‘Atormentada’ (‘Under Capricorn’, Alfred Hitchcock, 1949) tiene la fama de ser considerada una de las peores películas del maestro del suspense. De hecho, lo que se dice suspense hay poco en la película, salvo un par de secuencias. El hecho de hacer una película de época no convenció demasiado a su director, por lo que jamás se volvió a poner al frente de una empresa de semejante tamaño, que además estuvo rodeada de dificultades en el rodaje, en el que Hitchcock volvió a utilizar métodos ya empleados en ‘La soga’ (‘Rope’, 1948).
Sin embargo para gran parte de la crítica francesa, aquella que reivindicó al director como un autor muy a tener en cuenta, la consideraba una de las mejores de su obra. Tanto es así que en 1959 la prestigiosa revista Cahiers du Cinéma la consideró una de las diez mejores películas de todos los tiempos. Exagerado a todas luces, aunque la película tiene varios elementos dignos de mención, sobre todo de puesta en escena e interpretación.
‘Atormentada’ da inicio con la voz de Edmon O’Brien, situando la acción en Australia, concretamente en 1831. Hasta allí llega Charles Adare (Michael Wilding) dispuesto a hacer fortuna con la ayuda de su primo, militar de poderosa influencia social. Allí conocerá a Sam Fluslky (Joseph Cotten), un misterioso hombre que hizo una fortuna de la nada, y que está casado con Lady Henrietta (Ingrid Bergman), la atormentada mujer del título español, que define su estado de ánimo durante casi toda la función y que sin embargo no está aprovechado como debería.
Adare será acogido en la casa por Sam, sin que sepan muy bien las razones de su inicial simpatía hacia él. Más tarde, viendo que Henrietta, de origen irlandés al igual que Adare, mejora su condición con la presencia de aquél, convencerá a su invitado de que le ayude con el lamentable estado de su mujer. Un secreto sobre el pasado del matrimonio saldrá a la luz en un lugar en el que el pasado de la gente es algo que se olvida y por lo que no se pregunta. Australia es el país de las segundas oportunidades para aquellos que cometieron un crimen y ya pagaron por ello.
Indefinición
‘Atormentada’ parece por momentos un refrito de películas anteriores de Hitchcock Por un lado tenemos una misteriosa mansión, con perversa ama de llaves incluida, como en ‘Rebeca’ (‘Rebecca’, 1940); y el tratamiento del amor recuerda a lo realizado en varios films previos. Sin embargo si había funcionado tan bien en otros films como el insuperable ‘Encadenados’ (‘Notorious’, 1945), aquí resulta excesivo tanto lirismo, sobre todo en lo concerniente a la relación entre Henrietta y Adare que camina entre la amistad y el amor.
Conversaciones eternas sobre la nada en secuencias aún más largas afectan al ritmo del film y apenas despiertan interés. Según Hitchcock uno de sus fallos fue contratar a Hume Cronyn, amigo del director que ya le había escrito algún guión y participado como actor en un par de películas. Lo cierto es que el guión, en el que también participó Peter Ustinov, plantea muchas cosas, algunas poco interesantes, y otras, como la intriga o esa extraña atmósfera que rodea la vida del matrimonio, tardan en desarrollarse.
El tan magnífico uso del suspense por el que era conocido el director británico tarda en hacer acto de presencia en la película, bien avanzada la trama, cuando se descubre el proceso de envenenamiento de Henrietta por parte de Milly, la ama de llaves, muy bien interpretada por la bella Margaret Leighton, a pesar de que el personaje carece de grises. La secuencia del veneno en la botella de alcohol es un oasis en medio de una película bastante desequilibrada en tonos, una de las pocas razones por las que merece la pena ver la película.
Virtuosismo redentor
Lo mismo ocurre con algunos de los planos secuencias que Hitchcock filmó en la estela de ‘La soga’. Destaca sobre todo la llegada de Adare a la mansión con la cámara siguiéndole desde fuera hasta que entra —momento en el que se realiza un sutil corte— y sigue a los personajes hasta que se sientan a cenar, cortando en el poderoso instante que presenta al personaje de Henrietta, con los pies descalzos, detalle con el que se viste todo lo concerniente a esa extraña mujer, famosa por su alcoholismo.
Ingrid Bergman, que no volvería a trabajar con el director, quedó bastante harta del proceso de filmación de la película con esas largas tomas que obligaban a ir moviendo los elementos del decorado para que la cámara pudiera moverse, esta vez en dos niveles distintos, la planta baja y el primer piso de la mansión, por los que Hitchcock realiza virguerías impresionantes, aunque poco aporten a la trama del film. La actriz realiza todo un tour de force con su atormentado rol, todo lo contrario que su compañero Michael Wilding, soso y con un punto cursi que raya lo insoportable.
Joseph Cotten, que fue cedido por cortesía de David O. Selznick, se encarga de uno de esos ambiguos personajes sobre el que no están claras las cosas. Pero la perfecta interpretación de un actor que podía dar vida a cualquier tipo de personaje choca con esas imperfecciones de guión y que obligan a Flusky a tomar decisiones extrañas sin ningún tipo de motivación. El mismo error se produce en la acusación final del asesinato, es tan fácil de solucionar que la tensión que se intenta transmitir no funciona.
‘Atormentada’ se revela hoy como un film demasiado largo, y únicamente disfrutable en el virtuosismo técnico de Hitchcock de determinados instantes y algún golpe de efecto muy logrado. La película fue el tercer fracaso consecutivo de taquilla en la filmografía de un autor que no se amedrentaría en sus siguientes intentos de seguir arriesgando. Su siguiente película sería uno de los atrevimientos más sonados y destacados. Hablaremos de ello pronto.