‘Archivo 81’ es la nueva joya de Netflix: un adictivo compendio de horror analógico, sectas y ocultismo con el sello del mejor James Wan

‘Archivo 81’ es la nueva joya de Netflix: un adictivo compendio de horror analógico, sectas y ocultismo con el sello del mejor James Wan

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‘Archivo 81’ es la nueva joya de Netflix: un adictivo compendio de horror analógico, sectas y ocultismo con el sello del mejor James Wan

Archivo 81' (Archive 81, 2021) es la nueva serie de terror de Netflix producida por James Wan, que aquí se alía con Rebecca Sonnenshine de ‘The Boys’ para crear una adaptación del podcast de “audio encontrado" del mismo nombre, sobre un archivista que debe restaurar las cintas sobre la investigación de un extraño edificio 1994. Aunque en el original son cassettes y no VHS, es básicamente la misma dinámica que recuerda a las películas de género found footage.

Aquí las cintas de la trabajadora social son grabadas mientras está investigandoHTML code... un bloque de apartamentos y es el material con el que trabaja Dan Turner, el restaurador que es contratado por una extraña empresa llena de enigmáticas reglas. Durante su proceso de revisión empieza a descubrir las entrevistas de la desaparecida Melody Pendras a los habitantes del edificio Visser, un monolito en expansión con vecinos que recuerdan a los deLa semilla del diablo’ (Rosemary’s Baby, 1968) y que se incendió misteriosamente, como la casa de Dan en su infancia, en el mismo año 1994.

Dan trabaja en un edificio aislado y sin ningún tipo de cobertura telefónica, con lo que su proceso le va afectando mentalmente de tal manera que comienza a tener sueños extraños y algunas visiones en la estática de la pantalla, entrando en un proceso de “fiebre de cabaña” que no deja de recordar al de Jack Torrance en ‘El resplandor’ (1980). Su objeto de estudio podría ser material de un true crime, la desaparición de una chica en un edificio y sin conocer resolución, como fue en su día –antes de que finalmente se aclarara– el caso de Elisa Lam.

Un collage absorbente de terror y misterio

Durante sus ocho episodios, ‘Archivo 81’ se convierte en una adictiva obsesión que alterna found footage a lo ‘El proyecto de la bruja de Blair’ (1999) con metraje cinemático muy bien fotografiado por Bobby Bukowski, Nathaniel Goodman y Julie Kirkwood, para narrar un descenso a los infiernos lleno de misterios, sectas y hasta horror cósmico, convirtiéndose fácilmente en lo mejor que ha producido James Wan tras todos los spin offs del universo Warren, y superando también su última incursión en el género, dejando claro que la responsabilidad creativa de Sonnenshine debe valorarse justamente.

Los episodios de la serie vienen firmados por directoras como Rebecca Thomas de ‘Stranger Things’ y Haifaa Al Mansour de 'Mary Shelley' (2018) y además, dos de sus mejores entregas han sido conducidas nada menos que por la pareja Justin Benson & Aaron Moorhead, creadores de ‘El infinito’ (The Endless, 2017) o ‘Synchronic: Los límites del tiempo’ (2017), con las que sus episodios tienen no pocos puntos en común. Pese a ser una obra de pocos personajes rodada en plena pandemia, la puesta en escena no es nada perezosa y se exploran los espacios con riqueza y variación de puntos de vista.

Kaelego Archive 81 Netflix

‘Archivo 81’ completa una trilogía espiritual reciente de terrores a analógicos que empieza con ‘Censor’ (2021) y continúa con ‘Broadcast Signal Intrusion’ (2021), las tres sobre personajes que trabajan con VHS y vídeos de textura granulosa que esconden misterios insondables, a menudo llevando a sus protagonistas a espirales de locura o estados alterados de la conciencia y en todos los casos desarrollados con una fascinación por la tecnología retro y el formato que, en el caso de la serie, se trata casi con el mismo peso que los misterios de su argumento.

El fetichismo de la cámara por los elementos relacionados con el trabajo del personaje es equivalente al que profesa él mismo. Siempre hay aparatos de vídeo, cintas, y distintos tipos de casete que el montaje se deleita explorando con primeros planos de su proceso de restauración. Luego experimenta con las propias grabaciones, a veces con trucos digitales y otros con técnicas tradicionales, mezclando texturas, utilizando metraje de los 90 y trucajes de todo tipo, incluyendo falsos noticiarios, anuncios y una fantástica recreación de una serie de terror perdida a lo ‘The Twilight Zone’ llamada 'The Circle' con su anfitrión a lo William Castle y todo, que también recuerda a los vídeos del mockumentary 'La puerta negra' (2001) o incluso 'Historia de lo oculto' (2020).

Archive9

Diario de una obsesión

‘Archivo 81’ va construyendo una inmensa mitología propia, un pastiche fascinante con símbolos arcanos, mohos incognoscibles, música maldita, logias de pintores, figuras lovecraftianas, rituales, seres demoníacos, y ciencia ficción esotérica que siempre guarda alguna sorpresa, presentado todo como un misterio conspiranoico con ecos de los thrillers de los 70 y 80 que versaban sobre expertos en grabaciones, como ‘La conversación’ (1974) y ‘Impacto’ (Blow Out, 1981).

Pero además la serie de Netflix es un recorrido por distintas miradas al terror, llena de referencias que no interfieren en la narración, desde las pantallas como portales de ‘The Ring’ (1998), los cultos alrededor de la transmisión mental, la noosfera y sus receptores de ‘The Empty Man’, los vecinos sospechosos en un edificio de ‘La centinela’ (1977), exorcismos, el misterioso bloque de apartamentos a lo ‘Poltergeist III’ (1988), con pisos "perdidos", extraños portales dimensionales, sesiones de espiritismo, chubasqueros rojos a lo ‘Amenaza en la sombra’ (1973) y la investigación scifi y horror de tonos fríos de los ‘Expediente X’.

Archive 81 Midgard Times

‘Archive 81’ no es perfecta, a veces el drama de Melody no funciona y acaba con muchos misterios sin resolver, con un plano muy elegante que explica la situación con un pequeño reflejo e invita a una segunda temporada, pero resulta una anomalía frente a las típicas series de terror gracias a su absorbente formato de sigue las pistas, que recuerda a aventuras gráficas ingenuas de la época como ‘Alone in the Dark’ y que suponen también una vuelta a un modo de contar que hace honor a la propia literatura weird en la que se inspira, sin grandes sustos ni exabruptos sangrientos pero con todos los ingredientes para dejarse llevar y obsesionarse junto a su protagonista.

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