De la película hispano-mexicana ‘La zona’, que se estrena este viernes, día 9, ya habéis oído hablar gracias al concurso que presentamos en Blogdecine. Está dirigida por el mexicano Rodrigo Plá, que también ha escrito el guión junto con la escritora española Laura Santullo, en cuyo relato se basa la película. Los afortunados que ganaseis esas entradas habréis disfrutado de este magnífico film.
La zona es un barrio residencial que se protege de la delincuencia con guardias, altos muros, cámaras de seguridad y alambradas electrificadas. Fuera de la zona están los barrios pobres de México donde la vida es tan diferente a la del interior, que parecen dos mundos separados únicamente por unos centímetros de hormigón. Junto a uno de los muros hay un taller mecánico. El vigilante nocturno y sus amigos se refugian de una tormenta en un autobús estropeado cuando ven caer una valla publicitaria sobre la pared. Aprovechan la armazón de metal para colarse en la zona y robar en una casa.
Todo se complica cuando la dueña del chalet aparece con una pistola. Se monta una carnicería en la que mueren dos de los delincuentes, un guardia y la señora que apareció armada. Pero en esa zona ni siquiera la policía tiene permitida la entrada, pues un edicto judicial les permite lidiar con sus propios problemas, salvo que haya algún delito de sangre. Para no perder sus privilegios, los adinerados habitantes tendrán que evitar la intervención policial mientras buscan al único superviviente de que quedó entre los ladronzuelos.
‘La zona’ es un duro retrato de las evitables consecuencias de una desmesurada diferencia de clases, al mismo tiempo que es la historia de cómo se pueden ir las cosas de las manos y la demostración de que las masas furibundas no respondían racionalmente hace siglos, pero siguen sin hacerlo hoy en día. Mientras M. Night Shyamalan dejaba muy poco clara su postura o hasta incluso podría parecer que estaba a favor de la zona de exclusión, de la protección a toda costa y de todo lo que eso metafóricamente representa, los autores de ‘La zona’ se posicionan de forma muy clara en contra de una medida tan totalitaria como desproporcionada.
De forma muy inteligente, el guión se sitúa en la mirada de Alejandro, un joven de dieciséis años al que aún le queda mucho por aprender. Gracias a encontrarse en una edad moldeable y a tener a su padre y a su madre en bandos opuestos, la evolución de este personaje resulta completa y muy bien presentada. A medida que él va comprendiendo cómo es la realidad, los demás habitantes de la zona se radicalizan hacia el extremo contrario y hasta se enfrentan entre sí. Estas evoluciones paralelas y cruzadas son un interesantísimo análisis que el guión realiza sobre la sociedad y los individuos.
Al igual que el del joven Alejandro (Daniel Tovar), los demás personajes también están muy bien diseñados y las interpretaciones de los actores son todas impecables, acompañando a la perfección este retrato de caracteres hecho desde el libreto. Aunque el film no está de parte del padre de Alejandro (Daniel Giménez Cacho), sabe justificar sus decisiones y su posicionamiento, ya que ha creado un ser con aristas y no un continente que llenar con tópicos maniqueos. También Maribel Verdú tiene un personaje interesante, aunque lo vemos demasiado maniatado y nos gustaría que su forma de pensar se hubiese escuchado más, pero es así como tiene que suceder. Mario Zaragoza es otro de los que más empatía causarán en el papel del Comandante Rigoberto. Carlos Bardem y Marina de Tavira encarnan la radicalidad que, a pesar de su extremismo, resulta creíble y llega casi a causar terror.
En los aspectos más formales como el diseño de producción o la forma en la que está rodada, ‘La zona’ sigue respondiendo con el mismo nivel y nos encontramos ante un film realizado con mucho arte, desarrollado con un ritmo muy correcto y puesto en escena con gran profesionalidad. Gracias a esta opera prima, sabemos que podremos contar con un magnífico director en la figura de Rodrigo Plá.
En conclusión, nos encontramos ante un film que no sólo merece ser visto, sino que casi se podría decir que es necesario ver. Un film que no puede dejar indiferente y que al mismo tiempo que acarrea una enorme carga social, sabe contar la historia humana y acercarse a los personajes con tremenda habilidad. Se merece todos los premios que ha recibido: Mejor Ópera Prima, Mejor Película Latinoamericana y premio Cinemavenire-El Círculo No Es Redondo, Cine Por La Paz Y La Riqueza De La Diversidad, en la 64ª Edición De La Mostra De Venecia; Premio De La Crítica Internacional (Fipresci) en la 32ª Edición Del Festival De Toronto; Premio Mejor Guión en el Festival Internacional De Cine De Atenas 2007, y premio del público en el Festival internacional de nuevo cine de Montreal.