Al comienzo de 'Al otro lado del viento' el espectador recibe toda la información necesaria para comprender el proyecto: Orson Welles regresaba del exilio tras 20 años alejado de Hollywood para rodar una película que jamás terminó a pesar de haber rodado más de cien horas de metraje. Treinta y tres años después de su muerte, la película ve la luz en Netflix gracias al incansable trabajo de, entre otros, Frank Marshall, Filip Jan Rymsza o Peter Bogdanovich.
Encarnado en otra leyenda esculpida en parte en Hemingway, John Huston, Welles retrata la decadencia personal y profesional del Hollywood clásico por medio de diferentes capas, estilos, formatos y lecturas, otorgando un aire increíblemente post-moderno a una película que nunca se terminó y que arrancó en 1970.
The Last Picture Show
Resulta increíble, imposible, lo cercano que está el resultado final de 'Al otro lado del viento' al sentimiento formal y al método de negocio que propone la plataforma.
Entre fotografía en 8, 16 y 35mm, a través de la avalancha multicolor de una de las líneas narrativas o del el granulado blanco y negro más intimista, la película de Welles parece un proto-biopic sobre la fórmula mágica del streaming que podría haber llevado por título 'Netflix: la película' en formato de pre-producción.
Más cercana a 'Fraude' que a 'La última película', el director de 'El halcón maltés' se rodea de la élite de una industria en decadencia, a punto de cambiar para siempre y un modelo de negocio que necesitaba oxigenarse.
Hollywood Babylonia
Proyecciones de bobinas de trabajo diario, productores encabronados con el resultado de sus inversiones en la pantalla, directores condenados al olvido y alianzas por intereses desembocan en un incómodo fin de fiesta condenado desde el primer minuto de metraje. Tanto en la película como "dentro" de la película.
De alguna manera, el proyecto era un grito de auxilio similar al que Lars von Trier ejecuta en la próxima 'La casa de Jack', un punto y final a una carrera de una manera tan abrupta como la del personaje de John Huston, Jake Hannaford, ese hombre chapado a la antigua que se empeñó en demostrar que podía innovar incluso en el último día de su existencia.
'Al otro lado del viento' peca de sobredosis de contenido y subtexto, pero es el precio que había que pagar por resucitar un proyecto que estaba muerto y enterrado por un sinfín de razones y que debemos recibir con los brazos abiertos.
A modo anecdótico, comentar que al igual que la propia película de Welles, su más que interesante making-of permanece oculto... en el menú de la propia película, dentro de la sub-categoría "tráilers" de la misma. ¿Es posible ser más meta?
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