Martin Scorsese fue uno de los primeros americanos en alabar el trabajo del surcoreano Hong Sang-soo. “Para mí, hay algo muy interesante en las películas de Sang-soo —decía en el vídeo introductorio que hizo para una de las ediciones de ‘La mujer es el futuro del hombre’ (‘Yeojaneun namjaui miraeda’, 2004)—, tiene que ver con su sentido maestro de la narración. En cada una de las películas que he visto, todo comienza de manera modesta pero luego las cosas se pelan como si fueran una naranja".
A pesar de contar con una dilatada trayectoria como director y guionista de cine, Hong Sang-Soo solo ha estrenado dos películas en España. Mientras que el principal reclamo comercial de la primera —titulada ‘En otro país’ ('Da-reun na-ra-e-suh', 2012)— era Isabelle Huppert, a la segunda no le ha hecho falta tirar de ninguna estrella para brillar por sí sola.
Hong Sang-Soo y sus curiosas fórmulas
Estoy hablando de ‘Antes sí, ahora no’ (‘Ji-geum-eun-mat-go-geu-ddae-neun-teul-li-da’, 2015), un filme que consiguió ganar tanto en Locarno como en Gijón los premios a la Mejor Película y a la Mejor Interpretación Masculina para el actor Jung Jae-Young.
Las películas de Sang-soo suelen estar pobladas por personajes aparentemente sencillos, a menudo un hombre y una mujer. El hombre, que suele ser bastante tonto, no puede evitar sentirse incómodo estando cerca de la mujer de la que irremediablemente se enamora. Las escenas, en las que abundan momentos de cotidianidad como comer, beber (mucho) o pasear, suelen acabar siguiendo el mismo patrón: el hombre revelándose como lo que realmente es: un tipo patético, egoísta y espeluznante.
No suena interesante así leído, pero al ver la situación rodada con su particular estilo y con sus formas narrativas visuales, realmente funciona, porque son las fórmulas que utiliza las que consiguen convertir sus películas en un hechizo visual. En mi opinión, eso le convierte en uno de los grandes cineastas del cine moderno.
Una película con dos finales
‘Ahora sí, antes no’, que es su 17º trabajo como director (y guionista), es un claro ejemplo de su talento. En este filme utiliza esquemas argumentales similares a los anteriores: Ham es un director de cine (Jung Jae-Young) que viaja a Suwon para promocionar una de sus películas. El problema es que ha llegado un día antes de lo previsto por lo que sale a dar una vuelta durante la que se encontrará con una joven pintora (Kim Min-ji), de la que se prendará de inmediato.
La particularidad del filme es que es dual, es decir, está dividida en dos actos. En este primer encuentro el personaje del director se comporta como un estúpido con la chica y la cosa acaba como el Rosario de la Aurora. Sin embargo en el segundo acto de la cinta, volvemos a ver los títulos de crédito, es como si la película empezase otra vez: los mismos personajes, el mismo inicio, la misma historia… bueno, la misma exactamente no.
En esta segunda parte vemos cambios muy leves pero de vital importancia: mientras que el personaje femenino se mantiene en la misma posición durante las dos secuencias del filme, limitándose a reaccionar ante las palabras de Ham, observamos una variación sutil en el comportamiento de éste. Al final, este segundo relato, tan increíblemente parecido al primero, acabará teniendo un desenlace completamente diferente al primero.
'Ahora sí, antes no', una reflexión sobre las relaciones humanas
Con fina lucidez, lo que Sang- soo nos propone es una profunda reflexión sobre cómo unas minúsculas variaciones pueden transformar la percepción de un sujeto ridículo en sujeto más o menos decente. A través de una historia sencilla, honesta y con un cierto toque de humor, es capaz de darnos una lección moral sobre el modo en que entablamos relaciones con los demás.
Además, ‘Ahora sí, antes no’ supone una mirada sincera y una profunda introspección de su director sobre el ejercicio de hacer cine. No es la primera vez que Sang-soo introduce la figura del cineasta en sus películas, de hecho es algo que hace de manera muy recurrente... ¿cuánto habrá de él en estos personajes?
Rodada con cámara digital, sorprende sobremanera el uso alterno que hace entre el plano fijo y el zoom (otra de las fórmulas que han pasado a convertirse en una de sus señas identidad) con el que consigue subrayar ciertas situaciones. Los planos son cercanos, luminosos y muy cálidos salpicados constantemente de colores naranjas y verdes. En ellos no solo se puede observar la preparación de un guión sólido, también es apreciable las grandes dosis de improvisación, naturalidad y espontaneidad.
Lo mejor: Sang-Soo se repite, pero con éxito. La versatilidad de Jung Jae-Young. Lo peor: Hay una escena durante el segundo acto en la que Jae-Young habla con las amigas de la pintora. Aún me estoy preguntando si era necesaria...Supongo que así es el humor surcoreano.
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