‘Absolutamente todo’ ('Absolutely Anything', 2015) es un continuo goteo de promesas fallidas. Lo primero que me llamó la atención del proyecto fue que iba a reunir de nuevo a los Monty Python en la gran pantalla tras más de 30 años después de su última colaboración en ‘El sentido de la vida’ (‘Monty Python's The Meaning of Life’, 1983). En el filme que nos ocupa participan poniéndole voz a una raza de alienígenas malvados.
Supone también el regreso a la dirección de Terry Jones —¿cómo olvidarse de 'La vida de Brian' ('Life of Brian', 1979)— al mundo del largometraje después de casi dos décadas, lo último que hizo fue 'Viento en los sauces’ (‘The Wind in the Willows’, 1996). Por otra parte, despertó mucho mi curiosidad el hecho de que éste supusiera el último trabajo realizado por el carismático Robin Williams, que aquí pone la voz al perro del protagonista.
Los alicientes de 'Absolutamente todo'
'Absolutamente todo' tiene, en principio, mucho a su favor, incluyendo una entusiasta actuación protagonista realizada por Simon Pegg. Pero se queda en eso, una propuesta que a Jones le rondaba en la cabeza desde hace tiempo y que ni reuniendo a su antiguo equipo ha sido capaz de levantar. Así que fans incondicionales de los Monty Python, no esperéis grandes cosas de esta película.
La premisa del filme —que como dice mi compañero Mikel en su crítica recuerda a ‘Como Dios’ ('Bruce Almighty', 2003) o incluso a otras cintas como 'Click' (2006)— es muy simple y es capaz de generar una gran cantidad de situaciones cómicas, hasta el punto de que puede resultar incontrolable… y efectivamente Jones no sabe muy bien cómo manejar toda la rareza y la payasada que contiene la película, así que al final acaba por resultar decepcionante en “absolutamente todos” los niveles.
El argumento nos sitúa en la década de 1970, años en el que se lanzó un satélite al espacio en una misión para “compartir amistad con zonas desconocidas de la galaxia”. Cuando éste es recibido por el Consejo Intergaláctico de Seres Superiores (los Monty Python, bueno, sus voces), la coalición alienígena decide poner a prueba a la humanidad para ver si merece o no continuar habitando el Planeta Tierra.
Mediante una elección al azar, conceden poderes divinos a Neil (Simon Pegg), un descontento maestro de escuela que vive con su perro Dennis. A partir de ese momento, el Consejo Intergaláctico tendrá que ver si Neil es capaz de utilizar sus poderes para hacer el bien y no el mal. Os podéis imaginar lo que viene después.
¿Dónde está el humor de los Monty Python?
Jones y el coguionista Gavin Scott tampoco se han comido mucho la cabeza a la hora de elaborar un guión que resulta escaso de significado, totalmente predecible y bastante mal hilado. Incluso parece que su principal objetivo es hacer del filme algo con un ritmo lo suficientemente rápido como para no permitirnos pensar demasiado durante los 85 minutos que dura. Pero donde más corre Jones es durante el primer acto, en el que apenas se detiene para establecer una caracterización y un desarrollo decentes de los personajes.
No se acaba de entender hasta más tarde la relación que hay entre él y su vecina Catherine (Kate Beckinsale) primeramente porque el director decide lanzar a Neil (Pegg) a la aventura muy precipitadamente, y por otra, porque la actuación de Kate Beckinsale es meritoria de un Razzie. Por no hablar de la química absolutamente nula que ambos actores tienen en pantalla o de ciertas tramas que se inician y que no tienen ni pies ni cabeza.
'Absolutamente todo' es una película que, según el día que tengas te puede resultar simplemente entretenida… o dejarte con un fuerte dolor de cabeza tras el esfuerzo que supone contemplar como a Jones se le va la situación de las manos por momentos, intentando resultar gracioso con con unos chistes bastante malos a la vez que lucha por encontrar un final adecuado para una cinta sin apenas estructura que pocas veces consigue alcanzar las risas que nos prometía.
Y lamentablemente ni con el final aciertan, porque el sentido moral que contiene no le pega nada al conjunto y resulta demasiado tarde para ponerse serios. Sin dudar de las buenas intenciones del proyecto, he de decir que no queda mucho del verdadero humor de los Monty Python en este filme muy alejado de sus capacidades reales.
Lo mejor: Algún que otro gag se salva de ser desastroso. El empeño de Simon Pegg. Lo peor: Kate Beckinsale está totalmente desperdiciada con una actuación que ni ella se cree.
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