Este fin de semana se estrena ‘Ángeles y demonios’ (‘Angels and Demons’), dirigida por Ron Howard sobre el guión de David Koepp y Akiva Goldsman. Tom Hanks, Ewan McGregor, Ayelet Zurer y Stellan Skarsgård son algunos de los intérpretes de esta superproducción centrada en la época de elección de un nuevo Papa. Robert Langdon vuelve a enfrentarse a una conspiración, esta vez firmada por los Illuminati, quienes han robado una partícula de antimateria y amenazan con liberarla en la Ciudad del Vaticano.
Se trata de una pre-se-cuela de ‘El código Da Vinci’, ya que el libro de Dan Brown que nos ocupa estaba escrito antes que el de la última cena, mientras que los diálogos de la película dan a entender que su aventura con el cuadro de Leonardo ya ha sucedido cuando a Langdon lo solicitan en el cónclave. Independientemente de la fecha de autoría de Brown sobre ambas obras, la mayoría de los lectores las conocimos por el orden en el que han llegado las películas, así que el descoloque no será demasiado. Al menos es lo que me ocurrió a mí, con la consecuencia de que éste me interesó menos que el anterior porque encontraba demasiadas similitudes, fundamentalmente en cuanto a los personajes.
Al ver la película varios años después, es decir, con el libro casi olvidado por completo, la disfruto más que ‘El código’ porque no hay comparaciones que la empequeñezcan y probablemente también porque es, en efecto, un film de mayor interés. Sigue acusando, como aquel, un exceso de exposición, problema habitual en las adaptaciones literarias que consiste en la necesidad de incluir en diálogos información que claramente va a dirigida al espectador, pero que se finge que se intercambia entre los personajes. Esto es, a un mismo tiempo, aburrido de escuchar y obvio en cuanto a su truco. Sin embargo, este problema se encuentra con menor abundancia que en la entrega anterior y no creo que sea porque los guionistas hayan hecho un mejor trabajo, sino simplemente porque ‘El código Da Vinci’ consistía casi en exclusiva en comunicar al lector datos, mientras ‘Ángeles y demonios’ tiene más peripecia.
Uno de los motivos por los que los autores pueden haber cambiado la cronología de los hechos es el de pedir perdón a la Iglesia Católica por todos los escozores que causaron con ‘El código Da Vinci’. Si ya esa película estaba muy suavizada en cuanto a la crítica hacia la religión con respecto al libro, en este caso, el punto de vista se coloca mucho más del lado de los religiosos. En mi opinión es un error que no muestra sino cobardía, pues esa crítica, no demasiado dura hacia la institución de la Iglesia, era uno de los pocos valores de Dan Brown. Y no sólo eso: además, algunos de los diálogos parecen de besugos por la forma tan forzada en la que se intenta introducir el tema de la fe. Y si a este le sumamos que el malo tiene mucho más carisma que cualquiera de los principales, la tentación de ponerte de su lado es grande.
SPOILERS: Aunque siempre me han gustado los giros en la trama, hoy en día se me antojan tópicos en casi todas las ocasiones. La sorpresa que se produce al final de ‘Ángeles y demonios’ no sólo es fácil de prever, sino que también supone un final que se prolonga más allá de lo que parecería ser el cierre de la película. Otra de las minucias que se podrían criticar de ‘Ángeles y demonios’ es que Langdon y su séquito lleguen siempre unos segundos después de lo necesario, creando un efecto ligeramente ridículo, al estilo de The Bishop, de Monty Python. FIN DEL SPOILER.
Aparte de estos detalles, la película va presentando la acción y los nuevos descubrimientos con mucho ritmo y de forma que puede enganchar. Los lugares en los que se ha rodado ‘Ángeles y demonios’ son fastuosos –entre ellos se encuentra, por ejemplo, la capilla Sixtina— y Howard hace honor al presupuesto de superproducción regalándonos un film que no escatima en espectacularidad. No sólo por el trasfondo religioso, sino también por la manera de resolver los acertijos, alguna de las escenas puede recordar a ‘Indiana Jones y la última cruzada’.
Tom Hanks se adapta al personaje del experto en simbología y su faceta de aventurero es más creíble que antes, al estar menos exagerada. Ayelet Zurer es una buena elección para el papel de Vittoria Vetra, ya que su edad y físico eliminan algo de la caspa de los libros en los que un madurito Langdon encontraba siempre como partenaire a una joven de enorme atractivo. Ewan McGregor es el actor que más dudas podría despertar ya que, aunque su trabajo es bueno, se encuentra muy fuera de lugar. De todas formas, aunque en el cartel estos nombres tengan un peso, dentro de la película, las interpretaciones de los actores son lo menos importante, ya que hay poca profundización entre los personajes y poco tiempo para la construcción psicológica.
En definitiva, ‘Ángeles y demonios’ es una película que ofrece mucho más que ‘El código Da Vinci’ y que decepciona menos. Con un ritmo trepidante, bien construida como film de aventuras y con algunos giros curiosos, es la elección perfecta para pasar un rato entretenido.
Más información en Blogdecine sobre ‘Ángeles y demonios’.
Ver 30 comentarios