‘Palíndromos’, de Todd Solondz. También son ganas de sufrir

Me quedaba una película por ahí descolgada sin ver y ayer me puse a hacer los deberes para asegurarme de que la lista de lo mejor de 2006 estaba todo lo completa posible. Ya que Todd Solondz es un director que me gusta mucho, pensaba que ‘Palíndromos’ ('Palindromes', 2004) se podría incluir entre las diez mejores y he de decir que por cuestiones de calidad no habría ninguna duda, pero el film hace pasar un rato tan malo que acaba por no gustarte, aunque sea muy buena. Solondz probablemente está muy cabreado con el mundo y quiere hacer sufrir con las armas que tiene: su cine.

Lo peor de todo es que el mal rollo que transmite va en aumento, así que ver sus próximos films también serían ganas de sufrir. Si ‘Bienvenidos a la casa de muñecas’ tenía sus chungueces, pero se podía llegar hasta a disfrutar y a encontrar una identificación, con ‘Happiness’ creaba una incómoda sensación de no saber si reír o sentirse mal. ‘Storytelling’ era dura y desagradable en algunos momentos, aunque tenía sus otros ratos de algo parecido al humor. Pero es que ‘Palíndromos’ se podría calificar de devastadora, pues, si no llega a tener instantes tan chocantes como la anterior, el regusto final y general es de haber pasado un rato mucho peor.

Los personajes de Solondz son seres maltratados por lo que les rodea, pero también por sí mismos. El mundo de este director es un lugar frío que sólo va a golpearte y que no va a dejarte la más mínima tregua. La redención, el final feliz, la luz al final del túnel son elementos que no existen en el universo de Solondz. Sus personajes son marginados por su fealdad física o por sus depravaciones. Son sufridores natos que transitan por la vida sin que nada bueno les pueda ocurrir.

La protagonista de 'Palíndromos' es una joven que desea tener hijos para tener a alguien a quien amar. Sus padres no están de acuerdo con que arruine su vida con un embarazo a los trece años. Según la historia va avanzando, las desgracias se van multiplicando en el accidentado periplo de Aviva.

‘Palindromes’ presenta a una protagonista encarnada por siete actrices muy diferentes entre ellas y un actor. Este juego, similar al de ‘Ese oscuro objeto del deseo’ (‘Cet obscur objet du désir’, 1977) no tiene la misma intención que en el film de Buñuel, sino que está empleado para deshumanizar y desempatizar al personaje. O al menos ése es el resultado que da, pues la intención primigenia del director parecía ser otra: "Lo curioso es cómo el sexo, la raza, la edad, desempeñan un papel tan limitado a la hora de hacer que un personaje sea simpático o no. Quizás por eso un personaje de este tipo es uno que puede caer bien a todo tipo de gente. [...] Así que pensé qué pasaría si seleccionaba a diferentes tipos de gente para un solo personaje, un personaje con el que todos pudieran simpatizar. Mi temor era que podría convertirse en un ejercicio demasiado intelectual, exhibicionista, y alienar al público. Pero mi esperanza era que se produjera un efecto acumulativo que afectara más emocionalmente que si tuviera un solo actor: más mágico. [...] Mi consejo para el público [...] es, déjate llevar".

La estética y la fotografía son feístas, así como los ambientes resultan muy norteamericanos y deprimentes. Obviamente, todo esto es intencionado, pues no cabría otra elección para las historias que se nos cuentan. Solondz domina muy bien los recursos fílmicos y nos narra la película con una planificación concisa y que hasta podría parecer fría. Sin embargo, logra una identificación a pesar de ponérselo a sí mismo lo más difícil posible: "Cuando creas un personaje simpático, el público desea identificarse con éste. Nadie quiere identificarse con alguien desagradable, porque poca gente se ve a sí misma de esta forma".

Los temas como los abusos de menores o las malformaciones están presentados sin velo ninguno. Errando, Aviva llega a una casa que es una ‘Parada de los monstruos’ (’Freaks’, 1932) con buenas intenciones cristianas. Por otro lado, la propia protagonista mantiene relaciones con un señor que podría ser su padre y a un personaje rescatado de ‘Bienvenidos a la casa de muñecas’ lo acusan de pederastia. El propio director declara que no le interesa hablar de estos temas, sino que “el tema es que se nos da un telón de fondo para contar la historia de una niña suspendida entre una familia que mata de una forma y otra familia que mata de otra. O una familia que no ofrece ninguna posibilidad de elegir y otra para la que todas las elecciones ya están tomadas.” Esta familia, llamada paradójicamente Sunshine, representa la otra cara de la moneda en oposición a los padres de Aviva, pues son antiabortistas. En este sentido, Solondz ha conseguido molestar tanto a los que están a favor del aborto como a los que están en contra.

Y si decía que ‘Bienvenidos a la casa de muñecas’ ('Welcome to the Dollhouse', 1995) era más suave y hasta se podría adivinar en ella la idea de que la adolescencia es mala, pero todo puede mejorar con el paso del tiempo; el director se encarga de desmontar ese concepto al hacernos ver en ‘Palíndromos’ que la protagonista de aquel film, Dawn, se ha suicidado porque se había quedado embarazada en una violación. 'Palindromes' se podría considerar como la continuación de el segundo largometraje de Solondz. La imposibilidad de cambiar se expresa incluso en un diálogo del hermano de Dawn con Aviva al final de la película. La elección de las actrices también incide en esta idea de que nada puede mejorar. Una frase de Todd Solondz sobre la película viene a confirmar esta sensación: “Como un palíndromo, el mundo gira sobre sí mismo sin ningún cambio: es como mirarse a los dos lados del espejo.”

Al igual que dije sobre Aki Kaurismäki, lo mejor de Todd Solondz es la autenticidad con la que cuenta estas cosas, con la que nos sumerge en estos mundos. No hace estas películas con ganas de transgredir o de llamar la atención, pero sin nada que aportar. Solondz (en la foto) es como uno de sus personajes y quizá esta cercanía es también la que hace que ver sus últimas películas sea una experiencia no precisamente agradable. Extrañamente, lo que declara el director es que “Mi película, sin embargo, es en último término una historia de amor, como lo han sido todas mis películas: historias de amor prohibido, amor por uno mismo. Porque realmente no hay historia que merezca la pena ser contada que no sea de amor.”

A pesar de todo, insisto en que considero que los films de Todd Solondz, especialmente ‘Happiness’, son espléndidos. ‘Palíndromos’ es una película que hace pasar un mal rato, pero a la que no se le pueden negar grandes cualidades.

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