'Albert Nobbs', la transformación de Glenn Close

Mañana se estrena en cines de nuestro país ‘Albert Nobbs’, una película que cuenta con tres nominaciones a los Oscar: una para Glenn Close como mejor actriz principal, otra para Janet McTeer, como mejor actriz de reparto, y una al mejor maquillaje. Dirigida por Rodrigo García, hijo del escritor Gabriel García Márquez, director de televisión y de cintas cinematográficas como ‘Cosas que diría con sólo mirarla’, ‘Nueve mujeres’ o ‘Madres e hijas’; esta cinta nos habla de una mujer que se disfraza de hombre para lograr su primer trabajo y, apreciando las ventajas ofrecidas a su género, continúa tan metida en el papel que hasta internamente llega a concebir dudas sobre su sexualidad, no tanto en el sentido de sus tendencias, como en el de su identidad.

Close hace una labor excelente con muy poco, ya que su personaje destaca más por la sobriedad y la discreción que por las demostraciones de gestualidad. Es habitual que el cine fuerce a sus protagonistas a cambiar de sexo, pero suele ser más común que sean los hombres quienes pasan por mujeres y en esos casos siempre se pide más la sobreactuación que el comedimiento. La situación inversa requiere circunspección, quizá porque los hombres son más tranquilos. La actriz no solo tiene que transformarse, sino también esconder todos sus sentimientos y secretos y su papel, en el que nada de esto sufre carencias, merece todos los premios y reconocimientos.

No obstante, veo más valor al personaje de Janet McTeer, no tanto por la intérprete, sino por cómo está concebido desde el guion, ya que presenta algo más de conflicto, de facetas y de interés. Ella no nos hace imaginar, ni por un instante, que sea un hombre –de Close, si no la conociésemos, quizá nos lo habríamos creído–, sin embargo, la actriz está excelente y derrocha carisma. Es posible que el Oscar se lo lleve ella en lugar de la protagonista.

Como siguiente virtud de ‘Albert Nobbs’, se podría señalar una ambientación conseguida y cierta naturalidad en las situaciones y la generalidad de los personajes que la convierten en una película amena y, más que nada, apetecible de antemano. El tráiler nos podría hacer pensar en una versión de una sola entrega de esa deliciosa ‘Downton Abbey’ o en un complemento ligero a la maravilla que es ‘Lo que queda del día’. De la mano de Rodrigo García, un hombre que ha demostrado hasta ahora un criterio exquisito y una gran capacidad para captar la elegancia, esperaríamos más. Visualmente, recurre a algunas ideas no del todo acertadas, como los flashes de imaginaciones, que suponen exabruptos prescindibles y de dudoso gusto.

Un conflicto poco claro…

Cuando ha pasado ese primer disfrute de trasladarse a otra época e introducirse en otro mundo, en seguida queda patente que ‘Albert Nobbs’ carece de conflicto y de espina dorsal. Cuatro guionistas escribiendo una historia deberían haber hallado más sustancia. O quizá la multiplicidad de manos es las que ha impedido que se concrete en algo intenso y, en su lugar, se planteen varias cosas sin hincapié en ninguna de ellas. De esta manera, la película va planteando episodios con relativa conexión entre ellos y se basa en casualidades poco verosímiles – que a dos mujeres vestidas de hombre les toque compartir habitación– para acabar en una componenda demasiado forzada. La protagonista tiene un objetivo muy marcado, pero su persecución de esos logros se realiza de forma errática. Ya que he suscitado la comparación con ‘Downton Abbey’, concluiré que cualquiera de los conflictos que tiene cada uno de los personajes de la serie, ya sea de arriba como de abajo, tiene más progresión y contenido que el que llena toda esta película.

Por otro lado, cuenta con actores tan importantes como Jonathan Rhys Meyers solo para dar color y ambientar, sin cederle una trama secundaria que habría enriquecido el conjunto. Mia Wasikowska y Aaron Johnson sí cuentan con papeles que suponen algo para la historia. Si bien él representa al antagonista y está bien en un papel que mezcla la capacidad seductora con el rechazo de su egoísmo; ella sufre los mismos tumbos que la película, pasando de ser colaboradora a enemiga sin demasiado sentido.

...salvo que se refiera a la identidad de género

Lo que sí está bien planteado es la identidad de género y, entendiéndola como una película sobre este tema, sí podría apreciarse el conflicto que no se percibe en un planteamiento más universal. Es posible que sea con esas intenciones con las que se creó en la novela corta. Debido a que, en esa época no existían tratados al respecto, es comprensible que esta persona sintiese confusión con respecto a cómo debía vivir su vida o a qué tipo de persona tenía que buscar para situar a su lado, no porque sus gustos fuesen homosexuales, sino más bien en la cuestión social. Es muy interesante el hecho de que ni se plantee volver a vestirse como mujer –como curiosidad cabe aquí mencionar la única escena en la que ella y el personaje de McTeer se ponen vestidos, ya que es la vez en la que más parecen hombres de toda la película–. Aunque esta interpretación es la que más favorece al film, este no parece ir por ahí o, si es su propósito, lo disimula mucho, haciendo ver que se trata de una historia mucho más genérica e insustancial sobre la necesidad de guardar un secreto.

Conclusión

Mi primer impulso sería calificar a ‘Albert Nobbs’ de película insulsa, floja y facilona y, sin duda, de situarla como la peor de Rodrigo García. Lo que cuenta carece de conflicto y siquiera su mano como realizador la eleva gracias a una belleza estética que compense el resto de las carencias. Sin embargo, si la tomamos como un estudio sobre la identidad de género, se podrán ver en ella todas esas cuestiones que parece no tener: sí habría conflicto, sí tendría una razón de ser todo lo que ocurre e incluso el final tan repentino y absurdo, podría verse como una forma de demostrar la cruel ironía de la vida.

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