‘Los líos de Gray’ (‘Gray Matters’), mala a pesar de sus buenas intenciones

‘Los líos de Gray’ (‘Gray Matters’), mala a pesar de sus buenas intenciones
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Al igual que ‘Rosas rojas’ (‘Imagine me and you’), ‘Los líos de Gray’ (‘Gray Matters’) parece que tuviese inmunidad ante las malas críticas debido al tema que trata. Ambos films plantean la homosexualidad como algo natural y esta normalización es muy loable, pero las buenas intenciones no son suficientes para convertir en apreciables películas que poseen pocas cualidades. Así que, arriesgándome a que de nuevo, como ocurrió cuando hablé de la película protagonizada por Lena Headey y Piper Perabo, se me rebata la crítica en base únicamente a este aspecto, no puedo evitar decir que el film 'Los líos de Gray' tiene un hilo argumental mínimo y que termina de forma brusca y dejando la sensación de estar incompleto.

El argumento de este film, que se estrena el 13 de julio, se centra en dos hermanos que viven tan unidos como si fuesen una pareja. Cuando Gray recibe la indicación de que necesita desvincularse de su hermano, le busca una novia que no tarda ni un día en aceptar casarse con él. El conflicto llegará cuando la protagonista bese a su futura cuñada y se dé cuenta de que está enamorada de ella.

Como punto de partida no suena tan mal (o sí). Lo que ocurre es que la película ha tratado de ser tan amable en todos los sentidos que no ha querido presentar como un verdadero conflicto el triángulo amoroso. Y, si bien es correcto que no se haga ver que la homosexualidad tiene que ser necesariamente un tormento, es algo básico que sin conflicto no hay interés en la historia. De la misma forma en que en ‘Rosas rojas’ el marido que es abandonado perdona en seguida, en ésta, el hermano al que le han puesto los cuernos también se muestra como la persona más comprensiva del mundo. Tanta amabilidad no es del todo verosímil.

El problema con el hermano y la cuñada se resuelve en seguida y hacia el final nos damos cuenta de que lo único que estaba contando la película era cómo salía la protagonista del armario. El tema del triángulo amoroso era sólo una excusa para que pareciese una comedia romántica, definición muy alejada de la realidad. Si bien el “outing” podría ser un argumento para un film, tal como está presentado en ‘Los líos de Gray’, no lo es. Lo sería sólo en el caso de que supusiese un verdadero conflicto para ella y no lo presentan de esta forma, sino como algo que, tras una pataleta, resulta muy liberador. Me parece una decisión muy positiva el optar por normalizar antes que por protestar y el hacer ver que resulta beneficioso y catártico asumir la sexualidad, pero en tal caso, me resulta contradictorio que se desproporcione de tal manera el hecho de salir como para creer que por sí mismo ya es un argumento para una película. En el caso de que lo fuese, más que una normalización, se estaría haciendo una protesta sobre la falta de aceptación que hay en la sociedad hacia las personas gays. Sería otra opción que no es en absoluto la que ha tomado ‘Gray Matters’.

Por lo tanto, esas intenciones de dulcificación han impedido a la autora, Sue Kramer, profundizar en la psicología de los personajes y contarnos una historia que realmente despierte empatía o curiosidad. Se ha quedado en lo superficial y simple, cuando podría haber retratado una evolución de personaje interesantísima. Lo que ocurre en ambos films es que hay una falta de valentía o quizá demasiadas intenciones de hacer un producto para cualquier tipo de público. A veces se confunde comercial con simplón y poco trascendental.

En ‘Gray Matters’ y en ‘Rosas rojas’ se presentan casos en los que las mujeres descubren su homosexualidad a una edad muy tardía. Me pregunto por qué se habrá tomado esa opción de manera tan repetida. ¿Será que ocurre mucho en la vida real?

Los aspectos técnicos de ‘Los líos de Gray’ no merecen la crítica negativa que estoy dirigiendo a su guión. La realización es buena, el film tiene ritmo y al principio incluso cuela eso de que es un comedia romántica. Pero la decepción del final da al traste con todo lo anterior.

En el apartado actoral, los dos protagonistas: Heather Graham y Tom Cavanagh, hacen buenos trabajos y confieren simpatía a sus personajes. El tercer vértice del triángulo, Bridget Moynahan (‘Seis grados’) no tiene un personaje desarrollado. Su papel consiste en ser guapa, simpática y perfecta, otra ausencia de realidad delictiva en el guión. Dentro de eso, no lo hace mal. Es curiosa la aparición de Alan Cumming, que es homosexual en la vida real, pero que hace papel de hetero quizá para crear una paradoja, aunque no por eso se evita el momento de travestimo tan típico ya en las comedias.

Para resumir se podría citar el refrán “de buenas intenciones está el cementerio lleno”. Por positivo que veamos el propósito del film, el producto final no es bueno. En otras ocasiones, encontramos buenas películas con un mensaje reprobable. De vez en cuando se conjugan las dos virtudes. Pero no es el caso.

En Blogdecine | Tráiler con beso de las protagonistas. Los Líos de Gray no interesan a nadie.

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