Kenner, Bach & Ledeen's es un famoso bufete de Nueva York que defiende los intereses de U/North, una importante multinacional agro-química que comercializó un producto que provocó la intoxicación de cientos de granjeros. El abogado más importante del caso, Arthur Edens, funciona bien bajo medicación, pero cuando deja de tomarla se convierte en buena persona y le entran los reparos para defender a una empresa que ha provocado tantos perjuicios. Los demás socios tratarán de que su comportamiento no ponga en peligro los intereses del bufete y para eso le encargará a Michael Clayton que convenza a Arthur de volver a la defensa de U/North. Clayton no es ni policía ni abogado, sino que se define a sí mismo como barrendero, ya que tiene que limpiar la mierda que otros dejan. Pero este caso también le tocará la fibra a Clayton y le hará dudar sobre de qué lado ponerse.
‘Michael Clayton’, dirigida por Tony Gilroy, está protagonizada por George Clooney, Tom Wilkinson, Tilda Swinton y Sydney Pollack, que también produce junto con Steven Soderbergh, George Clooney y Anthony Minghella. Se estrena mañana, 16 de noviembre. Contado como se lee más arriba, el argumento de ‘Michael Clayton’ suena muy bien. Las intenciones de denuncia sobre el sistema judicial estadounidense y sobre el poder de las multinacionales son admirables. La apariencia general de toda la película, en cuanto a su diseño de producción, su rodaje… son perfectas. Tilda Swinton destaca especialmente encarnando un personaje atormentado, pero que tiene que mostrarse ser fuerte, que es lo mejor de la película. El resto de los actores también merecen reconocimiento siendo quizá el que menos sobresale el protagonista, George Clooney, que no está mal, pero tampoco aporta nada especial al film. En general, se trata de una película de ésas que tienen aspecto grandioso, de una producción seria con todo muy calculado y trabajado y muy lograda para tratarse de una opera prima.
Y a pesar de todo ello, para mí ‘Michael Clayton’ no funciona. Digo para mí porque es muy probable que se trate de algo que únicamente me ha ocurrido a mí y que la película guste en general. No lo sé. El caso es que encuentro una serie de decisiones que me hacen no entrar en el film y no interesarme por lo que pasa aunque sobre el papel, como decía, el argumento suene muy bien.
Una de esas decisiones es la de colocar el final de lo que ocurre al principio del film y contárnoslo todo a través de flashbacks, como en la serie ‘Cuenta atrás’. Utilizar este recurso no tiene por qué constituir una mala decisión en sí, sin embargo, creo que en este caso en concreto no aporta nada, no hace que la película sea más intrigante o enganche más. No hace que funcione como un puzzle que irá encajando según encontremos más piezas. Ni tampoco ayuda a crear un final sorprendente.
La otra decisión consiste en crear una estructura extraña en la que el detonante de todo, es decir, lo que provoca que el protagonista sufra un cambio y que comience la trama de investigación, ocurra hacia el final del film en lugar de hacia el principio. Por lo tanto, mientras llegamos a ese punto, ‘Michael Clayton’ resulta aburrida o, al menos, a mí me resultó aburrida. Lo más importante de la cinta en teoría sería la evolución del personaje de Clayton. Debido a que comienza a ocurrir tan tarde y a que Clooney no demuestra apenas variación en su comportamiento, esa evolución se pierde. Sin embargo, si se hubiese hecho bien podría haber sido un valor enorme de la película. Profundizando psicológicamente más y planteando mejor la disyuntiva personal a la que se enfrenta, se habría disfrutado mucho el proceso de transformación de este personaje.
Ambas decisiones tienen mucho que ver la una con la otra. Las dos son juegos con la estructura. Creo que investigar nuevas formas de estructura, experimentar o hacer malabares con ella es muy interesante y casi siempre que se ha hecho ha dado como fruto películas fenomenales. Pero considero que debería hacerse siempre que aporte algo más que no sea el simple juego, siempre que narrativamente ese cambio esté justificado y provoque sensaciones diferentes en el espectador de las que provocaría una narración lineal y con un reparto de actos equilibrado. Y, en el caso de ‘Michael Clayton’ me parece que no introduce nada salvo esas ganas de dárselas de original. Es decir, que es un capricho.
Los minutos finales de ‘Michael Clayton’ son, con diferencia, lo mejor de todo el metraje. Como he comentado en otras críticas, si el final es bueno, es muy posible que deje un buen sabor de boca a los espectadores. Pero de nuevo tengo que entrar con la sensación personal que me llevé yo y que sé que puede no ser compartida. Para mi gusto, la resolución de la película no es todo lo impactante que debería ser, no tiene toda la fuerza que podría haber tenido. En el terreno moral y personal, que probablemente es el más importante, ya he dicho que la evolución del personaje no se ha mostrado con éxito. En el terreno más policial o investigativo, es decir, en cuanto a la intriga SPOILER, hay algo que hace que no pueda sorprender y es que el abogado defensor claro que tendrá pruebas para cargarse a su defendido. Eso no tendría que chocar a nadie. Lo única heroicidad está en decidir utilizar esas pruebas en contra del cliente, pero no el encontrarlas. Y en la película, aunque se plantea la importancia moral de usarlas, se intenta hacer algo grande con el hecho de haberlas hallado, cosa que no tiene la más mínima relevancia. FIN DEL SPOILER
Quizá lo que ha ocurrido es que el guionista y director, Tony Gilroy, experto en escribir guiones de intriga, muchos de ellos basados en novelas —‘Bourne’, ‘Prueba de vida’, ‘Al cruzar el límite’, ‘El abogado del diablo’, ‘Armageddon’—, ha querido contar una historia sobre un dilema personal y luego ha tratado de hacer que aparente ser un thriller del estilo de los basados en novelas de John Grisham. Y esa unión, que en teoría es más que posible, no le ha salido. Por lo tanto, diría que se trata de un film fallido con grandes elementos a su favor, pero que no resulta redondo.