‘The Terror Live’ (‘Deu tae-ro ra-i-beu’, Kim Byeong-woo, 2013) es una muestra más de la gran eficacia de los coreanos en el género del thriller. Es la coreana una cinematografía de la que los estadounidenses, que suelen copar el mercado internacional sobre todo en el cine de acción, podrían aprender unas cuantas cosas ya no sólo a nivel formal, sino también argumental. Films como el que nos ocupa se atreven a ir más allá de sus planteamientos.
La segunda película de Kim Byeong-woo despertó un poco de polémica en la red, dónde si no, donde muchos la acusaban de plagio del videojuego Battlefield 3. Lejos de establecer la sempiterna batalla entre cine y videojuegos —absurda por otro lado, al tratarse de medios diferentes—, si tenemos en cuenta que el mundo del videojuego se ha nutrido del séptimo arte continuamente, que suceda al revés creo que no debería importarle a nadie.
(From here to the end, spoilers) ‘The Terror Live’ muestra a modo de thriller la eterna diferencia entre la gente de a pie y los poderosos. Da igual que haya crisis o no, que cualquier país pase por penurias o no, los de arriba siempre querrán pisar a los de abajo. El film arranca con un presentador de radio (Ha Jung-woo) que conoció tiempos mejores, y que un día recibe en su programa una llamada de un oyente bastante enfadado por un hecho acaecido en la reparación de un famoso puente de la ciudad.
Cuando el oyente hace una amenaza que es desoída por el locutor, en un principio arrogante y harto de todo, la misma se hace realidad poco después al hacer explosión una bomba colocada en dicho puente, dejando a varias personas a merced del terrorista. Entonces la cosa se vuelve de interés nacional. Las televisiones, en una lucha sin cuartel por la audiencia, entran en acción. El terrorista tiene una serie de demandas y sólo hablará con el locutor.
Un thriller que golpea conciencias
Prácticamente toda la acción de ‘The Terror Live’ transcurre dentro del edificio de la radio. Muy pocas veces saca el director la cámara de dicho lugar, únicamente para mostrar, y siempre a través de una ventana, de una cámara de tv, o de un móvil, lo sucedido en el puente. Diálogos rápidos, montaje quizá un poco mareante en determinadas ocasiones, pero no decae el interés en ningún momento, y éste aumenta con creces en su tramo final.
Un tramo final que debería tomarse como una lección de lo que se es capaz de hacer en un thriller, remover conciencias, agitar al espectador. El final de ‘The Terror Live’ es algo que jamás veremos en un thriller estadounidense actual, cumplir con la propuesta sin echarse atrás en ningún momento. Una explosiva catarsis que, tras la sorprendente identidad del terrorista, funciona sin ningún tipo de rubor logrando que el espectador empatice de lleno con la situación.
Un movimiento de cámara, digital, con el rostro del protagonista central, al mismo tiempo enfurecido y triste, pero con plena satisfacción de lo que acaba de hacer —y seamos sinceros, a pesar de lo terrible del acto, todos deseamos que lo haga, y lo que es mejor aún, lo apoyamos—. Un fundido en negro que se ve venir, e igualmente es asestado como un golpe sin compasión, como intento de destruir toda falsedad, todo trato secreto, todo egoísmo y toda injusticia que baña nuestra sociedad.
Excelentes interpretaciones, excelentes efectos visuales, ritmo y sobre todo, coraje. ¿Qué más se puede pedir?
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