Amelia Earhart fue una valiente mujer que rompió la norma de que los pilotos debían ser hombres, y cuando intentó dar la vuelta al mundo se estrelló en el océano. Dicho así parece una broma machista, pero es lo que ocurrió realmente. Como sabéis, de la corta (y nada apasionante) vida de esta señora se ha hecho recientemente una película con estrellas del calibre de Hilary Swank, Richard Gere y Ewan McGregor al frente del reparto, que ha pasado por las salas sin pena ni gloria cuando hace meses estaba llamada a ser una de las grandes de este pobre 2009.
'Amelia' ha sido uno de los mayores fiascos del año, una producción con un presupuesto de cuarenta millones de dólares que en manos de la india Mira Nair ha resultado un completo despropósito (ha recaudado catorce, y ya es mucho). Ni siquiera ha servido como vehículo para el lucimiento personal de Swank, que se rumoreaba que podría aspirar a un tercer Oscar por este título, ya que la historia está tan mal planteada que ni siquiera hay momentos en los que la actriz pueda explotar su talento interpretativo. Tan sólo podríamos considerar cierta escena en la que Amelia habla con su marido por radio, pero el equivocado montaje y el lloriqueo forzado la acaban estropeando. La tercera estatuilla tendrá que esperar.
Recientemente os hablé de 'Julie y Julia', y os decía un par de cosas que también valen para 'Amelia': primero, estamos ante un biopic sin especial interés, en la que se nos cuenta la vida de una persona que (en mi humilde opinión) no ha realizado grandes logros para merecer una película; y segundo, su historia personal, donde podríamos encontrar elementos amenos o emocionantes, está narrada de forma tan torpe que la película, en definitiva, se hace soporífera. Injustificables sus 110 minutos.
Consciente de que el público sabe cómo acaba la vida de la protagonista, Mira Nair comienza su 'Amelia' con la presentación del último vuelo de la piloto, cargando la secuencia de una forzada y fallida emotividad; es el inicio del querer y no poder que se repetirá durante todo el metraje. Acto seguido, se nos lleva al pasado para mostrarnos cómo empezó la particular aventura de Amelia Earhart, una chica de Kansas que ante todo quería volar, surcar los cielos a los mandos de un avión. Así es como llega al despacho del que será su marido, el editor George Putnam, que estaba buscando a una joven atractiva para dar publicidad a un vuelo desde Estados Unidos a Gran Bretaña.
El hombre, con evidente mano para los negocios, convence a la gente de que Amelia va a realizar una gran aventura, siendo la primera mujer que surcará el Atlántico a bordo del "Amistad". El trayecto se realiza y aunque sólo es una pasajera, la operación montada por Putnam sale bien, el público se come el pastel publicitario y empiezan a ver a la chica como una figura importante, un icono de la libertad y el éxito. Convertida en toda una celebridad, Amelia decide cumplir su sueño y pilotar, en solitario, cruzando el Atlántico; de nuevo, sale bien y se proclama como la primera mujer que lo logra. Después, se convierte en la primera persona que atraviesa, también en solitario, el océano Pacífico. Sin embargo, en 1937, cuanto intenta hacer el más difícil todavía, ir más lejos y dar la vuelta al globo... ya sabéis.
Lo que más llama la atención de la película, al menos a un servidor, es el desafortunado intento de mitificar la historia de Amelia Earhart, que estoy seguro que en otras manos, y con otra perspectiva, podría dar lugar a una película mucho más intensa. Lo que se ve en ésta, es que la mujer fue poco menos que una figura mediática creada por George Putnam, y que sus logros en la aviación, por cierto muy poco aprovechados por Mira Nair (incluso hay varios momentos en los que parece que Amelia no era muy buena piloto), no habrían sido posibles sin la ayuda de los dos hombres con los que compartió lecho (increíble el soso romance entre Swank y un McGregor totalmente desubicado).
Tal como lo narra la cineasta, no parece que esta mujer fuese tan extraordinaria como para montar una película que cuente su historia. Sí, fue una persona muy valiente, o muy temeraria, según se mire, con las ideas muy claras (esto es muy importante en la vida real, pero en el cine no es suficiente), que realizó con éxito un par de arriesgados vuelos que en su momento parecían aventuras increíbles, especialmente si el piloto no era un hombre. Pero en la película todo esto no tiene ningún matiz heroico, quitándole bastante mérito a Amelia, que queda como una mujer que gracias a acostarse con dos tipos influyentes pudo darse el lujoso gustazo de pilotar (vuelve con su marido porque necesita dinero, no por amor, como da a entender el cartel, en el que por cierto Gere parece treinta años más joven).
Todo esto, más una cansina voz en off (con las sensibleras reflexiones de Amelia), acaba por condenar un relato excesivamente perfumado y hueco, sin nada interesante que mostrar, salvo un puñado de planos preciosos tomados desde el aire, lo mejor de la película. Hilary Swank lo intenta, su caracterización hace que a veces dudemos si es ella o Matt Damon, pero ciertamente compone un personaje, y con el paso del tiempo vas viendo a esta Amelia, y no a una actriz forzando un personaje. Definitivamente, no es su culpa que la película sea tan mediocre.
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