'Amor sin control' es el engañoso título con el que ha llegado tardíamente a nuestros cines 'Thanks for Sharing' (2012). Mientras que el título español parece querer vender un ligero plato romántico sobre personajes que viven situaciones cómicas, el original hace referencia a las sesiones de terapia donde se comparten historias y se intenta superar la adicción al sexo.
Aunque no ahonda en el drama, el film llega a lugares oscuros poco habituales en la comedia norteamericana. No es 'Shame' (Steve McQueen, 2011) pero tampoco es 'Don Jon' (Joseph Gordon-Levitt, 2013). 'Amor sin control', debut en la dirección de Stuart Blumberg, intenta mantener el equilibrio entre aspectos más superficiales y humorísticos (personificados casi en su totalidad por Josh Gad, una fusión entre Jonah Hill y Jack Black) y los más complejos y serios (las tramas protagonizadas por Mark Ruffalo y Tim Robbins).
El corazoncito de los adictos al sexo
Lamentablemente, a la hora de la verdad la película se inclina por su lado amable y por dejar al público un buen sabor de boca, volviéndose previsible y convencional, una historia blanda y olvidable sin nada relevante que decir. Presenta a tres personajes (todos hombres), plantea sus circunstancias domésticas, sus líos personales y sus relaciones con las mujeres, los acerca al abismo pero no los suelta, los mantiene protegidos y a salvo de sus demonios interiores.
No pretendo decir que los guionistas (Matt Winston y Blumberg) se hayan equivocado con la resolución de la historia, solo que debe cuidarse mucho la coherencia de los personajes, porque si la rompes te desconectas de ellos y de la narración. Cuando las tres líneas de acción se tuercen en la misma dirección, coinciden las tres crisis, los acontecimientos se aceleran por exigencias dramáticas, o los personajes de pronto no son capaces de afrontar situaciones simples, el relato pierde credibilidad y deja de interesar.
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En cualquier caso, antes de que el film descarrile deja algunos momentos muy logrados y divertidos, llegando a transmitir la verdad de sus personajes. A ello contribuye un acertado casting en el que destaca el trabajo de Ruffalo, Robbins, Paltrow (¿parodiándose a sí misma?) y una sorprendente Alecia Moore (la cantante Pink).
Pese a que le sobra algo de metraje y que el tema merecía un enfoque más valiente, 'Amor sin control' cumple como entretenimiento y puede ser una buena opción para rellenar dos horas de una tarde aburrida; igualmente, contentará a los seguidores de los actores, sin duda lo mejor de la película.
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