hace ponerte a pensar a quién le regalarías un destino maldito y seguro que se te ocurren algunas personas.
La postmodernidad nos trajo un cine consciente de sí mismo, que podría hablar sobre sí mismo o simplemente reírse de sí mismo. Hoy en día no es nada raro que veamos películas que teóricamente son de miedo, de acción, de ciencia ficción o de aventuras con la única intención de partirnos la caja torácica. El gusto por el cine malo, tan extendido entre algunos colectivos, se basa en este tipo de disfrute. Por lo tanto, cuando esa vuelta ya se ha dado, ¿puede ser que la película de Raimi tenga menos sentido que cuando hizo las primeras? ¿Ha sido Raimi demasiado consciente de que estaba haciendo reír con su terror? ¿Ha buscado un punto demasiado intermedio, en lugar de tirar algo más hacia uno de los dos lados, sin renunciar del todo al otro?
No sabría dar una respuesta muy concreta, pero el hecho de que se planteen las preguntas parece suficiente indicación de que ‘Arrástrame al infierno’ no ha encontrado su punto ideal. Sólo podrá disfrutarse plenamente si se acude a verla con la mente de un acérrimo amante del cine de Raimi y una voluntad positiva de encontrarle el humor a todos los momentos.
Más información en Blogdecine sobre ‘Arrástrame al infierno’.
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