"Mi objetivo es hacer feliz al mundo a través de la limpieza"
Con esta frase, que parece mentira que alguien haya dicho alguna vez, se presenta Marie Kondo, creadora del método KonMarie de organización y limpieza doméstica, en el nuevo reality de Netflix que con solo una semana de vida ya se ha convertido en la nueva obsesión de Internet.
Así, aprovechando el año nuevo, una fecha bastante propicia para los propósitos, Netflix puso a disposición de sus suscriptores '¡A ordenar con Marie Kondo!' ('Tidying up with Marie Kondo'), un reality de ocho episodios en los que la ¿coach? visita distintas casas norteamericanas para ayudarles a reorganizar sus pertenencias.
En el primer programa, Kondo nos presenta cómo su método trabaja clasificando nuestras pertenencias en cinco grandes grupos: ropa, libros, papeles, utensilios del hogar y objetos sentimentales. A partir de ahí debemos deshacernos de todo lo que no nos haga felices, reorganizarlos de manera "lógica" y deshacernos de todo lo demás. No sin antes haberles agradecido su servicio.
Después de esta presentación, cada programa tiene más o menos el mismo esquema: va a casa de unos, inspecciona el grado de desorden, y les enseña y ayuda a ejecutar su método: sacan toda la ropa del armario, reorganizan la cocina, los libros... escenas que son intercaladas por pequeños clips con los trucos de doblar y colocar cosas (que si las camisetas así, que si las sábanas asá, que si tales cuencos a la vista y otros al otro lado...).
La dieta milagro de la organización doméstica
Si os soy sincero, esperaba este programa algo más morboso. No al nivel escandaloso que nos podemos encontrar en otros realities, pero parte de mí necesitaba ver algo más de historias personales, de superación y sí, de conflicto emocional por deshacerse de objetos de gran valor sentimental.
En este sentido, '¡A ordenar con Marie Kondo!' es un reality demasiado blanco y superficial, mucho más formativo que polémico. Es más, a pesar de este carácter de ir a casas de diferentes personas, conocer sus historias y de intentar conectar con los objetos acumulados de manera emocional, se nota algo demasiado impersonal y frío.
Lo que no quiere decir que no podamos vernos reflejados en ellos. Sí, son gente con un cierto problema de desorden (sin llegar al "diógenes"), pero una casa "normal pero dejada" no está mucho más ordenada y organizada. Vamos, por lo menos la mía no es que sea un buen ejemplo. Por lo que en este sentido el programa está para, y es triste reconocerlo, gente como yo.
Claro, aquí la baza con la que cuentan es con Marie Kondo y toda su filosofía y el entendimiento de que nuestra casa es reflejo de nuestra vida y, por tanto, debemos colocarla para conseguir la felicidad. Es toda ella muy japonesa. En todos esos sentidos de educación, de expresión y de entender las cosas.
Esto unido a cierto componente místico (muy oriental, también) en el que vemos a Kondo "saludar" a la casa, despertar los libros (nunca podemos tener más de treinta) y dar las gracias a toda prenda que poseamos y de la que no vayamos a deshacer.
Lo fascinante es que, incluso siendo un formato bastante aburrido por cómo está realizado, '¡A ordenar con Marie Kondo!' ha logrado convertirse en el primer fenómeno del año y hacer que más de uno ande vaciando armarios, tirando ropa y papeles y siguiendo los consejos del método KonMarie.
Marie Kondo is destroying people's lives pic.twitter.com/NMDYecvoaQ
— Joshua Topolsky (@joshuatopolsky) 6 de enero de 2019
'¡A ordenar con Marie Kondo!' se puede ver en Netflix
Ver 2 comentarios