‘Clerks II’: La segunda mejor película de Kevin Smith

‘Clerks II’: La segunda mejor película de Kevin Smith
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Después de una película demasiado “friki” hasta para sus fans más radicales, ‘Jay y Silent Bob contraatacan’, y una blanda y conservadora comedia familiar, ‘Jersey Girl’, que caía hasta en el tópico de “papá nunca vino a la función del cole”, Kevin Smith se hallaba en una encrucijada. ‘Clerks II’, sin duda, es la mejor forma de recuperar la atención y los seguidores perdidos. Muchas son las expectativas levantadas con esta película. ¿Las cumple Kevin Smith? Casi…

En primer lugar, cabe decir que ‘Clerks II’ tiene más de un diálogo memorable y más de un chiste gamberro que, a buen seguro, van a ser recordados. Por ejemplo, la discusión sobre qué trilogía es mejor, si la de ‘El Señor de los Anillos’ o ‘Star Wars’. O el políticamente incorrecto debate sobre si llamar “esclavo de mierda” a alguien es o no racista. Frases lapidarias y humor irreverente que consiguen sostener una película de ritmo irregular. Por supuesto, unos entrados en kilitos Brian O’Halloran y Jeff Anderson siguen teniendo la misma química que en la primera parte.

El problema viene por el lado de la construcción de la historia y por el personaje de Rosario Dawson. ‘Clerks’ era una inteligentísima sucesión de anécdotas muy hábilmente enlazadas para concluir con una concisa y contundente reflexión acerca de dos personajes incapaces de tomar las riendas de su vida. En esta segunda parte, los personajes siguen siendo dependientes once años después, y la trama central son los esfuerzos del protagonista, Dante, para intentar cambiar de vida. Ese cambio de vida consiste en irse a Florida con su novia mientras los papás de ésta les pagan un piso y ponen a Dante a trabajar en un negocio de lavado de coches. El problema no sólo radica en lo poco atractivo de esta perspectiva — y de su novia, Jennifer Schwalbach, esposa del director en la vida real — sino que, además, vemos que Dante y su jefa, Rosario Dawson, tienen una extraña historia sentimental detrás.

La química entre Brian O’Halloran y Rosario Dawson es nula. Esto podría ser hasta perdonable, a pesar de su falta de verosimilitud, pues sabemos que el nombre y el tremendamente buen aspecto de la actriz eran una baza de la que no podía prescindir Smith si quería atraer público a la taquilla con algo más que la fama de la película original. El problema radica en que Kevin Smith, al igual que en los peores momentos de ‘Persiguiendo a Amy’, se mete en larguísimos y profundos diálogos terriblemente sobreexplicativos. El ritmo se para, el tono de comedia se pierde y Kevin Smith, como cualquier guionista torpe, se dedica a hacer explícitos los conflictos dramáticos. Todo dura el triple de lo que debería y uno se pregunta dónde está aquel Kevin Smith que, disfrazado de “Bob el silencioso” en la primera parte, era capaz de resolverlo todo con una frase lapidaria. En fin, parece ser que esto es lo que entiende Kevin Smith por “madurez”, y que la nefasta herencia de ‘Persiguiendo a Amy’ y ‘Jersey Girl’ se deja notar en la película que ahora nos ocupa.

Pero tampoco debemos ser tan duros. ‘Clerks 2’ nos cuenta la historia de dos personajes que, once años después, no han conseguido hacer nada con sus vidas, y esto, por fuerza, tiene que notarse. La ligereza de ‘Clerks’ ya no es repetible. Si se quiere algo parecido, mejor ver ‘Marchando…’, una película deudora de ‘Clerks’ de la que ya os hablé, ubicada en una hamburguesería (escenario, donde, curiosamente, tiene lugar ‘Clerks 2’ ¿homenaje al homenajeador?). Dicho esto, los diálogos “profundos” ni son tantos ni hunden tanto la película. Incluso, en ocasiones, Kevin Smith logra quitar melodramatismo a muchos momentos ubicándolos en escenas delirantes o redondeándolos con chistes francamente buenos. Más aún: si hubiese durado la mitad, la escena de discusión final entre Dante y Randal está llena de aciertos, reflexiones interesantes, y da la clave para disfrutar ‘Clerks 2’: una comedia romántica gay (Brian O’Halloran y Jeff Anderson se quieren más que cualquiera de los dos y cualquier chica) donde el personaje de Rosario Dawson es un absoluto e impostado postizo. El problema es que parece que, para el director de ‘Jersey Girl’, la madurez sólo puede venir por el camino del matrimonio y la paternidad. E igual que dije esto sobre Eduardo Noriega al escribir acerca de ‘Alatriste’, lo tendré que decir sobre esta impresionante mujer: menudo sacrificio casarse con Rosario Dawson.

Y sí, sé que esto es meterme en cuestiones ideológicas de cada uno, y que Kevin Smith tiene pleno derecho a pensar de forma muy conservadora —que lo es, aunque adorne de chistes frikis sus proclamas—. El problema llega cuando ese conservadurismo te lleva a tomar decisiones de guión torpes, postizas, que frenan el ritmo y que te hacen querer esperar el próximo momento en el que Jay, Silent Bob o Randal hagan una cafrada nueva.

El balance final, en definitiva, es positivo. Kevin Smith ha hecho su segunda mejor película y, quitando a Rosario Dawson, ha escrito la mejor y más cariñosa puesta al día posible para sus míticos personajes. La secuencia final, a buen seguro, emocionará a todos los que, en su día disfrutamos con ‘Clerks’. Aún diría más: me extrañaría que no se produjese un gran aplauso, como también lo merece la divertida escena inicial. ‘Clerks’ era una película única que no volverá, aunque era cierto que merecía estar entre los films más sobrevalorados de la historia del cine, pero ‘Clerks II’ es lo que se llama envejecer dignamente.

Se pueden ver pósters, tráilers, fotos provocativas de Rosario Dawson y mucha más información que se ha publicado en Blogdecine sobre 'Clerks' y 'Clerks II' en este enlace.

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