El titular es un decir. Ya Shakespeare había escrito unas cuantas… estaba por allí Cyrano… son historias tan antiguas como la propia creación literaria, pero sí se podría afirmar que Austen dio origen a un estilo concreto dentro de este género y que supo conferirles su toque personal. El subgénero en el que las emociones contenidas superan a unos protagonistas que no saben que están enamorados el uno del otro, casi parece creado por ella, como se demostraba en la página web Book-a-minute. También lo parece aquel en el que, quienes se empiezan odiando, al final lo que sentían era amor, es decir, la tensión sexual no resuelta, que es uno de los elementos que mejor funcionan en estos films.
Y gracias a ‘La joven Jane Austen’ (‘Becoming Jane’) comprobamos que todo esto procedía de su vida personal. Mientras la madre de la escritora trataba de arreglarle un matrimonio que le asegurase riqueza y una buena posición social, Jane era reacia a desposarse sin amor. Resignada a permanecer soltera y confiando en que podría vivir de su pluma, lo que su madre se negaba a creer, conoce a al arrogante Tom, que en un primer momento le resulta irritante. Ya que el joven, además, tiene reputación de mujeriego, ella trata de reprimir la atracción que le produce.
Como dije en mi reciente análisis del género, uno de los pilares fundamentales para que una comedia romántica funcione es la elección de los actores protagonistas. Cuando Julian Jarrold (‘Pisando Fuerte’, ‘Retorno a Brideshead’) se decidió por la americana Anne Hathaway, hubo protestas en Inglaterra, ya que consideraban que la actriz debería haber sido británica. Sin embargo, estos saltos del Atlántico están más que a la orden del día y parece que ninguno de los intérpretes que los pegan tiene problemas para fingir acentos y maneras de comportarse. La belleza de esta actriz es muy superior a la de la escritora, pero incluso con ese cambio, el personaje sigue resultando creíble, gracias a la modestia que esta joven sabe conferir a sus encarnaciones. Hathaway tiene suficiente fuerza y personalidad para encarnar a Austen y sostener casi por completo el film.
James McAvoy es quien lleva el resto del peso. Sin ser un hombre de especial atractivo o carisma, aunque tampoco carente de ellos, realiza un trabajo lo suficientemente válido como para que nos dejemos arrastrar por los sentimientos de la protagonista. El reparto lo completan Julie Walters, James Cromwell y Maggie Smith. Aunque muy a la sombra de los dos principales, no en cuanto a sus interpretaciones, sino a la entidad de sus papeles, también despliegan una corrección como la que nos suelen mostrar en anteriores intervenciones.
Parece inevitable comparar este film con los basados en las obras de Austen. Lo cierto es que ‘Becoming Jane’ se asemeja a un pastiche de todos ellos y sería ésa la sensación que permanecería más indeleble si no fuese porque hay que tener en cuenta que en realidad ocurrió a la inversa: las historias de ‘Orgullo y prejuicio’ —sobre algunas de las adaptaciones se puede leer un estudio de extensión media en este enlace—, ‘Sentido y sensibilidad’ o ‘Emma’ surgen de lo aquí relatado. ‘La joven Jane Austen’ se queda ligeramente por debajo de varias de ellas en calidad y, especialmente, en sobriedad, pues es mucho más melosa —sin llegar a ser ‘Miss Potter’—; pero transmite igual que ellas el arrebato amoroso que sentían sus mujeres protagonistas.
El cine le debía a Jane Austen varias de sus grandes obras y esta biografía es una manera sencilla, agradable y elegante de satisfacer esa deuda.
En blogdecine | Trailer de 'La joven Jane Austen'.
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