Hace poco fallecía Brian G. Hutton, nombre no demasiado conocido por sí solo, pero es citar películas como ‘El desafío de las águilas’ (‘Where Eagles Dare’, 1968) o ‘Los violentos de Kelly’ (‘Kelly’s Heroes’, 1970) y el espectador enseguida se sitúa. Dos de los films con más admiradores entre los cinéfilos actuales, y cuya fama, o prestigio, ha ido creciendo considerablemente con el paso de los años, sobre todo la segunda. Para rendir homenaje a Hutton, firmante de algunas películas también muy olvidables, he decidido rescatar una de las más admiradas después de las citadas, y mucho menos conocida.
‘Una hora en la noche' ('Dead Night Watch’, 1973) es un film británico que explota el muy de moda por aquellos años terror de corte psicológico que tantos adeptos había tenido diez años antes en algunas de las películas salidas de la mítica productora inglesa Hammer. Recogiendo de alguna forma de esas cintas, Hutton propone un juego cinéfilo/psicológico lleno de trampas, pero que encuentra en la atmósfera y una entregada Elizabeth Taylor sus mejores bazas. Un film que se acerca al terror puro y duro, sobre todo en su tramo final.
Elizabteh Taylor y Laurence Harvey, años después de verse las caras en ‘Una mujer marcada’ (‘Butterfield 8’, Daniel Mann, 1960), forman un matrimonio con algunos problemas —¿qué matrimonio en el cine no los tiene?—, sobre todo porque ella ha sufrido una grave experiencia en su anterior matrimonio; una fatídica experiencia que concluyó con su esposo fallecido en un accidente de coche en compañía de su amante. Fantasmas del pasado reaparecen, y la casa de al lado, abandonada, parece esconder tras sus paredes oscuros secretos.
Ellen Wheeler (Taylor) se asustará cuando una noche lluviosa —casi siempre es una noche lluviosa— ve que en la casa de al lado se ha cometido un crimen. Durante unos segundos ve el cadáver de un hombre sentado en una butaca, y aterrorizada alerta a la policía. Como es de esperar, sobre todo si se ha visto el suficiente cine de terror, o suspense, no se encuentra nada en dicha casa, y todo parece indicar que la señora Wheeler está sufriendo algún tipo de demencia que le hace ver cosas que no existen. El film jugará la carta de la ambigüedad hasta justo su epílogo, en el que todo queda claro, aunque se pervierta la premisa inicial.
Excelente atmósfera y actriz
Encuentro sospechosos parecidos entre ‘Una hora en la noche’ y ‘Una lagartija con piel de mujer’ (‘Una lucertola con la pelle di donna’, Lucio Fulci, 1971). El giallo, que recogía el testigo del fantaterror italiano, que a su vez parecía la respuesta del país en forma de bota a la Hmmer británica, influenció muchísimo en el resto del cine —John Carpenter puede dar buena fe de ello—, ergo, la influencia del film de Fulci sobre el de Hutton, director mucho menos imaginativo, todo hay que decirlo, no es nada desdeñable. Pero lo que en una es un juego perverso y lleno de ingenio en la otra es trampa tras trampa.
Hutton intenta mezclar sin demasiado logro locura, terror, suspense e intriga criminal, engañando vilmente al espectador con secuencias imposibles, sin duda el mayor error del film, proveniente de su guión, obra y gracia de Tony Williamson, que adapta una obra teatral de Louise Fletcher. Imagino que sobre un escenario el material tendría más posibilidades, pero en cine está sujeto a otro tipo de narración. En lo que sí acierta su director es en la recreación de una atmósfera, tan del gusto british, que va in crescendo con un ritmo muy logrado, sobre todo en su tercio final, en el que algún plano resulta de lo más inquietante.
Por supuesto ver a Elizabeth Taylor en un personaje si acaso algo atípico en su filmografía —recomiendo verla en ‘Ceremonia secreta’ (‘Secret Ceremony’, Joseph Losey, 1968), film con ciertos parecidos al presente, para que os quedéis con la boca abierta— es todo un placer. La actriz realiza un poderoso tour de forcé, que sí juega con la ambivalencia, mucho mejor, haciendo desconfiar al espectador a cada momento. Ella sola sostiene todo el film, el cual navega en todo momento alrededor de su desquiciado e inteligente personaje, muy bien matizado por el trabajo de la actriz. Mirando para ella, y obviando, hasta cierto punto, las trampas argumentales, e incluso actos incompresibles en algún personaje, ‘Una hora en la noche’ se disfruta en su justa y terrorífica medida.
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