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Antes que el diablo sepa que has muerto tendrás tiempo para arrepentirte

Hace poco os hablaba de una de las mejores películas del año que dejamos atrás, ‘12’, la versión rusa de ‘Doce hombres sin piedad’, ópera prima de Sidney Lumet y, en mi opinión, una de las mejores películas de toda la Historia. Hoy también voy a hablar de otra de las mejores obras cinematográficas que se estrenaron en nuestro país durante 2008, pero esta vez viene del propio Lumet, cinco décadas después de ’12 Angry Men’. 84 añitos tiene ya el cineasta norteamericano. Entre él y Clint Eastwood, quizá el mejor director vivo hoy en día, maquillan un poco el pobre panorama. A pocos sorprende.

‘Antes que el diablo sepa que has muerto’ (‘Before the devil knows you´re dead’, 2007) es el largo, y precioso, título de la, por ahora, última película del sabio realizador que firmó otras obras tan recordadas como ‘Serpico’, ‘Tarde de perros’ o ‘Veredicto final’. En esta ocasión, Lumet recupera la energía de sus mejores momentos al narra una demoledora historia que conjuga a la perfección el cine negro y el drama familiar, con un reparto fantástico y uno de los finales más potentes del año pasado.

La historia de ‘Antes que el diablo sepa que has muerto’ se centra en dos hermanos, muy diferentes pero con los mismos problemas: necesitan dinero. Uno de ellos, el que ha tenido más éxito, el más inteligente y el que aparentemente parece más de fiar, propone un plan para solucionar la economía de ambos, sin riesgos, sin posibilidad de error, un plan seguro y limpio. Sobre el papel, claro. La idea es atracar la joyería de sus propios padres. Éstos no perderían nada porque el seguro les cubre. En teoría, todos ganan y nadie sale herido.

En teoría. Otro atraco “perfecto”. La ley de Murphy dice que cuando algo puede salir mal, saldrá mal. Como el cine nos ha demostrado en repetidas ocasiones, este tipo de robos protagonizados por personajes al límite, aunque sean expertos en la materia, suelen acabar en desastre. Por un error en la planificación o en la ejecución. Por un conflicto personal entre los atracadores o porque no consiguen esquivar las pruebas. Al final, pagan. Pero hay maneras y maneras de pagar…

Y entonces llegamos al “crimen perfecto”. Eso que también ha sido plasmado en el cine muchas veces, casi siempre con consecuencias dramáticas para los responsables. Porque si algo puede salir aún peor, saldrá; o, dicho de otro modo, todo puede empeorarse. Sólo que nunca sabes hasta dónde. Cuando te das cuenta, ya es tarde y no hay vuelta atrás. Pero, de nuevo, puedes seguir empeorándolo todo. Algo así es lo que ocurre con los dos hermanos que protagonizan el film de Sindey Lumet, de un tono seco y realista, sin concesiones, que llega al espectador con fuerza, como si de un puñetazo en pleno rostro se tratase.

Unos hermanos encarnados de forma inmejorable por dos actores de corte tan diferente como los personajes que interpretan. Por un lado tenemos a Philip Seymour Hoffman y por otro a Ethan Hawke. El primero, sencillamente uno de los actores más impresionantes que ha pisado este planeta, tiene el papel del hermano mayor, el “racional” y “exitoso”; el segundo, un actor capaz de cualquier cosa, para bien y para mal, se ocupa de encarnar al hermano menor, el menos “listo” y menos “fiable”. Si pongo comillas es porque son roles cercanos a la realidad, donde todo son millones de gamas de grises, nada es blanco o negro, bueno o malo.

Es fundamental destacar también el trabajo de dos de los secundarios, Marisa Tomei y especialmente Albert Finney. El veterano protagonista de ‘Dos en la carretera’ o ‘Muerte entre las flores’ encarna en esta película al padre de los dos desesperados hermanos que atracan a su propia familia. Una familia que parece cualquier cosa menos eso, dicho sea de paso, lo cual es una estupendo análisis de hasta dónde los lazos de sangre significan algo hoy en día. En lugar de personas, aquí vemos a lobos, atacándose y haciéndose daño unos a otros. Para muestra el infructuoso intento del padre por acercarse a su primogénito, quien le rechaza fríamente; poco antes de derrumbarse emocionalmente en presencia de su mujer. A ella pone rostro y cuerpo la señorita Tomei, una de esas actrices cuyo morbo aún les vale para mantenerse en el candelero. El momento en que se sincera con su marido es otra de las grandes secuencias de este film.

Mención aparte, también, para el guión de Kelly Masterson, que juega con una estructura fragmentada, en forma de puzzle, llena de flashbacks y variados puntos de vista. Si bien esto puede perjudicar, de alguna forma, la implicación del público, creo que en realidad es uno de los aciertos de ‘Antes que el diablo sepa que has muerto’, pues nos permite una mayor comprensión de todo el desaguisado que se forma, así como de las implicaciones y las consecuencias de los actos de los personajes.

Unos individuos que creen controlar su existencia, pero que en realidad están sujetos a las múltiples carambolas del destino, influidos por las vidas y las decisiones de todos los demás que le rodean; algo con lo que a menudo no contamos. No estamos solos y lo que tiene sentido en nuestra cabeza puede que (probablemente) sólo lo tenga ahí. En resumen, fantástica película de Sidney Lumet, quien una vez más nos demuestra de qué pasta están hechos algunos seres humanos.

En Blogdecine:

‘Antes que el diablo sepa que has muerto’, mucho título para este film (por Beatriz Maldivia)

‘Antes que el Diablo Sepa que has Muerto’, perro viejo (por Alberto Abuín)

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