'Al Margen de la Vida' ('Flesh and Fantasy', 1943) narra tres historias de corte sobrenatural en las que el destino y las obsesiones personales tienen vital importancia. En la primera, una mujer no muy agraciada físicamente recibe una máscara que la convierte en una bella dama, en la segunda un hombre recibe el augurio de que cometerá un crimen, y en la última un famoso trapecista sueña con su propio final.
Recientemente llegó a mis manos el DVD de 'Al Margen de la Vida' (salió aquí a la venta el 23 de abril) y fue de esas ocasiones en que empiezas a informarte sobre la película y piensas "¿cómo es que no la he visto ya?". Sobre todo, me llamó la atención ese toque sobrenatural que tienen las tres historias, centradas dos de ellas en el destino, concepto que también me resulta interesante, y, dentro del reparto, la presencia de Edward G. Robinson, una de esas estrellas de cine clásico que más me entusiasman.
En apenas 90 minutos, que se pasan volando, el cineasta Julien Duvivier nos cuenta cuatro historias, una realista y tres fantásticas, sacadas de un supuesto libro, repitiendo la estructura de 'Seis Destinos' (1942), otra película formada por episodios. 'Al Margen de la Vida' comienza con dos hombres, dos amigos, uno de los cuales le cuenta al otro que por culpa de una mujer que le leyó su destino se siente inseguro y nervioso. El otro se ríe y le trae un libro donde hay historias como la suya, cuentos con un ligero toque mágico cuyas moralejas pueden tranquilizarle.
Duvivier toma tres relatos (de Ellis St. Joseph, Oscar Wilde y László Vadnay) como base de sus tres cuentos fantásticos y los rueda de forma maravillosa, dotando a la película de un lirismo y un halo de misterio que te enganchan a la pantalla. La fotografía es una de las mejores armas de un film que crece por momentos, a pesar de tener una estructura de episodios, lo que en un principio podría llevar a pensar que es un título irregular. Nada de eso. La película te atrapa de principio a fin.
Es también destacable el retrato que hace de los seres humanos, inseguros y débiles, hormigas que temen ser aplastadas por algo superior. Nos presenta como individuos temerosos ante lo que el futuro puede depararles, aunque haya sido todo producto de un sueño. Es muy divertido el desenlace de la historia "real", porque representa lo que muchos sentimos fuera de la pantalla; al menos yo me vi representado, siempre niego ese tipo de cosas pero luego descubro que sigo algunas casi sin darme cuenta.
Evidentemente, el contar con un reparto estupendo ayuda al director francés a conseguir una película de recomendable visionado, imprescindible para los amantes del cine clásico y del cine fantástico (clásico, moderno, el que sea). Antes he destacado a Edward G. Robinson, pero como habréis visto en el cartel, hay otros nombres igualmente prestigiosos. Charles Boyer y Barbara Stanwyck, entre otros, protagonizan el tercer capítulo del libro que "leen" los dos señores del principio.
En cuanto a mi valoración de las tres historias fantásticas, debo decir que mi admiración hacia Robinson y el toque negrísimo que tiene el relato de Wilde me hacen decantarme por esa historia, la segunda. El protagonista de maravillosas películas como 'Hampa Dorada', 'Perversidad', 'Cayo Largo' o 'Cuando el Destino nos Alcance' borda su oscuro personaje, el cual tiene la divertida característica de desdoblarse en dos personalidades, por lo que al actor lo vemos a menudo doblemente, como el sujeto y como la representación física de su conciencia. Un hombre le lee la mano, después de hacer lo mismo con otras personas y acertar en todos sus pronósticos, y le dice que cometerá un asesinato. ¿Cómo os lo tomaríais vosotros?
Las otras dos historias son igualmente interesantes, por supuesto, con detalles extraordinarios. En la primera, la mujer que interpreta a Betty Field está enamorada del personaje de Robert Cummings, pero éste no se fija en ella; un misterioso hombre le dará una máscara con la que la mujer será bella durante un corto período de tiempo... hasta las doce de la medianoche. El único inconveniente de este capítulo es que la actriz protagonista es demasiado guapa para el papel que interpreta, perjudicando un poco, en mi opinión, la credibilidad del drama que le afecta.
El otro, el último, como he dicho lo protagonizan Boyer y Stanwick. Es quizá el más completo, porque tiene de todo, y la pareja está genial, se compenetran perfectamente, la química es estupenda entre ellos, pero creo que Duvivier no maneja del todo bien el suspense en este episodio. Me refiero a la parte en que el trapecista "borracho" tiene miedo porque cree que va a caerse, cumpliendo con su sueño. Más que suspense, provoca desesperación en el espectador, está mal resuelto. Pero bueno, es sólo un pequeño bajó en una historia que tiene momentos magníficos y un desenlace tan sorprendente como contundente.