Ashton Kutcher protagoniza el film ‘American playboy’ (‘Spread’), de David Mackenzie, que se estrena el viernes, 28 de agosto. En él, Kutcher interpreta a un gigoló que vive de lujo hasta que conoce a una chica de la que se enamora y comienza a replantearse su situación. Anne Heche y Margarita Levieva completan el reparto.
‘American playboy’ tiene un buen nivel de producción y en ella se refleja bien el lujo de las mansiones donde el protagonista, Nikki, vive del cuento. Está realizada con corrección y bien fotografiada.
La manera en la que se nos cuentan los hechos acerca el film a un documento sobre la vida de los playboys , lo cual podría ser de gran interés. Con un tono que no es de crítica social, pero tampoco de comedia descarnada,vemos situaciones que pueden ser curiosas. Si se mantuviese esta concepción durante todo el tiempo, ‘American playboy’ tendría un valor como retrato de un tipo de vida que muy pocos conocerán.
Lo que, sin embargo, hace que se pierda esa pureza es la innecesaria y forzada introducción de la historia de amor. Se podría haber planteado la imposibilidad de tener una pareja estable como uno de los mayores inconvenientes de dedicarse a la profesión más antigua del mundo. Pero lo que no aporta nada es ese tratamiento empalagoso de la relación con Heather que acaba convirtiendo el film en un pastel. Ni siquiera parece que esto estuviese en la idea primigenia de la película, sino que apesta a exigencia de producción. Es decir, a una decisión errónea tomada con la intención de hacer más comercial algo que tenía su potencial en otro sitio.
Los actores están correctos y, sobre todo, hay que admirar que están muy bien elegidos para sus personajes. Ashton Kutcher, que suele ser muy denigrado, probablemente debido a su aspecto y al tipo de papeles que elegía en su juventud, interpreta bien a Nikki y le aporta un punto entrañable. Anne Heche demuestra un sequedad que hace muy creíble su papel. Margarita Levieva (en la foto anterior), una actriz rusa muy parecida a Elsa Pataky, es más fría y no provoca cariño hacia su personaje, pero no lo hace mal.
No obstante, lo que este guión ofrecía a los intérpretes era la oportunidad de jugar mucho con el subtexto y eso no se aprecia en el film. Los tres personajes tienen que ocultar sus sentimientos para ganarse la vida o conseguir que no les hieran, pero que llevan mucho por dentro: son gente que se va quemando, que sabe que es utilizada, que no encuentra el amor y que se pregunta si su situación es la ideal. Entendemos todo eso por la situación, pero no lo vemos en sus interpretaciones. Igualmente, la película plantea una evolución en el protagonista: comienza tomándose las cosas con frivolidad y acaba siendo algo más maduro y hasta algo amargado. En la interpretación de Kutcher se puede entrever algo de esto, pero falta algo de implicación.
Una última consecuencia de la falta de calidez de las interpretaciones recae sobre la cuestión romántica. En las películas de amor en las que lo único que sabes de los protagonistas es que ambos son muy bellos, el enamoramiento no resulta creíble. Lo único que puedes aceptar es que se atraen físicamente, pero debería haber algo más para que comprendiésemos que, además, se quieren. En este film, incluso aunque comulgásemos con la cursilería, la parte romántica seguiría sin funcionar porque no se percibe química o amor entre ellos.
Si tomásemos como válida esa afirmación de que merece la pena ver alguna de las entregas de ‘Transformers’ para contemplar a Megan Fox, se podría decir lo mismo sobre Ashton Kuthcer y este film. Pero creo que esa motivación no es suficiente para aguantar una mala película, pues para eso están las fotos en Internet.
Mi puntuación: