'Ana Tramel. El juego' era, sin duda, una de las grandes apuestas de ficción nacional por parte de TVE. Una serie prometedora sobre una abogada en horas bajas que se enzarza en una cruzada monumental y peligrosa contra una gran corporación del mundo de los casinos y el juego. Lamentablemente, se ha quedado a medio gas.
Protagonizada por Maribel Verdú como la (anti)heroína de turno, la ficción de seis episodios (que podéis ver completa en RTVE Play) comienza con una llamada: el hermano de Ana ha sido detenido, acusado de asesinar al director de un casino. Lo que aparentemente se presenta como un caso difícil pronto se transformará en una misión imposible en donde la vida de la abogada y su entorno se derrumba.
Roberto Santiago ('Los futbolísimos'), autor de la novela original en la que se basa, se pone al frente de esta serie que, sospecho, se pierde en el proceso de una adaptación que quizás está demasiado anclada en sus raíces literarias. Esto se materializa en unos diálogos que, si bien resultan apropiados en el papel, trasladados a la pantalla resultan acartonados y faltos de espontaneidad.
Eso se une también a una tendencia a la sobreexposición, con ciertas escenas que se acercan más al género del reportaje que al drama. Que una cosa es que la serie esté profundamente documentada en torno al mundo del juego, la ludopatía y otra muy distinta tener la necesidad de lanzar datos. Nuevamente, es algo que sospecho que es herencia del lenguaje literario.
Un thriller que cumple... y poco más
Más allá de estos baches en el estilo de la serie, 'Ana Tramel. El juego' se muestra como un thriller solvente no exento de giros. Otra cosa es que los susodichos nos funcionen más o menos dentro de toda las tramas que se entrecruzan vertebrando la serie.
Verdú hace un trabajo notable encarnando a esta antiheroína que está construida algo más arquetípica de lo necesario. Su presentación, si bien efectiva, no termina de justificar a ojos del espectador su carácter huraño o la espiral de autodestrucción en la que está sumida en este momento concreto. Sí que una vez avanzada la serie se entiende mejor, pero no termina de definir del todo el ecosistema en el que nos movemos.
Esto no es sino uno de los tópicos que componen la ficción, que no logra destacar en lo que se propone. No hay personalidad en lo visual, con un tratamiento bastante plano que desluce mucho el resultado final. Lo cual es una pena porque la pedagogía no riñe, de hecho hasta es exigente, con la presentación.
A pesar de sus buenas intenciones y lo necesario que es sacar a la luz el debate en torno al juego en nuestro país, 'Ana Tramel. El juego' resulta algo floja en términos de contundencia, de solidez. Una apuesta que si bien es encomiable cojea en su forma final.
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