Tenemos que reconocerlo, somos muy confiados. Yo el que más, probablemente, me dicen que voy a ver una maravilla visual y me lo creo. Cuando supimos que Tim Burton había firmado con Disney para trasladar a la gran pantalla, a su manera, ‘Alicia en el país de las maravillas’ y ‘A través del espejo’, las famosas obras de Lewis Carroll, y que para ello contaría con Johnny Depp, Helena Bonham Carter, Alan Rickman, Michael Sheen, Anne Hathaway, Stephen Fry, Timothy Spall y Christopher Lee, entre otros, a muchos se nos hizo la boca agua. ¿Volveríamos a ver a un Burton inspirado, orquestando un espectáculo imaginativo, retorcido y emocionante? Como digo, muy confiados…
Después de dos críticas de la nueva ‘Alicia en el País de las Maravillas’, por parte de mis compañeros Abuín y Massanet, no sé si tendréis ánimo para leer y comentar otra más, especialmente cuando trata de una película tan torpe y hueca, pero viendo que está siendo uno de los títulos del año (un año que amenaza con ser peor aún que el anterior), la verdad es que me veo casi obligado a dejaros mi valoración; espero que al menos no os aburra leerla. Llego a dos grandes conclusiones tras el visionado de este carísimo producto de la Disney: la primera, que el público desea el 3D a toda costa; la segunda, que Tim Burton está en su peor momento.
Humo en 3D
Sobre lo primero imagino que estamos todos de acuerdo. Ahí tenemos las recaudaciones de ‘Furia de Titanes’, ‘Cómo entrenar a tu dragón’ o esta misma ‘Alicia en el País de las Maravillas’, que se han aprovechado astutamente de la ilusión del público por el formato que ha puesto de moda ‘Avatar’, convertido en tiempo récord en el título más taquillero de la Historia. Claro que hay que tener en cuenta un detalle importante: el recorrido tras los primeros días en la cartelera. Mientras que el remake de Louis Leterrier y esta cosa de Tim Burton arrasan en su estreno y descienden considerablemente sus cifras conforme pasan los días, y van cosechando valoraciones negativas, la película de animación de DreamWorks y lo último de James Cameron no abandonan los primeros puestos del “box office” tras varias semanas, dejando satisfechos (en general) tanto al público como a la crítica.
Pero a los directivos de Disney parece que les vale sólo con lograr el taquillazo rápido; con miles de copias y una poderosa inversión en publicidad, el fenómeno del 3D les asegura una excelente recaudación en pocos días, arrasando con todo mientras todavía la gente se crea que van a asistir a un espectáculo de primera. Así, lo de menos es la historia y los personajes, simplemente hay que subrayar que salen de un clásico, y listo, a pasar el cazo, a seguir forrándose con churros a los que luego podrán poner la etiqueta de “clásicos”, sin rastro alguno de vergüenza. Ninguno nos acordaremos de cosas como ésta, salvo quizá cuando nos pregunten por superproducciones decepcionantes.
Dejando ya a un lado el asunto de la taquilla, me pregunto sinceramente qué le ve el público al 3D, por qué está dispuesto a pagar más dinero para ver una película de esta forma. La novedad puede ser la razón; a la gente le gusta lo nuevo, especialmente si cuenta con el apoyo de grandes compañías, si es algo que está de moda, y todavía no han logrado procesar mentalmente si realmente les gusta lo que están experimentando, o simplemente están siguiendo la corriente. No veo ningún motivo de peso, aparte de que los estudios se están forrando, para defender este formato del 3D “estereoscópico”, ya que la cacareada inmersión del espectador en el universo de una película se lleva logrando desde primeros del siglo XX. A nadie le hizo falta esta cosa para sumergirse en ‘Metrópolis’, ‘Lo que el viento se llevó’, ‘Los siete samuráis’, ‘Vértigo’ o ‘Alien’, por señalar cinco obras maestras del séptimo arte muy diferentes. Sencillamente, el 3D es un timo.
