Cuando en las conversaciones de carácter cinéfilo salen a colación los nombres de grandes directores de todos los tiempos, los lugares comunes se suceden uno tras otro. Ford, Hitchock, Murnau, Hawks, Borzage, Eastwood, Welles, Ophüls, Renoir, Spielberg y algunos más son los apellidos que suelen nombrarse ávidamente. Entre creadores, narradores, más o menos originales, entre los que aportan o sencillamente dignifican un arte tan masivo como complicado, yo siempre me acuerdo de otros nombres no tan famosos o considerados en su momento. Por supuesto que todos los citados me parecen absolutos genios, pero hay directores como Don Siegel, que a mí particularmente me parece que posee suficientes cualidades como para pertenecer a ese excelso grupo en el que delante del nombre del director suele decirse o escribirse “el gran”.
A Siegel se le considera sobre todo por sus trabajos de mediados finales de los 60 y prácticamente todos los 70. Films tan arriesgados y personales como ‘Código del hampa’ (‘The Killers’, 1964) —remake de una obra maestra de Robert Siodmak—, ‘El seductor’ (‘The Beguiled’, 1970) o ‘Harry el sucio’ (‘Dirty Harry’, 1971) demuestran la gran capacidad de Siegel para la puesta en escena y la narración. De su porimera etapa, años 40/50, sobresale el gran clásico ‘La invasión de los ladrones de cuerpos’ (‘The Invasion of the Body Snatchers’, 1956) y el resto de films parecían destinados al olvido, salvo para la crítica francesa, siempre a la cabeza de la élite, donde las reivindicaron durante mucho tiempo. En esta misma sección os hablaba de la ópera prima de Siegel, ‘The Verdict’ (id, 1946), y basten films como la poderosa ‘Crimen en las calles’ (‘Crime in the Streets’, 1956) o la presente ‘The Lineup’ (id, 1958), para tener muy en cuenta esa etapa medio desconocida de Siegel.
‘The Lineup’ es un thriller duro y puro que engancha al espectador desde su espectacular inicio, lleno de intensidad, la misma que se extiende durante su metraje y alcanza cotas muy altas en su espléndido tramo final. Un curioso hecho en la parada de taxis del aeropuerto de San Francisco termina con un policía y un taxista muertos. Pronto la policía empezará una investigación, descubriendo que un importante alijo de droga ha entrado en el país a través de diferentes personas utilizadas como mensajeros. Los dueños de dicha droga harán visitas a esas respectivas personas mientras la policía les pisa los talones. ‘The Lineup’ es pues, una persecución, un juego al gato y ratón que pone en evidencia las dotes de Siegel para la tensión. Para ello combina con gran precisión montaje, diálogos y acción, logrando que centremos nuestra atención sobre todo en un personaje, el encarnado por un soberbio Eli Wallach.
El mítico actor visto en films como ‘El bueno, el feo y el malo’ (‘Il buono, il brutto, il cattivo, Sergio Leone, 1966) da vida a Dancer —apropiadísimo nombre—, mano derecha de Julian (Robert Keith), de gatillo fácil y nervios siempre a flor de piel. Una bomba de relojería a punto de estallar en cualquier instante, y por supuesto con devastadoras consecuencias. Creo conveniente señalar que Wallach estaba bastante enfadado por el hecho de haber hecho un prestigioso debut en ‘Baby Doll’ (id, Elia Kazan, 1956) y el participar en lo que parecía, debido al carácter de serie B, un thriller común, no le agradaba lo más mínimo. Durante el rodaje se dio cuenta de que estaba interpretanco un complejo rol en un thriller muy bien escrito —el oscarizado Stirling Silliphant, luego experto en films de catástrofes, firma el gguión—. Quiero pensar que Wallach aprovechó esa furia interna para la composición de su fascinante personaje. Un desquiciante villano que parece disfrutar matando.
Y aunque es Wallach quien acapara toda nuestra atención, el resto del elenco está a la altura, sobre todo Robert Keith, el jefe de Dancer. Nunca ha usado un arma, jamás ha disparado contra nadie en persona pero sí lo ha ordenado. Dancer es su perfecta mano derecha, y lo será aún más cuando lo tenga perfectamente controlado, sobre todo en su carácter tan violento, lo que precisamente les traerá la perdición. Siegel alterna la investigación criminal de dos policías con el trabajo de Dancer y Julian, acompañados de un chófer, al que da vida Richard Jaeckel, desesperados por reunir toda la droga y entregarla a un comprador bastante peligroso conocido como “El hombre”. Las conversaciones triviales entre ambos personajes son un clarísimo precedente de las tan laureadas chorradas verbales entre John Travolta y Samuel L. Jackson en ‘Pulp Fiction’ (id, Quentin Tarantino, 1994), otra prueba más de que el pastiche ese es cualquier cosa menos original.
San Francisco ya se convertía en uno de los escenarios predilectos de Siegel, y este recogía el testigo dejado en los 40 por realizadores como Henry Hathaway o Jules Dassin, en films como ‘La casa de la calle 92’ (‘The House on 92nd Street’, 1946) o ‘La ciudad desnuda’ (‘The Naked City’, 1948), en la que se filmaba en exteriores y el tono casi documental presidía gran parte del relato. Existe también un guiño a uno de los trabajos más recordados de Hathaway precisamente, ‘El beso de la muerte’ (‘Kiss of Death’, 1947), y que tiene lugar en la sorprendente secuencia del encuentro entre Dancer y “El hombre”, el cual aparece en silla de ruedas y cuya única línea de diálogo —“estás muerto porque me has visto“— precipita los emocionantes y tensos instantes finales. ‘The Lineup’ no tiene el prestigio de otras obras de su director, pero el paso del tiempo coloca las cosas en su sitio, y hoy sobresale como un duro thriller, lleno de violencia y con personajes de verdad. Pronto seguiremos con Siegel en esta sección, pero regresando a sus años de montador en el cine clásico americano, donde aprendió todo.