Como Félix Rodriguez de la Fuente descubrió a muchos en ese clásico de nuestra televisión titulado 'El hombre y la Tierra', el lobo es una criatura fascinante. Un nexo de unión entre el mejor amigo del hombre y el lado más salvaje de la especie cuya relación con el ser humano ha servido de pretexto a para dar forma a las más diversas historias en el medio cinematográfico; y para muestra, ahí están producciones tan variopintas como 'Colmillo Blanco', 'El último lobo' o la fantástica 'Balto'.
'Alpha', sin abandonar los cánones que marcan esta suerte de subgénero, apuesta por una aproximación ciertamente original al que podríamos etiquetar como drama cánido-humano; remontándose a la última glaciación —hace unos 20.000 años— para ofrecer un coming of age sobradamente entretenido y visualmente espectacular que, tomando ciertos riesgos, se eleva triunfante entre un grueso de blockbusters formularios y cortados por el mismo patrón.
Abrazando una historia y una narrativa de evidente voluntad clasicista y, al mismo tiempo, entregándose con mayor o menor fortuna a los imperfectos recursos del medio digital para recrear con un gusto intachable los vastos parajes en los que se ambienta la historia, el realizador Albert Hughes ha regresado en plena forma ocho años después de la estimable 'El libro de Eli', demostrando que su pulso, su visión y su manejo del lenguaje permanecen inalterables.
De este modo, el norteamericano recorre en una fugaz hora y media un buen puñado de lugares comunes en este tipo de cine, como el heroísmo obligado del joven inadaptado, la amistad entre rivales condenados a entenderse y la supervivencia en un medio hostil; todo ello para huir de la rutina con algunas licencias creativas que sorprende ver en un producto de este corte, a priori familiar y destinado a atraer al mayor número de público posible.
Así, 'Alpha' consigue despuntar gracias a su notable —aunque, en ocasiones, algo recargado— tratamiento estético, por momentos próximo al tono y espectacularidad digital de pospeplums como la '300' de Zack Snyder, y exento de todo miedo a tomarse su tiempo para moldear pasajes salpicados por cautivadoras secuencias de montaje con imágenes de clara voluntad artística.
Aunque, donde consigue triunfar rotundamente lo último de Albert Hughes es en una representación histórica de la época en la que se ambienta el filme que, pudiendo ser más o menos fiel a la realidad, resulta sobradamente efectiva, envolviendo el relato de un aura de misticismo prehistórico encantadora y arriesgando al haberlo rodado en un leguaje primitivo —subtitulado—; sin duda, la gran jugada de 'Alpha'.
Por desgracia, las estimables ligereza y velocidad con las que se desarrolla la historia de Keda y su cánido acompañante, no permiten profundizar en su drama inherente; mostrándose algo falta de intensidad, minimizando la sensación de peligro y transmitiendo la idea de que, pese al calvario por el que pasan los protagonistas, no hay sacrificios en juego que brinden un tercer acto a la altura. Aunque, haciendo honor a la justicia, hay que reconocer que esta pequeña imperfección no priva a 'Alpha' de su estatus como una de las cintas más únicas y recomendables de esta temporada estival 2018.
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