La sombra de Burton
Despachado el 3D, vamos a por el segundo punto. Tim Burton está agotado. El director que nos entusiasmara con ‘Eduardo Manostijeras’ o ‘Ed Wood’ (seguramente su mejor película) derramó sus últimas gotas de talento en la emotiva ‘Big Fish’, y ahora sólo está viviendo de las rentas, de quienes aún esperamos su verdadero regreso y del implacable apoyo de sus seguidores más fanáticos, que se tragan lo que sea (muchos de los cuales, me sorprende, creen que ‘Pesadilla antes de Navidad’ es suya). Viendo ‘Alicia en el País de las Maravillas’ me parece bastante evidente que lo que queda de él es una parodia, un chiste. Lo representan estupendamente en el vídeo que os dejo a continuación, echadle un vistazo si podéis (cuidado con el sonido los que estéis en el curro):
Supongo que no soy el único que desde el mismo arranque se preguntó si esta ‘Alicia en el País de las Maravillas’ la había dirigido realmente Burton o un becario en prácticas. Es decir, no hay nada en ella que indique estar dirigida por alguien de talento, todo está filmado de manera rutinaria y desganada, sin ninguna imaginación y con una falta increíble de ritmo, logrando que la película aburra ya desde el mismo prólogo, que aparte de innecesario no tiene emoción alguna (se supone que la niña le está contando al padre que está teniendo horribles pesadillas, pero más bien parece quejarse por el excesivo maquillaje que le han puesto). Y sólo es el principio, todavía queda una eternidad.
Burton no parece estar interesado lo más mínimo en lo que cuenta, lleva a la protagonista de un lado para otro porque sí, porque así tiene que ocurrir (ahora huye de un perro bueno, ahora ve al castillo, hazte amiga de la reina, ahora coge una llave que guarda otro perro bueno, huye otra vez, al otro castillo para pelear en una gran batalla que ya sabemos cómo acabará, pero antes hay que perder tiempo decidiendo quién debería hacerlo…), y lo hace de manera tan torpe que a nosotros tampoco nos interesa en absoluto lo que pasa. El realizador se contenta con que haya árboles de ramas retorcidas, muchos colorines, alguna escena muy oscura, figuras exóticas y objetos que parece que salen de la pantalla, trucos baratos apropiados para mantener a los niños sentaditos en la butaca, esperando la siguiente payasada. No son los ingredientes de una buena película.
Pero eso es esta ‘Alice in Wonderland’, una aburrida sucesión de payasadas en tres dimensiones. Pocas veces ha estado Danny Elfman tan perdido, parece que estuviera poniendo la música a otra película; no es el único que no sabe exactamente qué está haciendo, algunos actores también están desorientados, especialmente la joven Mia Wasikowska, inexpresiva durante toda la película, pase lo que pase en cualquiera de los dos mundos. Como decía, el reparto era una de las mejores armas de esta nueva adaptación, claro que en países como España esto no tiene ninguna importancia; el doblaje se carga las voces de los interpretes verdaderos. Pero bueno, ahí están Johnny Depp y Helenna Bonham Carter haciéndolo lo mejor posible, mientras caminan por un set vacío y hablan con pelotas de tenis o cartones que simulan a los otros personajes, insertados posteriormente gracias a los animadores y los especialistas en efectos visuales.
Se pueden rescatar los divertidos esfuerzos de Depp como Sombrerero Loco y Carter como la Reina Roja, y algunos momentos ciertamente inspirados (la escena de las ranas o el flashback sobre lo ocurrido en el submundo), pero el conjunto es un despropósito narrativo (por ejemplo, se nos cambia el punto de vista para mostrar el castillo antes de que lo vea Alicia, algo totalmente absurdo), una película sin alma ni fuerza, desangelada, herida de muerte por las pretensiones económicas de la Disney y la triste falta de decencia de un realizador al que no le importa arrastrarse delante de todos, ofreciendo la que probablemente es su peor película hasta la fecha. Lo peor es que dirá que le da igual, porque ha tenido éxito en taquilla, pero si es así entonces alguien debería gritar con todas sus fuerzas: ¡que le corten la cabeza!
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