Hugh Jackman está conduciendo un camión y escucha algo así como country pero un pelín más suave y dulce y yo diría que es AOR, así se abre esta película y aparece un poco canallita, con ese rollete de las apuestas, que no te puedes fiar tu ya de un tío que apuesta dinero pero luego dice oye que mañana te lo devuelvo. No te lo va a devolver. Huirá. El caso es que el tío apuesta con su robot que le va peor que la Sega Saturn de algunos desvanes abandonados.
A estas alturas. Lleva barba de dos días, es un crápula. Cualquiera diría que ha salido de ‘Duro de pelar’ (Every way which loose, 1978). Lo digo por su parecido físico con Clint Eastwood, aunque a diferencia de Eastwood, que fue siempre un actor que escogía unos vehículos que prolongaban su figura al tiempo que le dio pronta importancia a su carrera como cineasta, Jackman si que se ha ocupado de labrarse una carrera con varios registros y con una inclinación nutritiva, sobre todo para su cuenta corriente, a películas de Oscar (próximamente tiene que previsto hacer de Noé y un musical basado en ‘Los Miserables’).
Hugh Jackman tiene un robot y un hijo y hasta tiene a Evangeline Lilly pretendiéndole. Que ya es más de lo que tenemos todos nosotros. Me encantan las películas de Hollywood, de este Hollywood salido de los años ochenta y de las reinvenciones industriales tamizadas por la tentación de abrir una franquicia (cada película más o menos grande no puede ser adulta, tiene que ser una puta fábrica de juguetes y licencias) y no en verano solamente, joder, hay que abrir una franquicia CADA TEMPORADA.
Los oigo gritar y no son los lobos sino a las grandes reuniones de negocios de los estudios.
El CASO es que Hugh Jackman TIENE que ganar su último combate. ¿Como una película de boxeo? Mmmmmm….no. Esto no es ‘Más dura será la caída’ (The harder they fall, 1958) y se parece un poco a la película del orangután pero con un robot. Que es menos gracioso que el orangután. ¿Entonces a qué se parece?
Ah sí. Se parece a ‘Campeón’ (Champ, 1979), aquella película en la que Jon Voight hacía de boxeador ex-alcohólico que quería recuperar a su esposa y el amor de su pequeño. Jon Voight era un hombre que en los años setenta caía en desgracia, joder, estaba todo el puto rato cayendo en desgracia ¿no? SE fue a Vietnam y no veas con ‘El regreso’ (Coming Home, 1978), se fue al campo y joder, la ‘Defensa’ (Deliverance, 1978) le falló (de las grandes lecciones de esa película hablamos otro día).
Hostia puta, es que Jon Voight era un perdedor, TODO LO QUE QUERÁIS, pero ¿quién le esperaba? Jane Fonda y Faye Dunaway. Los caminos de Hollywood son maravillosos. Estaban las dos muy guapas, porque en el cine de los setenta todavía podían estar guapas sin parecer salidas de un anuncio de Fructis de Garnier. Lo llamábamos actuar, ahora es más bien el acto de presencia el que cuenta.
También se parece esto a ‘Yo el Halcón’ (Over the top, 1987) en la que Sylvestar Stallone cuidaba de un chico, su pequeño hijito, mientras los dos superaban la muerte de su mujer y Stallone se redimía echándose un pulso. En serio. Un pulso. Echarle un pulso a la vida, etcétera. Me lo ha recordado un lector ahí abajo.
El caso es que Hugh Jackman, que está increíblemente guapo con su barba de dos días, tiene que recuperar a Evangeline Lilly, que si no ha salido de una isla en la que hay carambolas estupendas pues entonces, quéseyo, ha salido de un anuncio de L’Oreal, no? Porque cada vez que aparece no lo entiendes.
