'Penny Dreadful', 'The Strain', 'El alienista', 'American Gods'... Estos son sólo algunos de los grandes títulos para la pequeña pantalla a los que nuestro Paco Cabezas ha aportado su granito de arena desde el asiento del cineasta en su periplo Norteamericano. Una aventura que arrancó en 2014 de la mano del mismísimo Nicolas Cage en el largometraje 'Tokarev' y que culminó el año siguiente con la divertidísima y refrescante 'Mr. Right'.
Cinco años después de saltar el charco, el director vuelve a su Sevilla natal para firmar su tercer largometraje de producción española tras 'Aparecidos' y 'Carne de Neón' bajo el título de 'Adiós'; brindándonos un thriller de venganza en clave cañí que reafirma con nervio, destreza y una calidad cinematográfica incontestable, el gran momento que está viviendo el género patrio contemporáneo.
De este modo, 'Adiós' se une a la estela de cintas como 'Celda 211', 'La isla mínima' o 'Que Dios nos perdone' —por poner un puñado de ejemplos—; recogiendo entre sus fotogramas una notable combinación de fondo y forma que, en el caso que nos ocupa, recorre sin escatimar en crudeza e intensidad el proceso del duelo y las relaciones paternofiliales en un ambiente urbano desolador.
El regreso por todo lo alto del hijo pródigo
Localizada en las zonas más marginales de la capital andaluza, la película desarrolla su discurso bajo la apariencia de un sórdido ejercicio de suspense y crimen que no sólo resulta efectivo en el desarrollo de su trama y en la sucesión de unos giros que invitan a verla sentado al borde de la butaca; también brilla resplandeciente tanto en sus pasajes entregados plenamente a la acción como en los más íntimos.
Gran parte de responsabilidad de todo esto recae sobre los hombros de un Cabezas que demuestra la gran verdad que esconde el dicho que afirma que la experiencia es un grado, articulando una puesta en escena precisa y vibrante que encuentra su máximo exponente en la brutal secuencia de la redada a las 3.000 viviendas; montada en paralelo a tres bandas y poseedora de un trabajo de cámara y montaje impecables.
Pero espectáculos aparte, si 'Adiós' también triunfa en su vis más dramática es gracias a un reparto excelente en el que brillan los nombres de Carlos Bardem, Ruth Díaz, Vicente Romero y, por encima de todo, los de Natalia de Molina y un Mario Casas que continúa cerrando bocas y rompiendo esquemas a cada nuevo papel con un mínimo de sustancia que interpreta.
Con un alma andaluza inconmensurable, una factura técnica y artística a la altura de las circunstancias y una narrativa absorbente y, por momentos, asfixiante, 'Adiós' se eleva como una de las mejores apuestas del cine español de este 2019, y como una compañera ideal para disfrutar de una sesión doble impagable junto a la 'Quien a hierro mata' de Paco Plaza.
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