A lo largo de los años hemos visto tal cantidad de comedias románticas de grandes estudios que cuesta concebir la idea de que alguna pueda llegar a sorprendernos. Y es que la historia de chica conoce chico -o al revés, da un poco igual el orden-, conectan, se enamoran, surge alguna complicación pero finalmente acaban juntos está demasiado explorada. Sin embargo, la cosa cambia si el embrión de pareja está formada por dos personas del mismo sexo.
Hollywood no había mostrado un gran interés en esa posibilidad hasta ahora, ya que además de haber pocas cintas, todas tendían a un enfoque abiertamente dramático. Fox ha cambiado eso con el salto con ‘Con amor, Simon’ ('Love, Simon'), el salto a la gran pantalla de una popular novela de Becky Albertalli que además de llenar un vacío indiscutible también destaca muy por encima de la media en este subgénero con una propuesta divertida, refrescante y con encanto.
Una perspectiva diferente
En cualquier obra de ficción tenemos que ponernos a menudo en situaciones por las que nunca pasaríamos -la gracia de muchas películas está en proponer lo que parece imposible y explorarlo-, lo cual conlleva un salto de fe para poder conectar con sus personajes. No obstante, hay otras ocasiones en las que se plantean escenarios más habituales pero que tú en concreto desconoces.
En esa situación me encuentro yo en ‘Con amor, Simon’, ya que, salvo enorme sorpresa bastante inesperada a estas alturas de mi vida, nunca sabré lo que es lidiar con el descubrimiento de tu propia homosexualidad, tu forma de lidiar con ello y de cómo hacérselo saber a tus seres queridos. Ahí la película plantea muy bien que la heterosexualidad se presupone, creando una situación de “injusticia” en todo lo relacionado a lo que resume la expresión salir del armario.
Además, el guion de Isaac Aptaker y Elizabeth Berger plantea todo eso de una forma ligera para que el público pueda asimilarlo rápidamente, evitando las sobrecargas dramáticas a las que estábamos acostumbrados en el cine. No sé hasta qué punto habrá personas que realmente se identifiquen con esa visión y no la vean como una especie de ideal, pero es que las comedias románticas producidas por grandes estudios siempre han tendido a lo segundo y nunca ha sido un problema.
La importancia de elegir al actor adecuado
Eso sí, plantearlo de forma ágil y accesible se habría quedado en una mera anécdota de no haber dado completamente en la diana con el fichaje de Nick Robinson, uno de los niños de ‘Jurassic World’, para interpretar a su protagonista. Y es que logra ser la representación perfecta de un protagonista con el que sentir empatía, sin que ello suponga dejar de lado el actuar ocasionalmente de forma censurable motivado por el hecho de que no quiere que su orientación sexual sea de dominio público.
Robinson es el primer responsable de que entremos en la película y luego es el guion quien va desarrollando el relato por cauces que tampoco difieren tanto de otras comedias románticas, pero este nuevo enfoque aporta una frescura que Greg Berlanti no duda en potenciar a través del trabajo de puesta en escena, sin olvidar un trabajo de ambientación adecuado para que el protagonista pueda conectar mejor con cierto segmento del público.
A fin de cuentas, lo realmente llamativo de ‘Con amor, Simón’ es abordar al final de forma natural un primer amor homosexual. Es verdad que hay un elemento dramático que añade cierta tensión a la película, pero incluso eso está retratado siempre de una forma más ligera, sin que eso afecte al inevitable momento en el que todo estalle.
Ahí Robinson tiene que añadir algo más a su interpretación y logra salir airoso del envite, pues ahí podría haberse venido abajo la película para no llegar a recuperarse. Más allá de eso, sus compañeros de reparto, en especial su grupo de amigos, responde con soltura pero sin brillar tampoco realmente. Aquí se aplica muy bien lo de estar al servicio del protagonista, cumplir su cometido y tampoco dejarte con ganas de saber más sobre ellos. No hace falta.
‘Con amor, Simon’ no se complica y funciona
A eso hay que añadir una construcción de situaciones solvente para mantenerte interesado en la evolución de la historia, unos diálogos que no son especialmente ingeniosos pero que sí tienen la dosis de chispa suficiente para que no desconectemos y un tratamiento del romance juvenil con respeto por mucho que haya un elemento de ingenuidad asociado al primer amor -a fin de cuentas se enamora de alguien con quien solamente ha hablado por mail- que podría haberse explotado de forma irónica.
Lo que sí es cierto es que ‘Con amor, Simon’ no es especialmente novedosa más allá de mostrar desde la normalidad el primer amor de un joven homosexual, pero la clave más allá de ese cambio de perspectiva es hacerlo de una forma sencilla para ir explotando sus virtudes y dejar con buen sabor de boca al espectador. Y si además sirve para que algunos espectadores pueden llegar a verse realmente reflejados en pantalla, pues mejor todavía.
En definitiva, ‘Con amor, Simon’ es una buena comedia romántica, y lo consigue principalmente por contar con un protagonista con gancho con el que uno puede conectar fácilmente, un solvente guion que sabe lo que busca y cómo conseguirlo y otra suma de factores, que van desde la dirección hasta el resto del reparto, que no se complican y se dedican a potenciar lo que ya está funcionando. Recomendable.
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