'Ana y el apocalipsis', una divertida pesadilla navideña y musical más adulta de lo que parece

Tras su éxito en todos los festivales por los que ha pasado en los últimos meses, la película de John McPhail llega al fin a nuestras pantallas dispuesta a teñir de rojo hemoglobina las pantallas. 'Ana y el apocalipsis' promete convertirse en el último clásico de culto navideño.

Zombie christmas

La tranquila población de Little Haven se ve invadida por una horda de muertos vivientes que amenazan con chafarles las fiestas navideñas. Ana y sus amigos se enfrentarán a muñecos de nieve zombificados, adultos enloquecidos y adolescentes desenfrenados... ¡Y aún les sobrarán fuerzas para marcarse unos números musicales!

En efecto: 'Ana y el apocalipsis' es la película que estabas esperando estas navidades. Elogiada por la crítica y el público, el estreno de la película en el Fantastic Fest de Austin fue un éxito total. También tuvo muy buena acogida en la edición de 2017 del Festival de Sitges, donde ganó el premio del Jurado a Mejor Película en la sección Midnight X-Treme.

A pesar de tratarse de una película muy pequeña, su mensaje y su manera de llevarlo hacia el público es lo más honesto de la misma. Y es que es algo digno de admiración cómo la película trata a sus personajes, algo muy poco habitual en este tipo de producciones. La película de McPhail llega casi quince años después de la película de Edgar Wright que revitalizó un par de géneros al mismo tiempo y en un momento en el que la comedia de terror se ha convertido en un básico de nuestros días.

Un proyecto con alma

Una película como 'Ana y el apocalipsis' no surge de la nada, y por eso la película es en realidad una adaptación del cortometraje de 2011, 'Zombie Musical'.

El cortometraje ganador de un Bafta estaba dirigido por Ryan McHenry, joven cineasta y talentoso creador audiovisual que antes de fallecer antes de tiempo por culpa de una terrible enfermedad se dio a conocer al mundo con su popular serie / meme 'Ryan Gosling Won't Eat His Cereal'.

El propio McHenry iba a encargarse de la película, pero no pudo ser. Sería entonces cuando el productor, un viejo amigo suyo, empezara a buscar un nuevo director y la manera de ver el paso hacia la madurez de los (inéditos) trabajos de John McPhail llamó su atención.

Un grupo de jóvenes con toda la vida por delante (bueno, tal vez no), sus familias, amores secretos (bueno, tal vez no), los buenos, los malos (con el inconfundible Paul Kaye de 'Juego de Tronos' al frente) y todo el universo que pueda rodear a un adolescente de clase trabajadora (que esto es muy británico), tienen cabida aquí, y lo presentan con naturalidad y sin esa necesidad tan de la industria de Hollywood de comer perdices al final. Y es que no hay finales como los de las películas en la vida real, amigos.

Por ese mismo corazón y valentía a la hora de las resolución de las tramas, la película destaca por encima de la media. Y aunque la película no pueda aguantar el ritmo musical y cinematográfico de su alucinante apertura, llena de canciones que se quedarán en tu cabeza unas cuantas semanas, y de no exprimir del todo al “villano” de la función, 'Ana y el Apocalipsis' es un plan ideal y una estupenda forma de empezar las vacaciones navideñas de manera oficial: en el cine.

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