No entiendes como Hugh Jackman puede estar sufriendo, siendo un perdedor, joder, como tampoco entendiste como Jeremy Renner se fue a la guerra cuando estaba ‘En tierra hostil’ (The Hurt Locker, 2009). ¿Cómo te vas a ir a la guerra si en tu casa está Evangeline Lilly cuidando de tu chico? Te está fallando el arma, hasta en andaluz puedo decirlo, el arma, el arma.
Vuelvo a la película, sí. Caviaro fue generoso y prudente y Zorrilla me lee algunos de los pensamientos.
Evangeline Lilly, descubro, no es la exmujer. ¡La exmujer ha muerto! Hugh Jackman fue un boxeador (solamente se explica que esté canallita, pero TAN rematadamente cachas: es la lógica del moderno blockbuster, ¿no? Que fue un BOXEADOR desde hace años) y el padre de Evangeline Lilly era SU MAESTRO. Pero como esto es para todos los públicos, el que se va a redimir es UN ROBOT. Un robot llamado ATOM.
Por supuesto, Evangeline Lilly es SU AMIGA DE LA INFANCIA. Que ahora lleva el gimnasio de su padre. ¿Dónde están esas supermodelos llevando negocios en vuestro barrio porque eráis amigos de la infancia y esperan encontraros, canallitas pero como listos para una redención sencilla? Hugh Jackman está demasiado atractivo como para que nos preguntemos por la evidente diferencia de edad que hay entre ambos y lo perturbador de la amistad entre un adolescente hormonal como Hugh y una niña con la cara de Evangeline, así que lo dejaremos en que vale.
Evangeline Lilly dejó la ESO, no quiso ser modelo de alto standing y, lógico, qué haces en esas circunstancias.
LLEVAR EL GIMNASIO DE TU PADRE ADORNADO POR CONTRALUCES FANTÁSTICOS.
Y el chaval, me refiero al hijo de Hugh Jackman, está huérfano, pero está con unos TÍOS SUPERRICOS. Son repelentes. No son americanos, son ricos y miran a Jackman con cara de eres mucho menos que un canallita (¿eso le duele en el alma, sabéis?). Entonces Hugh Jackman lo nota ¿entendéis? Él está ahí, siendo un canallita, con sus cervezas en el camión y su musculatura en acción, pero QUIERE ser un buen padre. No os preocupéis: Evangeline Lilly, su personaje se llama Bailey, se lo dice. Y el tío joder, no gana los últimos asaltos, pero sí el difícil combate de la vida.: el corazón de su hijo (a estas alturas no podía reírme, os juro que estaba alucinando con el ARCO dramático de la peli).
Me refiero al ROBOT MALO que está controlado por JAPONESES. Indudablemente, es la idea más memorable de la película: que los japoneses se enfadan controlando aparatitos. También me parece especialmente obsceno que un robot llamado ATOM le arree a uno japonés. Cosas de la Historia ¿eh? Bueno, al final Atom no gana. En ese caso, esto es de ‘Rocky’ (id, 1976). Pero da igual, porque la peña ha visto que el robot del canallita puede darte lecciones ¿Eh? Y el canallita, esto es importante, ha descubierto que puede ser un padrazo controlando un robot gigante que ayude a facilitar sus catarsis dramáticas mediante una versión descafeinada de lo que previamente habría sido un drama deportivo con un arco dramático menos ridículo y enmarcado en el cine negro.
Al parecer, esto está basado en un relato de Richard Matheson que alguna vez fue episodio de la Twilight Zone, pero no sé si os habéis dado cuenta que el resultado es otro. Agradezco a Shawn Levy que al margen de lanzar guiños muy poco discretos a ‘El gigante de hierro’ (The Iron Giant, 1999) pues ruede los combates con cierta precisión.
En fin, que en los gimnasios de esta película hay unos contraluces que lo flipas. Están todos tan guapos. Y hay peleas y suenan músicas conmovedoras y al final pues, no tengo ni la más remota idea de cual va a ser la próxima franquicia pero espero que vuelvan a hacer películas de Clint Eastwood y su orangután.