Sabe más el Diablo por viejo que por diablo. Dicho refrán podría aplicarse perfectamente a Sidney Lumet, quien a sus 83 años demuestra estar en plena forma, y muy por encima de un montón de realizadores mucho más jóvenes que harían muy bien en repasarse la filmografía de este realizador, que proveniente de la televisión (algo que se nota bastante en la puesta en escena de sus películas), sorprendió a todo el mundo con la grande '12 Hombres sin Piedad'. A partir de ese mítico título, Lumet fue ofreciéndonos momentos de excelso cine, aunque de vez en cuando ha metido la pata hasta el fondo (me niego a recordar el título de aquel espanto protagonizado por Don Johnson y Rebecca De Mornay).
'Antes que el Diablo Sepa que has Muerto' ha sufrido cambios de título, y retrasos en su estreno. Programada para el pasado viernes, ahora resulta que no será hasta el 25 de Abril 23 de Mayo cuando la puedan disfrutar la mayoría de los españoles. Este ninguneo que está sufriendo la película en su distribución se empareja con el que sufrió en su estreno americano, donde además fue vilmente olvidada de cara a las nominaciones de los Oscars, en los que no hubiera desentonado lo más mínimo, entre otras cosas porque es bastante superior a cualquiera de los cinco títulos finalistas en la última edición de la estatuilla dorada.
'Antes que el Diablo Sepa que has Muerto' ('Before The Devil Knows You´re Dead', 2007) narra la historia de un atraco frustrado a una joyería, el cual parecía la cosa más fácil del mundo. A partir de este hecho, las consecuencias serán devastadoras para un montón de gente implicada directa e indirectamente en el suceso. Esto es lo mínimo que se debe contar sobre esta película, decir más sería desvelar las cartas de una película que va sorprendiendo según va avanzando, no porque se produzcan sorpresas de esas que uno no se espera, sino por la fuerza del relato, y la cantidad de situaciones extremas a las que son expuestas unos personajes llenos de riqueza.
Como en los grandes thrillers clásicos, la trama empieza con algo intrascendente, y poco a poco se va liando de una forma tremenda hasta llegar a uno de esos finales que se quedan grabados en la retina por derecho propio. Lumet tiene el cine en sus venas, y en el presente film realiza una inaudita mezcla de clasicismo y modernidad. Clasicismo porque él proviene de una época ya olvidada hoy día (por lo menos en las formas, algo lógico por otro lado), y modernidad porque se ve muy bien que Lumet se ha puesto al día en cuanto a formulismos estéticos y narrativos. Quizá en este punto se encuentra paradójicamente uno de los dos puntos débiles de la historia. Su narración a base de flashbacks protagonizados por cada uno de los personajes, responde tal vez a una necesidad de alguien tan veterano como Lumet de moverse en los actuales tiempos. Pero dicha estructura, sin que llegue a molestar en absoluto, era totalmente prescindible. La historia no depende de esa estructura y hubiera funcionado perfectamente de haberla rodado de forma clásica.
Lumet, cual viejo perro que sabe más que nadie, filma una de las películas más rabiosamente entretenidas vistas en mucho tiempo. Un entretenimiento que se da la mano con la oscura trama que rodea todos sus patéticos personajes, perdedores sin rumbo, a los que, lo que podría considerarse como una cruel broma del destino, termina envolviéndolos en una espiral de acontecimientos a cada cual más grave. A Lumet le acompaña un elenco de actores en verdadero estado de gracia. Ethan Hawke y Philip Seymour Hoffman interpretan a los dos hermanos, ejes centrales de la historia. Uno, un perdedor al que su sueldo apenas le llega para pasárselo a su ex-mujer y su hija, y el otro, un acomodado hombre de negocios adicto a la heroína. Dos actores compenetrados a la perfección en dos roles totalmente opuestos a pesar de su parentesco. Marisa Tomei supone el segundo punto débil de la película, pero no por el trabajo de la actriz, quien incluso nos regala un montón de escenas subidas de tono que en otro tiempo hubieran sido impensables en ella. Lo realmente débil es su personaje en sí, es el peor tratado de todos: se trata de la mujer florero de uno de ellos, que en cierto momento de la trama tiene su vital importancia para luego descuidar al personaje en sí.
Pero quien se merece todos los aplausos es otro veterano: Albert Finney, con un personaje que va cobrando relevancia según avanza la trama de la película. Uno de esos personajes caramelo que cualquier actor hubiera dado la vida por él. Un inmenso secundario con una importante misión en todo lo que acontece, tomando decisiones terribles por las consecuencias de las mismas. SPOILER. La película se cierra con Finney después de hacer algo aterrador, caminando hacia una especie de luz redentora, un falso cielo en clara contraposición con el infierno que hasta ese momento han vivido todos. FIN SPOILER. Un final perfecto, único, broche de oro para una película casi (repito, casi) perfecta. Ha tenido que venir Sidney Lumet con toda su experiencia, para ofrecernos el mejor título en lo que va de año. Que no se entere el Diablo de que pasáis de verla.
- En Blogdecine:
'Antes que el diablo sepa que has muerto', mucho título para este film
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