Hace poco el mundo descubrió horrorizado unos hechos que acontecieron en Austria. Uno de esos hechos que demuestran, como tantos otros, que la maldad humana no tiene límites y que el mayor lobo para el ser humano es él mismo. ‘An American Crime’ relata un hecho verídico de similares características acaecido en los Estados Unidos de los años 60, un caso que conmocionó a toda una nación, y que ahora rescatan para una película que las tenía todas para ser un extraordinario estudio sobre el diablo que todos llevamos dentro, pero que desaprovecha en buena parte casi todas sus posibilidades. El film, del 2006, no ha tenido mucha repercusión allá donde se ha estrenado, y aquí, como siempre con retraso, parece haber llegado aprovechando los hechos antes citados, por eso del morbo que despierta en la gente este tipo de cosas. Una pena que los resultados no estén a la altura de las circunstancias.
‘An American Crime’ narra la historia de una muchacha llamada Sylvia, que junto con su hermana fue dejada por sus padres al cuidado de una vecina, Gertrude, una madre a cargo de numerosos hijos y con ciertos problemas de salud. La mujer, tras unos malentendidos y una serie de confusiones, casi siempre provocados por sus propios hijos, encierra a Sylvia en el sótano de su casa, sometiéndola a todo tipo de vejaciones y maltratos, de los cuales tomaron parte activa no sólo los propios hijos de Gertrude, sino algunos vecinos conocedores de la situación de la pobre muchacha, y que no movieron un sólo dedo para ayudarla.
Narrados los hechos fríamente producen la más profunda de las rabias. La triste historia de Sylvia, o de cualquier que haya estado en su lugar, hace que nos preguntemos que clase de seres humanos somos, ya no sólo por los que participaron de tremenda crueldad, sino por aquellos que prefirieron mirar hacia otro lado sin mover el más mínimo músculo para impedirlo de alguna forma. Pero esto no es la vida real, es el cine, y aunque la historia está basada en unos terribles hechos reales, hay que hacerla interesante y sobre todo coherente sin caer en concesiones facilonas al espectador, algo en lo que cae continuamente el film dirigido por Tommy O´Haver. El director, que también firma el guión con Irene Turner, piensa que con filmar los hechos sin más llega para convencer o hurgar en la conciencia del espectador. Digamos que conque el espectador ya sepa que lo que ve sucedió ya tiene medio trabajo hecho. Nada más lejos de la realidad.
‘An American Crime’ se sustenta únicamente en dos portentosas interpretaciones de dos pedazo de actrices como Catherine Keener y Ellen Page. Keener, haciendo muestra de su veteranía en el negocio dando vida a un personaje poco definido en el guión. Menos mal que la actriz se sale por los cuatro costados y nos ofrece todo un recital, logrando transmitir un torrente de emociones. Nunca sabremos cómo piensa realmente este personaje, capaz de pasar de la amabilidad más profunda a la crueldad más asombrosa, pasando por una etapa promiscua que produce casi más pavor que cualquier otra cosa. Pero todo esto es gracias al trabajo de la Keener que está inmensa. A su lado, como perfecta antagonista una Ellen Page, que a su temprana edad creo que ya puede bordar cualquier papel que le salga al camino (espero que no se echa a perder como otros tantos que prometían y nunca más se supo de ellos). Page ofrece todo lo contrario que su brutal anfitriona, esto es, ternura, fragilidad, debilidad. El problema está en que la película no se para lo suficiente en ninguna de las dos, saltando de una a otra sin demasiada fortuna. Simplemente vemos que una es una tía amargada que de vez en cuando la tortura, y la otra una buena chica, que de vez en cuando es torturada.
‘An American Crime’ desaprovecha en gran parte la posibilidad de ahondar en lo más terrible del ser humano. Simple y llanamente nos muestra unos hechos que sí, son terribles, pero produce el mismo efecto que si los viéramos en un telediario. Es más, O´Haver no acierta con su puesta en escena, la cual no se diferencia lo más mínimo de cualquier telefilm de las 4 de la tarde. Por no hablar de cierta licencia que se toma cerca del final, filmado una escena de ensoñación, un toque onírico a un film que se presupone realista. Y no es que el cambio de tono resulte desconcertante, que así es, sino que no lleva a ningún lado, resultando de lo más tramposo y manipulador, poniendo aún más el dedo en la llaga para provocar si cabe más rabia en el espectador, pero de una forma poco lícita y totalmente amoral. El recurso de la voz en off también puede considerarse como algo un tanto inútil, acercando la película a la madre de todas aquellas películas que recurren a este efecto: ‘El Crepúsculo de los Dioses’, en la que los hechos son narrados por un muerto. Claro que hay una grandísima diferencia de intenciones y resultados entre ambas películas. Mientras que Wilder lo utilizaba como recurso narrativo y dramático sin engañar al espectador, O´Haver lo utiliza sencillamente para que quede bonito, un adorno.
‘An American Crime’ es una floja película, que apenas produce sensación alguna, e incluso raya con el aburrimiento. Puede verse para disfrutar del excelente trabajo de dos actrices en estado de gracia, pero más allá no ofrece nada con verdadero interés. Un tema tan serio como éste necesitaba de más garra y sinceridad.
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