Hay algo en las producciones de Álex de la Iglesia que inspira pasión y entusiasmo, la posibilidad de un cine que a nadie se le ha ocurrido hacer en España, y la voluntad de hacer que se haga realidad con ideas tan locas que merecen la pena solo por el hecho de existir. Pasaba en ‘Venus’, la anterior película de ‘The Fear Collection’, el sello de terror con el que el bilbaíno está tratando de ofrecer una alternativa a la llegada de infinidad de producciones americanas, y pasa también con esta ‘Anatema’ que se estrena esta semana.
En ambas se perfila un tipo de amenaza sobrenatural que antes daba pereza, con la que el cine español prefería no meterse en faena y lo ubica en diferentes partes de Madrid, en una ciudad inundada de tradiciones y con un pasado lleno de posibilidades para hacer muchas más películas de las que se han hecho tradicionalmente. En ‘Anatema’ el director recupera a un viejo conocido del terror ibérico como es Elio Quiroga, que firma el guion junto a la directora, la debutante Jimina Sabadú, más conocida por su faceta de escritora y columnista.
En su nueva película, Quiroga vuelve a los horrores del pasado regresando al presente, como ya había planteado en la estupenda 'NO-DO', trasladando de nuevo horrores de la guerra a los horrores sobrenaturales o cósmicos, en este caso mezclando religión católica. Seguimos a una monja arquitecta a la que el Arzobispado le manda en una extraña misión que la conducirá hasta un destartalado templo situado en las calles viejas de Madrid que está construido sobre un entramado de pasadizos de origen desconocido.
Es en esas profundidades de la iglesia hay algo anterior a las leyendas que se rumorean sobre aquel lugar, que parece querer buscar el exterior. Un punto de partida tremendamente atractivo, que apunta a los misterios urbanos reales de la ciudad, con pasadizos y zonas desconocidas que incluso pueden verse en diferentes locales de la ciudad, y es que a veces bajar a los baños de distintos bares de Malasaña y alrededores puede ser una sorpresa, al encontrarse bóvedas que sugieren antiguos túneles subterráneos.
Horror bajo las catedrales
La propia película cita ‘La torre de los siete jorobados’, una de las primeras películas de cine fantástico españolas, que precisamente también hablaba de una zona oculta y desconocida bajo el suelo de Madrid. Tiene el guion todos esos elementos esotéricos que se conjugan con la vida eclesiástica de un grupo de personajes profundamente beatos, que retratan con bastante fidelidad los olores a incienso y la forma de relacionarse de estos personajes, gracias a cierta atención al detalle, como tener caramelitos de violeta en el despacho.
Una lástima que por otra parte, el terror mostrado en pantalla no esté demasiado cuidado, con apariciones bruscas y caracterizaciones pobretonas que se unen a ciertos aspectos técnicos descuidados, saltos de montaje raros, confusión narrativa, y tomas de actuaciones que no acaban de encajar, dejando la impresión de que ha habido batalla en la sala de montaje, lo que desluce el conjunto y lo daña casi de muerte, porque a pesar de que haya bastante comedia costumbrista, hay momentos en los que se impone demasiado lo estrafalario.
En sus mejores momentos, ‘Anatema’ podría ser un episodio especial de la serie ‘Sabbath’ o ‘Crónicas del Mal’, recordando también a ciertas producciones italianas de los 80 hechas para televisión en las que premiaba el oficio sobre el presupuesto, aún teniendo mucho que ver con ‘El engendro del diablo’ (1989) de Michele Soavi, parece más ajustada a una producción paralela de explotación como ‘Las puertas del infierno’ (1989) de Umberto Lenzi, aunque en más de una ocasión recuerda a los últimos esfuerzos más digitales de Pupi Avati como ‘Il signor Diavolo’ (2019).
Una industria de terror descuidada por su padrino
Pero su corazón cañí tiene algo de ese cine post ‘El día de la bestia’ protagonizado por curas y monjas muy castellanos y sobrios como ‘Memorias del Ángel Caído’, rescatando ese Madrid arcaico y tristón lleno de templos engarzados en la mole de cemento, con reliquias siniestras e iconos de santos que dan miedo. Sabadú retrata las calles con cierta simpatía hacia las fiestas, los chulapos y chulapas o los baretos de barra cuadrada, hasta pareciera que ciertos seres que se encuentran en las cuevas están envueltos de gallinejas o entresijos. Hay una candidez hacia sus personajes religiosos de Madríd, con un costumbrismo muy afín a la simpática ‘Fenómenas’.
Aunque tampoco deja de encontrarse con las tendencias del horror religioso reciente, con esas monjas voladoras y esa intención de indiana Jones con Sotana de ‘La monja II’ y ‘El exorcista del Papa’, que ya estaba, por cierto, en las aventuras del Padre Vergara en ’30 Monedas’, de la que esta podría ser un spin off perfectamente, con conspiraciones de sotana incluidas. Pero es otra monja a la que recuerda en demasiadas ocasiones, concretamente a la de la Fantastic Factory, a la que esta ‘The Fear Collection’ empieza a parecerse demasiado, aunque quizá la intención nunca ha sido ir más allá que hacer serie B de videoclub desde el principio.
Con todo, sigue dando la impresión de que De la Iglesia está dando bocados más grandes de los que puede masticar con ciertos medios, y el resultado es que sus últimas producciones lucen caóticas, con demasiados parches, fotografías feas y efectos que no funcionan. ‘Anatema’ es otra de esas promesas plagadas de detalles geniales que no se presentan con el acabado que merecían, una pena porque con Sony y Amazon Prime Video detrás parecía que este proyecto de antología de películas de miedo ibérico podría haber sido mucho más.
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