Ya decía yo que lo de la pequeña Madeleine parecía un guión de ficción. La historia que Ben Affleck cuenta en ‘Adiós, pequeña, adiós’, su opera prima como director, se inicia con el secuestro de una niña muy similar en aspecto y edad a la hija de los McCann (en la foto de la derecha), y que además se llama Madeline O'Brien (en la foto de la izquierda). No es de extrañar que el suceso le hiciese pensar si su estreno era oportuno y que finalmente decidiese retrasarlo en el Reino Unido, aunque aquí nos llegará el miércoles, 31. Así que lejos de el acto de oportunismo que podría parecer, la coincidencia puede perjudicar a los creadores del film.
Pero incluso más que a esta historia truculenta, ‘Gone Baby Gone’ me recordó durante su visionado a ‘Mystic River’ y eso que no sabía que estaba basado en una novela del mismo autor, Dennis Lehane. Ahora todo cobra sentido.
El mayor de los Affleck demuestra que situarse al otro lado de la cámara no ha sido un capricho de estrella, sino que vale para ello. Su labor está resuelta con una enorme solvencia y tanto el aspecto genérico del film, que atañe a la realización y al diseño de producción, como la dirección de actores están acometidos con elegancia y destreza. La historia que se cuenta es algo convencional y, a pesar de ello, Affleck sabe dotarla de puntos de originalidad. Consigue sus mejores momentos cuando se acerca al final de la cinta. Hacia la parte media, hay tramos en los que se hace un tanto larga y en los que se podría llegar a pensar que hay varias secuencias que sobran, sin embargo, en el desenlace, se comprueba que todo era necesario. La estructura resulta ligeramente extraña, con varios falsos finales y con instantes algo muertos y, sin embargo, es esta sensación de que el autor va divagando, perdido en la historia que quiere contar y sin saber avanzar, la que hace que las sorpresas le funcionen y nos las traguemos. Si todo hubiese estado construido más correctamente, en seguida habríamos sospechado de la verdadera solución del misterio. ¿Le ha sonado la flauta o lo tenía todo pensado? No lo sé, el caso es que le ha salido bien.
Como decía, los actores son uno de los elementos más potentes de la película, en especial Ed Harris. Pero está tan impresionante que no sé si llega a resultar exagerado. Sus gritos y cabreos se sitúan sobre una fina línea entre la interpretación merecedora de premio y la sobreactuación. Casey Affleck, precisamente por tener cara de no haber roto un plato, logra un personaje muy interesante, que siempre mantiene la capacidad de sorprender, pero sin resultar inverosímil. Morgan Freeman aparece sólo en dos momentos y no es quien más aporta a la película, pero como tiene que estar en todo, pues aquí lo tenemos. Amy Ryan, en el papel de la madre de la desaparecida, está magnífica. En la parte negativa, citaría a MIchelle Monaghan, pero no porque actúe mal, sino porque le han dado un personaje de derribo, que no pinta nada, apenas habla salvo para provocar enfados matrimoniales y estorbar a su pareja.
Y sobre la posible exageración de la actuación de los actores iría el siguiente comentario: durante esa parte media de la película que mencionaba antes, las escenas se hacen algo repetitivas entre sí, no porque cuenten lo mismo, sino porque todas son conversaciones muy largas en las que los personajes fanfarronean, amenazan, sueltan tacos o frases sarcásticas y chulescas. Esto está muy bien hecho, tanto de guión como de dirección, es decir: estos diálogos están muy bien escritos, el tempo en su plasmación en la pantalla es muy bueno, la tensión se ha sabido reproducir y los actores están creíbles. Pero da la sensación de que Ben Affleck ha visto que le salen tan bien que ha abusado de este tipo de secuencias y, además de que las hace en demasiadas ocasiones, las pone todas seguidas. O quizá es que los actores han querido tener sus momentos de lucimiento y el director no se ha atrevido a eliminarlos para que ninguno se sintiese ofendido. Y si es eso, entonces, me podría ofender a mí, pues el contar una historia o el realizar una película nunca tendría que supeditarse a que sus intérpretes queden contentos, sino que son los actores los que tendrían que estar al servicio de lo que se narra.
Además de este posible motivo, el exceso de estos diálogos se percibe como un intento de recalcar el drama y el dilema por el que pasa el protagonista para que al espectador no le quede ninguna duda del conflicto presentado. No llega a ser algo burdo y obvio, pero sí se acerca mucho a tratar como estúpido a un público que probablemente ya ha llegado a esa conclusión sin tanto recordatorio.
Como comentario sin importancia, diría que el tema de la pederastia ya está muy visto en el cine reciente, como había observado en alguna otra crítica. En esta película está (SPOILER) introducido para despistar, como muchos otros de sus elementos. Ya que al final no va a tener nada que ver (FIN DEL SPOILER), se podría haber prescindido de él pues está claro que sólo se ha incluido con el afán de elevar el sensacionalismo o porque a Lehane le obsesiona tanto que lo ha convertido en una constante en sus obras.
En fin, ‘Adiós, pequeña, adiós’ es una película que puede recordar a ‘Mystic River’ por el ambiente rural en el que se desenvuelve, por el estilo de sus personajes y porque el tema está relacionado con niños, pero que, sin ser en absoluto un mala película se queda por detrás de la de Clint Eastwood. ‘Gone Baby Gone’ está llena de momentos grandiosos muy bien llevados a cabo y con un final que sorprende. Las pegas que se le pueden buscar quedan en minoría con respecto a las virtudes que presenta y por ello, a pesar de no ser una obra maestra, nos podemos quedar con la conclusión de que no está nada mal para ser una opera prima. Una excelente carta de presentación para un director que comienza que nos podría hacer pensar que en trabajos futuros, los defectos encontrados aquí quizá se eliminen y que pronto podría rodar interesantes films. Quizá Ben Affleck se debería quedar a ese lado de la cámara.