'Antlers: Criatura Oscura': Guillermo del Toro apadrina un atípico relato de terror de gran estudio que gustará a fans de 'Until Dawn'

Resulta extraño que en un escenario comercial en el que el terror en la gran pantalla tiende a ser más limpio, con apenas hay ejemplos con gore como ‘Halloween Kills’ (2021), que propuestas tan oscuras y extrañas como ‘Antlers: Criatura oscura’ pasen tan desapercibidas en el fandom, con una recepción fría en el festival de Sitges 2021, en donde se la tachó de convencional y tópica (sic). Si bien no es una película ni mucho menos perfecta está muy lejos de ser un producto genérico.

Producida por Guillermo del Toro y dirigida por Scott Cooper, el largometraje adapta el cuento ‘The Quiet Boy’ de Nick Antosca en un guion coescrito por él mismo, C. Henry Chaisson y el propio director. Si bien no tiene la locura surrealista de las series ‘Channel Zero’ o ‘Nuevo Sabor a Cereza’, el sello del autor del relato se infiltra por todas partes, ofreciendo una pesadilla infantil tremendamente sórdida que toma la idea de los monstruos reales y la convierte en una meditación sobre traumas generacionales en la América profunda.

En ‘Antlers: Criatura oscura’ Keri Russell interpreta a Julia, una maestra que regresa a la pequeña ciudad de Oregon en la que creció para ocupar un puesto en la escuela primaria local, mudándose temporalmente a la casa de su hermano Paul (Jesse Plemons ), que es jefe de policía local. Julia y Paul tienen una oscura historia familiar de abuso, mientras que la ciudad en sí es un lúcido compendio de todo lo que está ocurriendo en parte del medio rural estadounidense después de la crisis, lo que crea un escenario desolador como hacía ‘No respires’ (2018) con el Detroit suburbano abandonado.

Al mismo tiempo, Lucas Weaver (Jeremy T. Thomas), un niño pequeño en la clase de Julia, parece estar sufriendo abusos de algún tipo en su casa. Julia reproduce y reconoce su dolor de víctima y sospecha de la familia de Weaver, cuyo padre (Scott Haze) y hermano (Sawyer Jones) parecen haber desaparecido. Y mientras Julia comienza a tratar de ayudar al niño, Paul comienza a descubrir cuerpos brutalmente desmembrados en los bosques alrededor del pueblo, en un estado tan deplorable que incluso el forense local no puede determinar la causa de la muerte.

El american gothic postcrisis

El guion teje bien conexiones entre pasado y presente, mito y realidad, con más precisión de lo que parece a simple vista. Las decisiones de los personajes reflejan o bien arrepentimiento o la redención que buscan y Cooper enfatiza sutilmente la vulnerabilidad de los protagonistas junto a la idea de que los que protegen están expuestos y dañados, creando una atmósfera derrotista y triste que no es nada común en el cine de género actual, y mucho menos en el de gran estudio. Pero a pesar de los códigos de drama, la película está más interesada en estudiar el entorno en el que habitan.

El mayor valor de ‘Antlers: Criatura oscura’ es cómo logra construir una nueva variante de gótico del noroeste por encima de las explicaciones del argumento. Cooper es un director hábil que hace un gran uso del espacio para generar suspense y se apoya en el director de fotografía Florian Hoffmeister y el diseñador de producción Tim Grimes, para convertir las ubicaciones canadienses, en evocadoras pinturas de desolación y vidas rotas rodeadas de niebla, abandono y oscuridad.

El pueblo de Cispus Falls refleja el fenómeno real de las clases trabajadoras dejadas a su suerte por el gobierno estadounidense, que llenan los telediarios con noticias de grupos supremacistas blancos y una epidemia de opioides. ‘Antlers’ toca el tema mejor que el remake de ‘Wrong Turn’ de este año, afrontando las consecuencias del cierre de la industria minera local, desde el colapso financiero, los problemas ambientales, la extensión normalizada del uso de drogas duras, y la pobreza extrema que han empezado a convertirse en una parte del paisaje.

La primera película de gran estudio sobre El Wendigo

Parece lógico que esta nueva mirada los lugares en donde surgían las leyendas y relatos del folklore americano se enfrenten con esos temores ancestrales, recuperándo aquí la figura del Wendigo, un espíritu malévolo que se alimenta de humanos surgido de la naturaleza en la tradición de los nativos americanos, lo que puede o no explicar la desaparición de la familia de Lucas. Tradicionalmente encarnado como una criatura parecida a un ciervo, su representación en la cultura ha sido maleable y variable desde el relato de Algernon Blackwood.

Su figura ha servido como metáfora en ficciones como ‘Cementerio viviente’ (Pet Sematary, 2019) de Stephen King y la trilogía del gurú del cine independiente Larry Fessenden, quien además es coguionista del famoso videojuego ‘Until Dawn’, que tiene como protagonista al demonio del viento. En ‘Antlers’ la criatura parece estar hecha del propio bosque y la tierra misma, con brasas flotando de sus apéndices en forma de ramas y algunas excrecencias cercanas al body horror que le emparentan con el dios de la película ‘El Ritual’ (2017).

Pero no solo hay un monstruo bien elaborado. También hay deformación y carnicería en las víctimas, con excelentes efectos de maquillaje de Toby Lindala y creaciones de Legacy Effects y Shane Mahan que crean imágenes horripilantes y grotescas muy extrañas en una producción dirigida a multisalas. De nuevo, el retraso del estreno de la película nos deja un legado del desaparecido estudio Fox que supone ahora ya casi una reliquia, después de que la adquisición por Disney haya relegado estos proyectos de riesgo directamente a la plataforma, como sucederá con ‘Prey’.

No representa el futuro del cine de terror ni lo pretende

Pese a que la película tiene algunas carencias en su tramo final (parece que ha pasado por algún tipo de remontaje) y no acaba de ser tan satisfactoria como promete, la idea de un mal surgido del folclore como respuesta al al sufrimiento de los humanos y la propia tierra es sólida y engancha con los mundos de cuento de hadas de pesadilla de Del Toro, como otra variación del reflejo de la muerte de la inocencia infantil por la corrupción adulta que ya planteaba en sus películas de horror sobre la Guerra Civil Española.

Pero en este caso el dolor también va de la mano de la fábula ambiental y Cooper dibuja bien el paraje exprimido hasta convertirse en un microcosmos de desastres provocados por el hombre, cosechando lo que se ha sembrado, con una naturaleza saqueada durante años, que está presente desde que Julia enseña a sus alumnos del peligro de coger cosas que no les pertenecen. La película pasa por estos temas sin sobrecompensar su subtexto, dejando que algunas imágenes transmitan el mensaje, con un enfoque sugerente en todo momento.

Como una versión sobrenatural del ecoterror de ‘Profecía Maldita’ (Prophecy, 1979) que ya estaba apuntada en ‘The Last Winter’ (2006), ‘Antlers: Criatura oscura’ propone una revisión interesante del mito del Wendigo con un buen reparto y una aproximación visual rica. No le convienen mucho las expectativas cocidas en años de retraso ni pasar como otra promesa de futuro clásico, es una obra imperfecta y nada redonda, pero llena de detalles que no estamos para despreciar a la ligera en un escenario de estrenos baratos producción a granel en plataformas pensada para ver en una tablet.

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