La ciencia ficción nunca fue un género que abordasen demasiado la series de televisión españolas. Durante los últimos años sí que hemos tenido más intentos con 'El ministerio del tiempo' como el título más destacado, pero que eso nos haga olvidarnos de otras propuestas muy estimables como 'El vecino' o 'Estoy vivo'.
Ahora tenemos otra que merece mucho la pena con 'Apagón', donde en lugar de apuntar por un elemento más costumbrista se ha optado por un enfoque más realista, brillando más ahí que cualquier serie española previa. De hecho, su único problema real es que pese a tomar como base un podcast estrenado en 2018, resulta imposible no acordarse de 'El colapso' mientras ves 'Apagón'. Y la serie de Movistar+ sale perdiendo frente a la ficción francesa.
Sin apagones de interés
Dividida en 5 episodios independientes, 'Apagón' ofrece una visión variada de lo que supone enfrentarse a una catástrofe sin que estemos realmente preparados para algo así. Ni por los recursos a nuestro alcance, donde no tarda en salir a la luz nuestra tendencia a malgastarlo todo, ni por nuestra propia forma de enfrentarnos a ella.
Sin querer desmerecer al resto, creo que el primer episodio de 'Apagón' es el mejor de toda la serie, ya que ofrece un acercamiento brillante y repleto de tensión a cómo las autoridades se enfrentan a un posible colapso de nuestra sociedad. Sus virtudes son interminables, desde cómo equilibra la vertiente más personal con la indecisión institucional el guion de Isabel Peña hasta el tremendo trabajo de puesta en escena de Rodrigo Sorogoyen para meternos de lleno en la sala donde realmente podría hacerse algo para hacer algo ante la que se avecina.
Luego la carga de tensión decrece en el resto de capítulos, siendo quizá el segundo donde 'Apagón' resulta menos satisfactoria, dándose la particularidad de que también es el que más trae a la memoria uno de los capítulos más incontestables de 'El colapso'. No está para nada mal resuelto y plantea dilemas morales estimulantes, pero acaba faltándole algo de fuerza, probablemente porque también es al que mejor le habría sentado tener una duración más ajustada. Por ahí pierde dramatismo cuando justamente es el episodio que más abiertamente apuesta por ello.
Además, también entonces es cuando surge una tendencia a que cada capítulo tenga una moraleja más o menos clara. No es que se pasen de la raya y la subrayen a través de diálogos innecesarios, pero sí que se venir un poco de lejos las intenciones detrás de cada uno de ellos, desde los más críticos hacia la posibilidad de jugar con un concepto similar al de "Saldremos mejores" que tanto se comentó durante los momentos más duros de la pandemia y que tan falso ha acabado siendo.
Dicho esto, uno de los principales puntos fuertes de 'Apagón' es su potencia inmersiva, contando para ello con un gran despliegue técnico para que nos creamos esa sociedad en descomposición y también las diferentes personalidades de sus protagonistas. A eso ayuda una buena selección de un reparto entregado a sus personajes, destacando especialmente el cuarto episodio en este punto, ya que la dinámica que surge entre Jesús Carroza y Naira Lleó resulta determinante para elevar el material de base, donde surge la duda de hasta qué punto es previsible o simplemente tenemos claro que es inevitable que algo así suceda.
Además, 'Apagón' tampoco tiene problemas para saltar con pericia de un género a otro sin olvidar nunca su enclave dentro de este mundo distópico. Ahí es quizá donde más se nota que detrás de cada episodio hay un director diferente, cada uno aportando una visión única. Luego habrá espectadores que conecten más con un enfoque que con otro, pero cuando brilla lo hace con mucha intensidad y cuando no está tan inspirada sigue compensando con creces su visionado.
En resumidas cuentas
El resultado final de 'Apagón' dista mucho de ser perfecto, pero el bagaje sí que resulta al menos notable, hasta el punto de incluso dejar con ganas de que hubiese algún episodio adicional para explorar otras posibles problemáticas. Con todo, siempre es mejor quedarse corto y dejar con ganas de más que pasarte de la raya y llegar agotada al final.
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